21. Punto de quiebre

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Como habíamos acordado tras recibir el segundo mensaje de mi madre, llegamos a la fiesta de la que me había hablado Jhonny.

Las anteriores fiestas a las que había asistido eran algo fuertes, pero no se compraban ni de lejos, con la que estaba viendo. El calibre de esta fiesta era de nivel mayor, música al tope, el olor a alcohol y sudor que impregnaba el aire, el mar de personas que bailaba como si no tuvieran que descansar.

Miré a Jhonny y noté que tenia su mirada clavada en una chica de la multitud.

-Ya vengo-gritó en mi oído para poder escuchar-No vayas muy lejos.

Se alejó de mi para perderse entre el muro de personas. Cuando lo perdí de vista, decidí acercarme a una mesa que estaba plagada de vasos rojos desechables. Tomé uno de los vasos, lo cuales estaban llenos de un líquido rojo, para acercarlo a mi nariz y olerlo.

No podía reconoce el líquido ¿Es vodka? No, lo dudo ¿Ginebra? Tal vez. No se lo que es, pero huele muy fuerte.

Cuando estaba vacilando entre probarlo o dejar el vaso donde estaba, alguien se abalanzó sobre mi para abrazarme. Me tambaleé aceptando el brusco gesto de cariño, a pesar de no saber quien era.

-Viniste-dijo una femenina voz que reconocí inmediatamente como la de Dana-No creí que te gustaran estas fiestas.

Me solté de su agarre, y pude ver que ella también traía un vaso rojo como el mío. Por lo que, decidí quedarme con el vaso.

-No me gustan-respondí oliendo su aliento a ginebra-Solo quería relajarme.

-Bueno, Sr.Relajación-estaba borracha-Creo que encontré a mi alma gemela.

Estaba muy borracha.

-¿A quien le doy el pésame?-pregunté sarcásticamente provocando una carcajada de su parte.

-Ven-tomó mi mano y me jaló por la casa, sin saber a donde iba. La verdad, no podía reconocer nada de esta casa, solo se que todo esta repleto de gente bailando, y besándose, y haciendo otras cosas.

Salimos al patio trasero, en la el cual había una hamaca junto a una piscina. Sentada en la hamaca se encontraba Pietro.

-Este es-susurró Dana sentándose en la hamaca.

-Hola Pietro-saludé tomando un sorbo de mi vaso. No me equivocaba, era fuerte, quemó desde garganta hasta mi pecho.

-Cameron-saludó el, también parecía algo pasado de tragos-Hace tiempo que no hablamos.

-Si-le di la razón, volviendo a toma otro sorbo-Necesito asistir a más de estas.

Pietro le dio varios golpes a la hamaca, una invitación a que me sentara con ellos. La cual acepte ya que no iba a bailar o nadar en la piscina.

Me senté junto a ellos, meciendo la hamaca para arrullarnos. A pesar de lo grande que era el patio, todavía se podía escucha las potentes vibraciones provenientes de la casa.

Desde la lejanía, se podía notar como las ventanas vibraban en un incontrolado baile. Mientras estaba hipnotizado por el movimiento de los cristales, me terminé con facilidad el vaso.

Junto a algunos comentarios de mis compañeros de hamacas que me provocaban risa, pase el tiempo ahí. No se que tanto nos entretuvimos, pero entre los tragos, las risas y los comentarios, era fácil perder la noción del tiempo.

Lo siguiente que recuerdo es que vi como Jhonny salía de la casa perseguido por la chica de la fiesta. Una delgada chica era más baja que el, decorada por unos rizos rojizos y un carácter al parecer fuerte.

Por la manera en que se comunicaban (gritaban) parecían que estaban teniendo una pelea de dominio. Las habíamos estudiado mucho, son esas peleas que tienen las personas cuando uno trata de dominar a otro, son las típicas peleas que terminan con relaciones, hermandades o amistades.

Y por la manera en que se veían, ninguno iba a darle el dominio al otro. Ya estaban llamando algo la atención, puestos a que sus gritos interrumpían las actividades de los demás.

-¿Quien es ella?-le pregunté en susurro a Pietro. El me miró y siguió mi mirada, cuando ubicó a la chica, esbozó una amplia sonrisa.

-Es Olivia-respondió el-La novia de Jhonny.

-¿La novia de Jhonny?-pregunté rápidamente.

-O la ex novia-se corrigió Pietro-El tiene más novias que exámenes.

Una punzada de calor acertó en mi pecho, le doy la culpa a la ginebra. Algo de estrés y pensamientos de enojo azotaban mi cabeza.

¿Eran celos? No, no podían serlo. Confío en el, y se que si sucede algo el me lo diría. Intenté distraer mi mente al ver de reojo a los chicos en la piscina. Pero al intentar hacerlo, solo pude ubicar a Max entré la gente, junto a las escaleras del patio.

Me paré algo impulsado por el enojo, arrebaté el vaso que tenía Dana en sus manos, y lo tomé por completo de un trago.

El calor que sentí bajar por mi garganta, me ayudó a alimentar el enojo. Se había estado comportando como un idiota estos últimos días, pero ya no lo iba a soportar más.

Crucé el patio sofocado por el superficial enojo que surcaba mi cabeza. Aplasté el césped a mi paso en zancadas decididas.

No me iba a ignorar, no ahora.

Me planteé en frente de el, mirándolo a los ojos y el de vuelta. Abrí la boca dejando escapar algo de mi aliento cargado de alcohol, sin palabras.

-Esas ultimas días has estado actuando como un idiota-solté sin filtro alguno-Me parece muy grosero que no me apoyes, ya esto es lo suficientemente difícil para que vengas a discriminarme.

El abrió la boca para responder con rostro sereno, pero lo interrumpí sin darle oportunidad. Ahora ya no tenía un filtro que evitara decir estupideces, ahora mi mente tenía relación directa con mi boca.

-Has sido mi amigo por todos estos años de colegio-espeté muy rápidamente-Y que no me quieras hablar por algo que yo no elegí, demuestras lo estúpido que eres.

Solté mi furia, dejándome sin aliento. Podía sentir como todo dentro de mi hervía de enojo. El esperó unos segundos antes de responder, para asegurarse que ya había terminado.

-Mírate, montando todo un drama-puntualizó el-No creas que no te vi llegar a la fiesta con ese chico. Sabes, todos esos años de amistad que presumes, los tuve con ese amigo que siempre intentaba hacer lo correcto.

El me miró de arriba a abajo haciendo una pausa en su respuesta.

-No con este homosexual dramático que hace lo necesario por atención-soltó de una manera fría y lenta. Dejando en mi pecho un peso de dolor que me nubló la vista.

Sus palabras quedaron en el aire, formando un eco en mi mente. Mi discurso me había dejado sin aire, pero el suyo parecía haberme dado un golpe en el estomago.

Y justo en ese momento, en el momento menos indicado, oí los gritos de Olivia. Parecían estar acercándose a mi.

Me giré para ver de donde provenían tantos murmullos, y pude ver como la llamada Olivia, se acercaba a mi lanzando con enojo una serie de insultos.

Parecía estar muy enojada conmigo, y que se acercara de una manera de violenta y amenazadora me hizo retroceder.

Fue muy tarde cuando noté que estaba parada frente a mi, apestaba a ginebra, y tenía el rímel fundido en lagrimas de enojo.

Alzó su mano y en un rápido movimiento, asestó un golpe con puño cerrado en mi cara.

Love CameronWhere stories live. Discover now