Capítulo 17: Mon Amour

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Habían pasado exactamente cinco años con tres meses después de aquella misión y el incidente el cual hizo que Camus se recuperara con dificultad en esos años. Su corazón había sido herido con una flecha, una que selló sus pensamientos más recónditos y profundos.

En esos largos días el Capricornio no se despegó de él, cuidándole cada segundo, así como Athena se rindió y confirmó que aquel destino no se pudo cumplir. Milo y Camus no fueron para estar juntos, y maldijo por siempre desconocer el motivo del odio entre ambos.

Ni si quiera hubo una razón concreta.

Con ayuda del patriarca y la mayoría de sus compañeros, comprendieron que no era bueno que se viesen más, por lo que no permitieron que ellos se toparan o se hablaran, excluyéndolos de la presencia del contrario por cinco largos años.

No fue hasta ese día en la mañana que anunciaron la importante celebración que se llevaría a cabo en el recinto principal. Saori llevaba bastante tiempo planeando la pequeña pero elegante fiesta que se daría en el salón, invitando a los santos de plata y a los de bronce.

Era la primera vez, después de cinco años, que se verían.

Incertidumbre y quizá miedo eran sembrados en las cabezas de los restantes dorados. ¿Se comportarían como adultos, o seguirían en las mismas? Ese ansiado reencuentro lo esperaban con ganas.

-¡Mi-looo! ¿Estás listo?-Aioria hizo eco en el tempo del escorpión. Buscando con la mirada a dicho guardián.

-¡Estoy aquí!- lo escuchó desde lejos. Supo que estaba en su habitación.

Aioria iba vestido con un traje elegante marrón, zapatillas de un ligero tono color cocoa, y su cabello estaba bien peinado con fijador.

Se veía muy bien.

Entró a la habitación ajena y lo primero que sus ojos captaron fue como su compañero tenía la corbata enredada en el cuello y en sus manos.

-Mira esta basura, la gala no es lo mío- gruñó con frustración.

El Leo soltó una carcajada.

-Ven, déjame ayudarte.

Se acercó a Milo entre risas y desató el nudo que él mismo había hecho. Y con práctica, empezó a hacerle uno nuevo. La verdad es que Milo era algo torpe con los trajes, pero eso no evitaba que se viera jodidamente bien.

Su cabello estaba recogido en un moño circular, alto y casi perfecto, dejando solamente el flequillo fuera del peinado, mientras algunos mechones alcanzaban sus párpados.

-Te ves muy bien, amigo- le sonrió, dando la última vuelta al nudo.

-No estoy acostumbrado a esto- resopló para apartar a los rebeldes cabellos que interferían en su vista- Debería cortarlo un poco.

-¿No te sientes mal?- terminó con la pequeña ayuda que le daba al Escorpio- Ya está.

-¿Por qué debería?- Milo se acercó al espejo y miró con asombro el perfecto estado de su corbata. ¿Cómo era que se veía tan fácil pero era ridículamente complicado?- Mírame, me ayudaste con este maldito problema en unos segundos, mientras que a mí me costó toda la tarde. Gracias, gato.

-No es nada... pero, ahora que te observo bien, ¿Cómo hiciste para hacerte ese moño? Te quedó muy bien, considerando que ni si quiera te peinas.

-Ah, eso- rascó su mejilla, pensativo-Bueno, una amazona me ayudó.

-Eso explica muchas cosas-musitó.

-Bien, ¿Qué era lo que me ibas a decir?- retomó la pregunta anterior.

Amor sin Devolución ✿[MiloxCamus] Where stories live. Discover now