Trímurti

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La primera mañana, Sehun pone sin querer la mano sobre la sartén en la que está tostando un pan y no se quema, quita la mano como si el metal caliente le estuviera haciendo daño pero tras un medio segundo se da cuenta de que el calor está allí, lo siente, es intenso, pero no hay dolor. Su piel no se pone roja ni se hincha, no siente la necesidad de correr al grifo a mojarse la quemadura, no hay ni pánico, ni ardor.


Le da la vuelta, por pura curiosidad, al pan no con el tenedor, como normalmente haría, sino con los dedos y a pesar de que las yemas tocan el teflón de la sartén, del que es capaz de percibir el calor, una vez más, no hay dolor.


-¿Jongin, se puede volver uno resistente a las quemaduras?-


Jongin está sentado mirando la caja de cereal, leyendo como si fuera lo más interesante de lo que pudiera echar mano, ignorando el zumbido de su celular junto a su mano izquierda. -No con la piel maricona que tienes.-


En veintiocho horas, Sehun estará convencido de que es indestructible y estará en lo correcto. En setenta y dos, estará muerto.






Hacia el final de esta historia, ni siquiera Jongin querrá quedarse a ver, así que no se sorprenda nadie si alguien salta del vagón. La verdad es que hay mejores historias que escuchar, que esta. Esta historia, como ya habrán leído, termina así: Sehun muere.


Es probable que nadie llore su muerte porque advertidos quedan ahora: ya saben que morirá y lo que es mejor, saben el plazo exacto tras el que va a morir. Son las siete cuarenta y tres de la mañana del veintiséis de febrero de dos mil catorce, a esta hora dentro de tres días, tendrá el cráneo abierto y Luhan estará sollozando en el suelo de la azotea, quemándose los dedos con el encendedor, incapaz de prenderle fuego al cigarrillo que se le resbala de las uñas.


Jongin estará allí.


Ahora, Jongin está leyendo una caja de cereal. El trigo no tiene colesterol, eso lo sabe todo el mundo. Durante los años noventas, así como en la primera década del segundo milenio se pusieron de moda las grasas trans y el gluten, el tema de salud en boga era el colesterol y todos los alimentos que no lo tenían, aunque tuviesen que aclarar "naturalmente libre de", lo pegaban en sus diseños de embalaje con colores llamativos y saludables para unirse a la brigada en contra de las insuficiencias cardiacas. ¡Cero por ciento colesterol! Asterisco, naturalmente libre de colesterol. Gracias, Kelloggs, Dios te bendiga. Ahora las cajas dicen cero por ciento grasas trans y el trigo no tiene eso, pero de todos modos, está allí por si eres gilipollas y quieres asegurarte.


Sehun se sienta junto a él a la mesa y se mira la mano por las dos caras antes de, con un gesto extrañado de sus cejas, ponerse a embarrar nutella en su pan todavía suave. Es día veintiséis, Jongin no espera mucha atención de él, así que ambos toman su desayuno en silencio, uno leyendo un lado de la caja y el otro el otro. Es mucho más interesante el lado que Jongin tiene, es el lado que tiene la información nutricional, el otro tiene mensajes para hacerte fiel a la marca y Sehun los sabe de memoria pero no está pensando en eso.


-No voy a venir a dormir.- le explica, que van a un hotel, que quieren estar solos y que quiere que sea el mejor aniversario de la historia.

Trímurti (SeKaiLu)Where stories live. Discover now