2 parte

4 0 0
                                    

Daniel y yo fuimos a la universidad de Florida (Universitarios of Florida) es una gran universidad y bueno no me molestaba si hubiera tenido que estudiar en una mala universidad, solo quería estudiar, me gustaba estudiar y ya que no era muy sociable (porque era considerado un chico muy raro) no había nada que me apartará de mi carrera.
Llegue a la clase de literatura universal, pero no podía concentrar me, seguía intentado entender porque durante 14 años, cada vez desde que me mude a Miami, tenía la misma pesadilla, me daba miedo antes cuando era niño, porque pensaba que el de verdad vendría por mi, pero entendí que solo eran pesadillas, a pesar de eso ahora lo siento tan real que tengo más miedo del que no creí que pudiera llegar a sentir.
Tenía que pensarlo claro, estaba siendo ridículo, solo era una de mis pesadillas, me sacudía la cabeza para quitar me esa estúpida idea y me concentre en la clase.
Cuando termine mi jornada en la universidad volví pronto al apartamento, cuando llegue Daniel iba de salida con su novia, me explico que se quedaría con su novia el fin de semana, no me molestaba quedar me sólo en casa, aunque ese día marco el inicio de lo que sería una verdadera pesadilla.
Llegue me acosté y empecé a leer relatos de miedo, me gustaba leer mucho y lo paranormal me parecía interesante y gracioso, algunos relatos si llegaban a asustar me al punto de reír me a la mañana siguiente por mi miedo infantil, era muy gracioso como la sugestión podía hacer me creer cosas locas, pero esa noche no era igual a las anteriores, me sentía más angustiado que de costumbre, sentía como si algo malo me fuera a ocurrir, trate de convencer a mi mente de que todo  estaría bien, pero para mi sorpresa no era así. De un momento a otro la lámpara de mi habitación se apagó y me quede en una oscuridad perpetua, no veía ni los faroles de la calle, lo cual me angustio más, me levanté hacía la puerta de mi cuarto, para ver si tenía velas en la cocina, pero cuando abrí la puerta delante de mí estaba otra puerta con el numero 47, me dio miedo, era esa maldita puerta, ¿era está una pesadilla?, pero no puede ser, no me he quedado dormido.
Mi cuerpo entero temblaba, acerqué mi mano a la perilla, a pesar de instinto diciéndome No la abras, la curiosidad era más grande, al abrir la estaba oscuro, entre y empecé a palpar la pared buscando un encendedor, fue un terrible error, después de unos minutos la puerta se cerró a mis espaldas, me di la vuelta rápidamente lleno de arrepentimiento por haber entrado. Mi respiración se aceleró, me apoyé de espaldas contra la pared, me sentí seguro, aunque no totalmente tranquilo, empecé a sentir pánico, me cegó el mismo y me encogí en mis piernas, me estaba hiperventilando, sentía como iba a perder el conocimiento. No fue así.
Una luz iluminó el centro del cuarto sacándome de mis vacilaciones, me levanté, me acerqué a esa misteriosa luz, pero a pesar de no estar tan aterrado, aun sentía un poco de temor de que, si fuera una de esas mis pesadillas, fuera muy real o en serio fuera real.


El hombre se esfumó, pero aun sentía miedo, no sabía que era lo que mis ojos habían visto así que corrí a donde mi tía pálido y tembloroso.
- ¿Qué ocurre Benjamín? -me dijo mi tía llena de preocupación al notar mi palidez y mis manos temblorosas- Pareciera que has visto un fantasma.
Yo no quería preocupar la, ya se veía demasiado mal sin saber porque así que no quise afectar la con mis locas teorías.
- No pasa nada, es solo que vi una araña -sonreí intentando despistar la de mi verdadera preocupación, quizás era mejor ignorarlo, no había dormido en toda la noche y quizás el sueño comenzaba a afectarme.
-Benjamín ¿ya terminaste de empacar?  -me miró seriamente, pero al notar que agaché mi cabeza en señal de vergüenza, al caer al suelo tire mis cosas y deje todo regado, mi tía soltó una risilla y dejo su postura de autoridad, me miró con mucha dulzura, me tomo del hombro y con su mano derecha levantó mi cabeza- Tranquilo, aquí entre los dos, yo tampoco he terminado, aun así, debemos irnos hoy mi tesoro. Así que -tocó mi nariz suavemente con su índice derecho y me enseñó una cálida sonrisa, de las que solamente ella sabe darme-  vamos, ambos terminaremos.
Con mi tía al lado no tendría miedo, con ella a mi lado él no podría hacerme daño si volviera a aparecer. Terminamos de empacar, mi tía apresurada volteo a ver el reloj de mi mesa de noche y se tranquilizó.
- Aún tenemos tiempo, ¿Qué quieres comer mi Benji? -sonreí, mi tía era realmente asombrosa y muy cariñosa conmigo, con ella me sentía realmente feliz.
- Quiero pizza mexicana -mi tía me miró sorprendida y se río-.
- ¿Por qué esa petición tan extravagante? -la verdad es que ni yo lo sabía, solo tenía antojo de una-.
- Pues porque quiero una -sonreí para suavizar la respuesta-.
No pregunto más y salimos a comer, la pizza mexicana tenía picante y tuve que tomar demasiada agua, mi tía no pudo evitar reírse al ver mis gestos.
Cuando terminamos nos fuimos todo el camino a casa caminando y jugando, era increíble estar con mi tía.
- Bueno Benji, toma tu maleta y vamos.
Yo hice caso sin decir una palabra y estaba emocionado por primera vez ir en avión. Al llegar al aeropuerto tuvimos que pasar varios sitios de seguridad y esperar el avión ya que estaba retrasado, aun así, fue divertido oír los chistes de mi tía.
Al llegar el avión subimos inmediatamente y nos sentamos en nuestras sillas correspondientes, yo tenía mucho sueño al igual que mi tía, mi tía pidió dos almohadas y una manta, al recibirlas nos acomodamos y nos quedamos dormidos en un abrir y cerrar de ojos.
Tras quedar dormido empecé a soñar con un pasillo vacío y al final una puerta de madera oscura a con el numero 47. Me acerqué rápidamente y oía el eco de mis zapatos haciendo tap, tap, con cada paso, hasta llegar por fin a la puerta, estire mi mano y mano y la abrí, el cuarto  estaba a oscuras y en silencio, oía mi respiración agitada y mis movimientos, busque el interruptor cerca de la puerta pero no encontré nada, decidí entrar con el poco valor que me quedaba y la puerta se cerró, mi valor se esfumó y en su lugar llegó un miedo profundo, desee estar con mi tía, aun así trate de convencerme de que sólo es una pesadilla, trate de despertar con un pellizco , pero no dio resultado, así que decidí pegar me a la puerta y estar de espaldas de ella, así me sentía un poco más tranquilo, pero no lograba calmar me del todo, algo malo pasaría y tendría que asumirlo yo solo.
Se encendió una luz que iluminaba el centro del oscuro y solitario cuarto, me senté en el suelo y me encogí en mis piernas, quería llorar, tenía mucho miedo, pero tenía que tranquilizarme, respire profundo y me levante, algo me decía que debía caminar a la misteriosa luz, me acerqué, me pose debajo de la luz, el cuarto se iluminó y en el suelo aparecieron cuerpos descomponiendo se llenos de sangre y dolor.
Me asusté tanto que empecé a llorar, era un llanto ahogado que hacía eco en mis oídos.
En ese momento empecé a sentir unos brazos en mis hombros agitándome hábilmente, suplicando en susurros abrir mis ojos. Era mi tía, se había despertado y había visto mi rostro y mis movimientos inquietos.

Recuerdos Suprimidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora