Promesa

61 4 0
                                    



"No volverás a Mystery Spells

No hablaras con nosotros, ni nosotros contigo

Hasta que llegue la hora..."


Aquellas palabras aun perforaban mi cerebro y corazón, como la primera vez que las escuche.

Más de un año ha pasado de aquello que cambió nuestras vidas. Y al igual que esa vez un nudo en la garganta se formó al recordar la siguiente parte... la más dolorosa... prometer que lo cumpliría al pie de la letra.

- ¿Qué te pasa? – preguntó una voz sacándome de mis recuerdos y volviéndome a la realidad - ¿Por qué lloras?

- ¿Llorar? – repetí. En ese momento noté una lágrima que corría a través de mi cara. La sequé rápidamente, mostrando una sonrisa a mi compañera de cuarto – no es nada, me entró una basura en el ojo – respondí "restándole importancia".

Ahora vivo en Sleepytown, en una residencia de señoritas que tiene la universidad donde continúo mis estudios. Alejada de la ciudad que antes llame hogar.

- De acuerdo – dijo no muy convencida – por si no me escuchaste, tienes que cambiarte – dijo apurada. La miré extrañada – Ya nos volvieron a cambiar de horario – aclaró, dirigiéndose a su armario para sacar su uniforme. Suspiré resignada.

Para cubrir mis gastos, tomé un trabajo de medio tiempo, como mesera en un café. Pero a diferencia de mi anterior jefe, mi actual jefa le hace honor a la mala fama de las brujas.

Cuando no te hostigaba diciendo como debías hacer tu trabajo, cambiaba los turnos a su antojo y ni hablar de las propinas, en especial si eran generosas y ella consideraba que tú no te la ganaste.

Quitando eso, el ambiente laboral era agradable, entraban toda clase de personas, universitarios, trabajadores con horario de oficina, que entraban apurados a comer lo primero que veían en el menú, personas mayores que se quedaban conversando largas horas entre ellos o con quien se cruzaran, familias que entraban a almorzar, hasta artistas que aprovechaban el balcón o las mesas que hay en el exterior para bocetear sus obras. Y no podían faltar las parejas.

- Te apuesto que si no le pide matrimonio es noviazgo – escuché a una de mis colegas comentar, mientras los demás reían. Miré en la dirección que indicaba y pude al chico acurrucado en la silla, muerto de los nervios. Podían ser ambas alternativas.

- ¿Y cuándo será que te veamos a ti en esa situación? – me preguntó divertido, otro mesero – eres la única que falta.

- Mmm ¿Cuándo salimos? – respondí irónica. Se puso a reír.

- Touche... hay cariño, sabes que no somos del "tipo del otro" – dijo guiñándome el ojo.

- Lo sé – a él le gustaba "más musculosos".

Las horas pasaron rápido en el café, llegando la hora de ir a clases. Con Leti, amiga y compañera de cuarto, nos dirigimos a la única clase que compartíamos, Literatura Fantástica.

Era lo más parecido que pude encontrar del ramo Mitos y Leyendas. Aun me costaba aguantar la risa con algunos libros y las descripciones que tenían de las criaturas mágicas, no le achuntaban a ninguna.

Lo más "parecido" que tenía el ramo, era la atracción que producía el profesor Smith, no con la misma intensidad del profesor Sebastián Jones, pero se le acercaba, ya que al igual que él, gran parte de los estudiantes que asistían a su clase eran chicas.

- Hay... lástima que sea casado – susurró resignada Leti. Es parte del club de fans.

- ¿De verdad? – pregunté sorprendida. Volviendo mi mirada hacía él.

De unos treinta y algo, alto y espalda ancha, cabello rubio y ojos cafés. Vestía pantalón de tela oscuro, a medida, que acompañaba con un cinturón negro de hebilla plateada y zapatos negros. Para arriba, llevaba camisa celeste, con dos botones sin abrochar y las mangas arremangadas, dándole un toque informal. Tiene una apariencia más angelical y reservada, muy diferente al aura salvaje y oscuro de Jones.

- Si o por lo menos eso dan a entender las fotos que vimos en Facebook – dijo pensativo. Solté una risita.

Igual mejor para él. Aunque sea mi amiga, con respecto a los hombres, Leti es un picaflor, pica de aquí, para allá, algunos terminar bien, otros no tanto.

En ese instante, el profesor se acerca a nosotras, entre en pánico ¿nos habrá escuchado?

- Señorita, podría decirnos su opinión acerca del libro que pedí que leyeran – dijo sonriente. Suspiré aliviada.

- Por supuesto – respondí, levantándome.

Mientras respondía, me cacheteaba internamente. Hay costumbres que cuesta quitar, en especial si en tu anterior entorno, la mayoría tenía "oído agudo".

Tras terminar de dar mi opinión, sonó el timbre que indicaba el fin de la clase. El profesor nos indicó que nos retiráramos, no sin antes felicitarme por mi respuesta.

- Mmm creo que voy a revisar bien esas fotos – dijo Leti, pensativa – no me molesta dejar que "otra" salga con él, en especial si eres tú – agregó provocativa.

- ¡¿De qué hablas?! – exclamé sorprendida. Abriendo mi casillero.

- Oh vamos no te hagas la inocente... o peor... no te diste cuenta – exclamó dramática. La quedé mirando expectante. Suspiró resignada – el profesor Smith nunca desvió su mirada de ti.

- Bueno es obvio si estaba respondiendo a su pregunta – dije restándole importancia.

- Si... pero no era de "la forma habitual" en que mira a un estudiante. Te contemplaba – aclaró sorprendida – nunca lo había visto mirar alguien así. Deberías de aprovecharlo – agregó. Me puse a reír - Amiga a veces eres muy rara – comentó desconcertada – yo me habría puesto de mil colores... y te lo digo yo – dijo poniendo su mano en su pecho, para recalcar lo que decía.

Ni te imaginas – pensé, recordando "mi don" - Viniendo de ti, eso es mucho – admití riendo.

Admito que noté algo extraño en su mirada, sin embargo no fue lo suficiente penetrante, para provocarme algo. He recibido miradas "más intensas".

Nos disponíamos a irnos de la universidad cuando un chico sonriente nos detuvo. De la misma edad que nosotras, tiene los ojos color miel, pelo castaño claro y piel bronceada. No pude evitar hacer una mueca de disgusto al verlo.

- Wooo no se me había ocurrido interpretarlo de esa forma, eres muy inteligente – me elogió la única persona que me hacía extrañar a Loan (y eso es caer bajo).

Su nombre es Rafael y desde que llegue a la ciudad no para de buscar mi atención, incluso se inscribió en los mismos ramos para estar más cerca. Produciendo el efecto contrario del que quería dar.

- Gracias, si me disculpas nos vamos – dije cortante, agarrando del brazo a Leti. Alejándome de él antes que pudiera decir algo más.

Olvide mencionar que se trata de mi ex-novio. Según él, el destino nos volvió a juntar, por lo que deberíamos volver.

- Podrías por lo menos decirme ¿cuál es tu problema con él? Es un buen partido – comentó Leti cuando la solté.

- Para otras si... para mí no...en otro momento te cuento mejor – dije retomando el paso. Pude sentir un suspiró de resignación de parte ella.

Asi es mi actual vida, como la de cualquier persona de mi edad, estudiante universitaria con un trabajo de medio tiempo, que incluía una jefa malhumorada, un ex que no entendía el significado de ex... una vida humana normal... una aburrida vida humana normal, nada de hombres lobo, brujas, fragmentos de alma, ni vampiros y mucho menos una organización en contra de los anteriores.

Sé que debería agradecer que ahora estoy en un lugar seguro y que mi única conexión con Mystery Spell sea con Sarah, con quien converso casi a diario, pero se extraña aquella vida en la mansión Bartholy. 

¿Volveré a verte?Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon