ASFIXIA.

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Su visión era borrosa y su audición sorda: lograba distinguir las brillantes luces blancas del corredor. Cayó en cuenta que estaba en un hospital.

Estaba siendo trasladada de emergencia en una camilla.

Volteó a ver a su diestra y luego siniestra, encontrándose con los rostros de doctores y enfermeras que corrían acelerados, empujando la camilla en la que reposaba para llegar a prisa al quirófano, abriendo de golpe puerta, tras puerta.

-¡Fue herida de gravedad!, ¡tiene heridas de bala!, ¡le han disparado!

-¡HA PERDIDO MUCHA SANGRE!

-¡Quédate con nosotros, pequeña!- Vociferó el médico a la paciente, pues ella empezaba a perder el conocimiento.

Tenía una herida de bala en el brazo y dos en el costado derecho. El pequeño cuerpo de la infante estaba íntegramente lesionado además de manifestar heridas en la piel como cortaduras, moretones y quemaduras. Su ropa estaba quemada y sórdida de sangre. Dado que desprendía un peculiar olor a humo.

No resistía más... Estaba por morir.

Al llegar al quirófano para extraer la bala del brazo pues las otras dos de su costado le habían atravesado dicha zona. La pequeña y moribunda niña fue conectada de inmediato al desfibrador, y en la lectura se detectó que el delicado corazón de la niña se detenía de momentos, amenazando con detenerse. Las enfermeras se alarmaron y buscaron con la mirada la del doctor en busca de dirección.

Su corazón se detenía.

-¡Doctor, la perdemos!

Finalmente dejó de latir, su corazón se detuvo, abandonado cualquier signo vital.

-¡Su corazón se detiene!

Al escuchar a las enfermeras el médico con rapidez desprendió las prendas de la niña, dejando expuesto su torso. Extrajo las paletas del desfibrador; las cuales colocó en el pecho y un poco más arriba del costado izquierdo de la paciente.

Ya no tenía pulso.

-¡DESCARGA!- Indicó el doctor y los demás retrocedieron para prevenir cualquier accidente.

El pequeño cuerpo se contracciono con la descarga energética que recibió.

El ruido -zumbido- proveniente de la pantalla del desfibrador indicó que no habían latidos.

El espeluznante pitido del aparato continuaba llenando de audición el sitio.

-No hay lecturas...- Susurró una enfermera.

-¡DESCARGA!

Los voltios aumentaban.

-¡DESCARGA!

No había pulso.

-¡DESCARGA!

El hombre era necio, sin embargo la esperanza del doctor estaba siendo opacada por la desgracia.

-¡DESCARGA!

-D-Doctor, e-es inútil, la perdimos.

-¡DESCARGA!

Wendy despertó de golpe y con un frenético y profundo suspiro en medio de la oscuridad y soledad de su alcoba a plenas 3:00AM. Sentía que estaba por ser víctima de un ataque de asma o algo parecido ya que tal pesadilla le había robado el aliento y se sentía al borde de la asfixia y probablemente seguido, un colapso pues su respirar no era suficiente.

Se desprendió de su cama que momentos antes había sentido como una maldita prisión y caminó hasta el cuarto de baño, su andar se volvió torpe, casi tropezándose, no obstante se recargaba a los costados de las paredes para darse apoyo y no caer. Al llegar; encendió la luz y se paró de frente al lavabo, también apoyándose de este para no caer, se observó por un pequeño lapso de tiempo y se percató de que su rostro estaba totalmente húmedo.

PARTNERS IN CRIME. [Creek]Where stories live. Discover now