칠.

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El gran día

Jeno había quedado con Jaemin por la mañana, a las siete y media exactamente, en casa del menor. La hora de su performance era justo a las once, así que decidieron practicar un poco esa misma mañana para asegurarse de pulir algunos pasos que de vez en cuando se les escapaba.

Ya se encontraban juntos, en la misma sala que una y otra vez practicaron siempre que Jeno iba a su casa. Era más amplia que el salón de la suya, por eso siempre terminaban yendo al hogar de su menor. Practicaron una y otra vez, monitorizándose entre ellos y alegrándose de que les salía el baile como la última vez, y cuando se hicieron las diez, ambos se tiraron al sofá del comedor, secándose con las toallas que Jaemin siempre preparaba para los dos.

—¿Nos vamos a duchar y vamos hacia el estudio? —le preguntó Jaemin con la respiración alterada, recibiendo un asentimiento por parte de Jeno, el cual mostraba una sonrisa satisfecha—. Ve a ducharte primero, te espero. Iré preparando de mientras la ropa que tenemos que llevar.

El mayor se levantó sintiendo su cuerpo algo pesado, estirando sus brazos mientras bostezaba. Tenía algo de sueño porque la noche anterior no pudo dormir como le habían prometido todos a Taeil por los nervios que decidieron visitarlo cuando se acurrucó bajo las mantas de su cama. Aun así, no se encontraba demasiado cansado.

Tomó la esquina de su toalla para secarse el sudor persistente de su frente, girando su rostro para observar durante unos instantes la figura de su dongsaeng, cuya perezosidad lo obligó a hacer un poco el remolón y no levantarse del sofá. Advirtió la contemplación del pelinegro, y le devolvió la mirada ladeando su cabeza, expectante.

—Jaemin —terminó pronunciando con un tono tímido, el cual hacía días que Jaemin no había tenido la oportunidad de escuchar.

—¿Sí? —se mostró curioso, detallando cada movimiento por su parte; esa mano nerviosa que con sus uñas rascó su nuca, y esos labios que fueron mordidos momentáneamente por sus perfectos dientes.

—Gracias... por todo. —murmuró esbozando una pequeña sonrisa que mostraba casi todos sus dientes, acompañada por un adorable eyesmile—. Sin ti no lo hubiera logrado.

—No tienes que agradecerme, hyung —sus cerezos trazaron una amplia sonrisa, y se levantó venciendo su vaguería para quedar frente al chico.

—Claro que sí —contestó con firmeza, sin perder esas pequeñas pinceladas de timidez—. Sin ti no hubiera logrado llegar dónde he llegado. En serio.

—Eres un bobo —abrió sus brazos ofreciéndole un abrazo, y Jeno sonrió ampliamente sin dudar en acercarse y corresponderlo sonriendo de oreja a oreja—. Pero me alegra saber que te he ayudado tanto.

—Muchísimo —murmuró dándole un achuchón antes de separarse sin dejar de sonreír, deshaciendo a su menor por lo adorable que se veía sonriendo de aquella manera. Tan dulce y tan risueño—. Intentaré ducharme rápido.

—No hay prisa, Jeno hyung.

El mencionado se apresuró para dirigirse en el baño y así empezar a ducharse. En cinco minutos terminó saliendo de la ducha y se secó esmerado sus cabellos. Su mirada perdida viajaba por diferentes puntos de esa estancia, dejándolo helado durante unos segundos.

Mierda. La ropa.

Se rascó la nuca con fastidio y se rodeó la cintura con la toalla, abriendo la puerta de par en par, sólo dejando entrever su rostro.

—¿Jaemin? Me he dejado la ropa interior en la mochila, ¿puedes traerme también la ropa que tenemos que ponernos? —lo llamó mordiéndose el labio levemente, con un tono taciturno.

Looking at you ❜ ┊ jaeno _ nominWhere stories live. Discover now