II.

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- ¡Creo que este lugar es fantástico!- exclamó Beca cuando entró al salón vacío, posicionado justo en la mitad de la calle que llevaba al famoso edificio Empire State. Jesse venía por detrás, intentando seguir su paso, con su móvil en la mano derecha y un café en la izquierda.
Llevaban días recorriendo salones en venta, aprovechando la calidez de los primeros días del verano en Nueva York. Beca había sido insistente en eso de buscar un lugar para su nuevo local, y la idea estaba tan metida en su cabeza que no había nadie en el mundo que pudiera echarla atrás. Aparentemente, después de muchos días de búsqueda, eso era exactamente lo que estaba esperando: un lugar espacioso, con techo alto para darle la posibilidad al arquitecto para construir un primer piso, y la cercanía a uno de los lugares más famosos de la ciudad.
- El costo es bastante elevado.- comentó Jesse, revisando la carpeta que el dueño del lugar había dejado para ellos. Pero a Beca eso no le importaba.
- ¿Crees que es lindo?- preguntó, se giró para mirarlo a los ojos y él sonrió por su entusiasmo.
- Sí, es lindo.
- Haremos tantas cosas, esto quedará tal como lo imaginamos. Ya sabes, podemos poner la escalera por aquí.- señaló casi el centro del salón, y simuló una escalera con sus manos.- Y la cabina del DJ en algún rincón de arriba.
- Sí, Beca, pero debes hablar con el dueño y firmar el contrato primero.- le dió dos palmadas en su espalda y la bajó a la realidad.- Necesito que esté todo en orden antes de irme, no quiero dejarte con mucho trabajo sobre contratos y esas cosas.
- ¿Cuándo te irás?
- La semana entrante, así que debe ser rápido y en lo posible muy claro.
- Ya, lo sé. Hablaré con los contratistas hoy, y trataré de hacer los números esta noche para enviarte la carpeta con todos los detalles. Y puedas ir de vacaciones con tu novia sin problemas.- estaba burlándose de él, como siempre, pero Jesse nunca reaccionaba ante sus comentarios.
El muchacho había formalizado la relación con Aubrey poco después de su primera cita, y las cosas marchaban muy bien desde entonces. Beca no había visto en su amigo una relación parecida antes, y eso era algo que le agradaba de Aubrey, su forma de hacerlo sentir y de tratar con él. Tenían un viaje planeado a España, y él estaba muy entusiasmado por empezar su primera gran aventura con su novia.
- Aubrey cenará con nosotros esta noche.
- ¿Qué?- Beca se sorprendió y él sonrió. No había pasado tiempo con Aubrey nunca, sólo conocía de ella lo que su amigo le contaba, y se habían cruzado un par de veces cuando ella lo buscaba en el local para salir.- ¿Vendrá a nuestra cena semanal, y no me lo habías dicho? Gracias, amigo.
- Ey, creo que es tiempo de conocerla. Eres mi mejor amiga, casi mi hermana, y no has tenido tiempo de hablar con ella para saber cómo es o lo que piensa, siempre tienes una excusa para evadirnos así que decidí invitarla sin que lo sepas. O es que acaso estás nerviosa...
- ¿Yo? ¿Nerviosa? ¿Por qué habría de estar nerviosa?
- Ya sabes, por si menciona a Chloe y tienes que evitar la mirada.
- Ya, cállate.- pidió y siguió en su recorrido por el lugar.
Beca no había hablado sobre Chloe con él cuando ella se fue, había preferido guardar la identidad de quien llevó todos esos libros nuevos a su local, pero fue muy estúpido intentar engañar a Jesse sobre lo que en verdad le pasaba mientras leía "Rayuela", el libro que la misteriosa pelirroja había dejado para ella con miles de anotaciones de las que no había podido despegarse por semanas. Terminó contándole todo en una noche de películas, palomitas de maíz y el frío crudo de la ciudad. Jesse quería saber más, estaba desesperado por saber si la muchacha regresaría, pero tenía prohibido el preguntarle a Aubrey sobre ella, y aunque la intriga se apoderaba de él, respetaba el pedido de su amiga de no mencionar ni una sola palabra. Quizás tenía miedo de desilusionarse, y prefería vivir en esa especie de burbuja de enamoramiento, escribiendo frases del libro en diferentes notas que pegaba sobre las paredes de su departamento. Un departamento que iba a ser el lugar de la cena de esa noche, y recibiría a Aubrey Posen, la flamante novia de Jesse, y amiga íntima de Chloe Beale.
Chloe Beale... Ese nombre le sonaba musical, Beca no podía dejar de pensar en ella desde la última vez que la había visto y deseaba saber si a la otra le pasaba lo mismo, si su música le recordaba el beso que habían compartido antes de subirse a un auto con destino indefinido.
Preparó la cena para esa noche, pensó en lo bien que se le daba el pavo asado con verduras. El aroma que salía del horno y llenaba su departamento sólo confirmaba que esa era su especialidad, y se lo agradecía a su abuela por haberle dado todos esos tips que fue perfeccionando desde muy niña.
Jesse y Aubrey llegaron pasadas las nueve de la noche, la rubia se mostró alegre y agradecida por la invitación, sin saber, claro, que Beca no había tenido nada que ver en eso. Parecía amable, divertida y muy inteligente. Además fue muy atenta en llevar el postre, y un vino carísimo traído de California.
Jesse se veía contento porque ellas al fin podían compartir un momento juntas, porque de repente Beca parecía interesada en la conversación y se mostraba sincera al responder a cada una de las palabras de su novia. Ella era como su hermana y las cosas con Aubrey iban en serio, así que la idea de que pudieran ser amigas era importante para él.
Tuvieron una cena tranquila, hablaron de la vez en que Jesse y Beca habían cruzado sus primeras palabras sin pensar en todo lo que vendría después, y se animaron a compartir anécdotas ridículas que habían vivido en esos años en los que la vida parecía ser casi un juego. Su amistad era una verdadera historia cargada de risas y proyectos grandes, y eso parecía agradar a Aubrey, quién además de estar atenta y sonriente la mayor parte del tiempo, se animó a preguntar sobre todo lo que se le pasaba por la cabeza en el momento. Ella también tuvo su oportunidad de contar algunas aventuras de sus años de Universidad, donde había estado durante tres años hasta convertirse en abogada, pero curiosamente nunca había ejercido esa tarea específica y ahora se dedicaba a enseñar ciencias políticas en la Universidad. Era super inteligente, podía hablar de cualquier tema sin un gramo de duda en su cuerpo, pero no era altanera sino todo lo contrario, era muy sencilla. Eso hizo que la noche fuera agradable, tranquila, repleta de risas y charlas que pasaban de un tema a otro sin problemas.
La rubia se ofreció a ayudar a lavar las cosas antes de irse, pero Beca se negó rotundamente a aceptar esa propuesta, aunque no pudo lograr que ella saliera de su departamento sin levantar la mesa y llevar las cosas a la cocina. Y había debatido mucho tiempo en su interior si era correcto preguntarle por Chloe, aunque cada vez que pensó que debía hacerlo, algo la detuvo: el miedo a recibir una respuesta que no estaba preparada para escuchar. Habían pasado casi seis meses desde aquel encuentro, si la muchacha hubiera querido tener contacto con ella, lo habría hecho de alguna forma.
Aubrey paseaba por el lugar, mientras hablaba sobre la bonita decoración del departamento. Beca la observaba, no había notado la altura de la muchacha hasta que se vio obligaba a recibir su ayuda para sacar un vaso de la alacena superior en su cocina, y se preguntó si era más alta que Jesse, porque eso sería realmente divertido.
- ¿Vamos a ignorar el tema o vas a preguntar por mi amiga en algún momento?- Aubrey fue directa, tanto que provocó un gesto de total sorpresa y nerviosismo en su nueva amiga.
- Yo...- la más pequeña balbuceó, e intentó encontrar dentro de su cabeza las palabras exactas antes de decir algo más. Fracasó, como casi siempre que necesitaba decir algo inteligente para evitar momentos incómodos.
- Ella no me contó nada, si eso es algo que te inquieta. Fue Jesse el que sugirió que estarías interesada en Chloe.- "maldito Jesse" pensó Beca.
- Ella llevó un par de libros a nuestro local hace unos meses, hablamos, le conté que hago música y me pidió que cargara un pendrive con algunas canciones para su viaje. A cambio me regaló un libro.- Beca ocultó detalles, los más importantes quizás, y supuso (o quiso suponer) que Jesse también había dejado de lado esos detalles al contarle la historia a su novia.- Jesse puede ser muy exagerado a veces.
- Así que no estás interesada...-  un tono de misterio se apoderó de ella, que cruzó los brazos y miró a Beca con actitud desafiante.
- Es agradable, pero no la conozco más de lo que pudimos hablar esa noche.
- Es suficiente una noche para conocer a esa loca amiga mía.- el tono sugerente que usó dejó a Beca sin habla, y entonces la rubia reaccionó y empezó a reír.- Por Dios, no es lo que estaba intentando decir. Me refería a que ella es tan interesante y explosiva.
- Explosiva...- en ese momento Beca se animó a bromear también, y a Aubrey se le subieron los colores al rostro.- ¿Crees que volverá por aquí?
- Ella es un misterio, pero siempre está dando una vuelta por la ciudad para visitarme.
Jesse irrumpió en el lugar y ambas cambiaron de tema sin pensarlo, él lo notó pero no hizo comentarios porque supuso de qué se trataba todo ese misterio y, de alguna forma, disfrutaba mucho el saber que ellas habían encontrado un tema interesante del cual hablar. Él y Aubrey se quedaron sólo un momento más, pero antes de irse la rubia insistió en que la acompañaría a buscar la pintura adecuada para su nuevo local. Ella creía en toda la energía que los colores aportaban, y estaba encantada en ayudarla.
No había sido una mala velada. Aubrey era interesante, muy inteligente, pero además muy divertida, y eso agradó demasiado a una Beca que solía ser distante y un poco seria.
Cerraron el contrato unos días después, el lugar era completamente suyo, y ya tenía todos los planos para empezar a trabajar con el equipo de construcción. Debían agregar un escalera, y el piso de arriba no sería más que un lugar para la cabina del DJ y un par de mesas para ocasiones especiales.
Aubrey había sido de gran ayuda con la pintura, y también le había recomendado gente que pintara todo el lugar y lo dejara de maravillas, por supuesto luego de que terminaran de reformar cada cosa que Beca había soñado alguna vez. Por el momento sólo le restaba esperar que la gente hiciera su trabajo, y eso le llevaría algunas semanas.
Pasaba la mañana dando una vuelta a su nuevo local, y en la tarde atendía el café club para no descuidar a sus fieles clientes, creaba nueva música y la reproducía para todos los que se acercaban por ahí. Nueva York era una ciudad de ensueños, y por lo tanto siempre atraía turistas que llegaban por el lugar, para llevar su café o para descubrir el club más nombrado en la zona, sentarse a leer algún libro, o escuchar buena música para pasar el rato. Era cierto que el verano le quitaba algunos clientes, que la gente prefería salir a caminar y no encerrarse en algún lugar, pero no podía quejarse, siempre cubría los gastos del mes antes del día quince.

San Valentín. Bechloe One-ShotWhere stories live. Discover now