CAPITULO 5 CORAZONES SOLITARIOS I

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CAPITULO 5 DOLOROSA NOTICIA

En momentos cuando sentimos que la fuerza y la vida se escapan a veces no queda más que la resignación, pero ¿Cómo puede una persona ser mala y a la vez no? Realmente nunca se sabe ¿Cómo realmente será alguien a simple vista? Claro la primera impresión cuenta pero tampoco es en su totalidad lo que es, recordemos que puedes vivir años en un lugar y nunca terminas de conocerlo, las personas son iguales, jamás dejan de sorprenderte y con mayor razón la vida siempre tiene sorpresas inesperadas para ti, el destino es una rueda de la fortuna donde da giros de 160 grados donde un día puedes estar en un lado y al siguiente nada es lo que era y nada volvería a ser lo que era, la vida es el mayor y más maravilloso misterio que existe en el mundo, pero a veces esta misma ocasiona un miedo atroz ante la incertidumbre de las cosas pero...siempre debemos tomarla con mayor tranquilidad aunque como seres complejos esto nunca sucede....

La vida es la más aterradora y maravillosa experiencia del mundo, en situaciones críticas o solitarias no nos queda más que aceptarla.

F.L.

-¿Señor...Leagan? –Candy sintió el frio envolviéndole el corazón, sintió sus pequeños y agitados latidos del corazón y lentamente miro al hombre que había bajado del carruaje.

El hombre era una persona mayor, de cabello combinado entre blanco y gris, lo que pensaba que en su juventud había tenido el cabello negro, ojos color verde obscuro, mirada brusca y fría, tez clara, de estatura media pero ahora algo encorvado por la edad suponía.

-Esta es una nueva cierva –Comento el hombre sin prestar atención a la rubia, quien aún no salía de su miedo y asombro –Quiero que la vistan y le den de comer, después de que le hayan puesto el vestido que les encargue la llevan al estudio –Y sin más se fue.

-Venga conmigo por favor –Dijo el joven que estaba a su lado

Candy le miro -¿Es...Señor...Leagan?

-Vamos –La tomo del brazo halándola con fuerza y a la vez tratando de no lastimarla hacia el interior de la casa.

-¡No...! –Grito la rubia tratando de zafarse

La mansión Leagan estaba bastante amplia, pero no tanto como las que ella había visitado en América, pero el apellido era más que obvio que se referían a la misma familia, si Elisa o Neil llegasen a ir...todo sería peor que el infierno.

Pero ¿Qué otra opción le hubiera quedado? ¿Huir con el filibustero? No eso sí que no, por más parecido que le hubiera encontrado con su amor de niñez, estaba segura que no era Anthony, su Anthony jamás hubiera terminado de pirata, aunque tampoco era algo que pudiera saber...pues estaba muerto.

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Albert estaba frente a Terrence, sin poder creer aun lo que este le decía, Archie había zarpado ese mismo día hacia Europa con la esperanza de poder tener noticias una vez que estuviera en Londres ahí buscaría a su hermano Stear, quien había partido para ayudar al ejército contra las pequeñas batallas que se habían desatado.

Terry zarparía ese día pero antes de ir por Candy debía avisarle a Albert quien seguramente estaría preocupado al no saber nada de ella. No se había equivocado.

-Debo ir a buscarla –Susurro absorto en sus pensamientos –Jamás debí... ella es...es mi responsabilidad y no...no la cuide como a.... –Sus lágrimas cayeron inevitablemente por sus mejillas sonrojadas, no podía perder a Candy, menos ahora que...que...

-Un barco saldrá a la atardecer –Murmuro Terrence observando detalladamente cada reacción del rubio... ¿acaso...?

-Iré

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