Que me parta un rayo

57 7 16
                                    

(Narrado por Eliza)

Tenía mi mente completamente en otro lugar mientras caminaba hacia el trabajo, aún no podía entender que estaba haciendo esa mujer en la casa de Matt.

Por más que escuché la voz de Matt gritar mi nombre, no me detuve, no quería saber que estaba haciendo ella ahí, solo quería llegar los más rápido posible y concentrarme en mi trabajo.

Después de unos minutos caminando a toda prisa, llegue al bar en donde trabajo, el Demon's.

Vaya nombre patético pensé.

La fila ya estaba algo larga así que sabría que tendría un día largo de trabajo.

Entre y dejé mi bolso en mi casillero de color celeste, me puse a observarlo un poco, tenía algunas fotos de los niños y de Alexa junto a mí la primera vez que llegamos a trabajar aquí, tantas memorias pasaban por mi cabeza hasta que escuché unas voces, eran de un hombre y una mujer.

-Todo estará bien, la venta de este lugar nos traerá mucho dinero.

Me escondí atrás de los casilleros para poder escuchar la conversación, no es que sea muy curiosa o entrometida, pero vender el Demon's, acaso estaban locos.

-De eso estoy muy segura, señor Salvatore, además que los dos saldremos beneficiados.

Menciono la mujer mientras estrechaba la mano con aquel sujeto. Los casilleros no me permitían ver el rostro de aquel hombre, pero estaba segura tan solo por su voz, que la había escuchado antes.

Aún no procesaba lo que había acabado de escuchar, cuando pensaban decirnos esto, no puedo perder mi trabajo.

Una vez que se retiraron del lugar rápidamente corrí a la oficina de Luisa, mi jefa.

Toque la puerta eufóricamente hasta que la abrió con una cara extrañada, sé que soy un poco impulsiva, pero vender el Demon's, estoy aquí desde que tengo diecisiete años y aunque me parezca un lugar un poco salvaje es mi trabajo y no puedo perderlo.

-Luisa, tengo que hablar contigo.

Mencione mientras cerraba la puerta detrás de mí y me paraba en frente de su enorme escritorio de madera de pino, con cantidades exorbitantes de papeles. Desde cuando existe tanto papeleo en un bar.

Dirigí mi mirada a la cara de Luisa hasta que está hablo.

-¿Qué pasa mi niña te vez algo exaltada?

Pregunto mientras servía un poco de agua en uno de los vasos cerca de su escritorio.

Estaba pensando claramente en las palabras que iba a decir, después de todo si iba a vender el Demon's no importaba las palabras que iban a salir de mi boca.

-Ya sé que vas a vender el Demon's, acaso enloqueciste, no puedes vender este lugar.

Dije rápidamente mientras veía a mi alrededor.

La señora Luisa me miraba sorprendida, estaba claro que no esperaba estas palabras de mi parte, pero ahora que más da.

Si al final de todo tal vez sea la última vez que pise esta oficina, con paredes verdes y nada de ventilación.

Estaba perdida en mis emociones cuando la señora Luisa hablo.

-No sé cómo lo supiste querida, pero aún soy tu jefa lo recuerdas.

-Me importa un carajo que seas mi jefa Luisa, no puedes vender este lugar, he trabajado aquí toda mi vida y simplemente tomaste así la decisión y ya. ¿Cuándo pensabas decirnos esto?

La FloristaWhere stories live. Discover now