Capítulo 14. | La fiesta.

1.7K 128 3
                                    


Roma, 22:15.

Zara Di Ángelo.

— Ya no nos siguen.

Escuché decir a Dante desde el asiento conductor. Aunque esas palabras no me relajaron del todo me permití un minuto de reflexión, me encogí en el asiento trasero lo más que pude, omitiendo todo lo de mi alrededor. Apenas recordaba lo último que había sucedido, solamente sabía que de un momento a otro me encontraba en el coche en dirección quién sabe dónde con varios coches de policía detrás. ¿Cuántas veces me iba a perseguir la policía en tan poco tiempo?

Me sentía aturdida, como si me hubiese montado en una atracción super intensa y después hubiese terminado de golpe. Me tomé el tiempo de pensar en lo que habíamos hecho, al final había salido todo bien, o eso creía, quizás había salido bien para ellos porque yo me encontraba en un coche con cuatro asesinos a cuál peor.

Zara, te estás volviendo completamente chalada.

En ese momento de tensión recordé que aún era mi cumpleaños y que Sandro me esperaba en una fiesta.

Dios, Sandro.

Tenía que salir de aquí lo más rápido posible. Respiré profundamente e hice un recorrido lento con la mirada al interior del coche; Dante, se veía alerta mientras conducía, en ningún momento había reparado en nada más. Cezar, el cuál estaba sentado en el asiento del copiloto estaba sumido en sus pensamientos, había veces en los que miraba por el cristal para ver si nos seguían y a cada rato le echaba una mirada a la pistola que tenía entre las manos, como si eso le relajase de cierta manera. Y... Trece, sentado en la ventana con Roxana a su lado. No había reparado en ellos hasta ahora, ella se había vuelto loca cuando lo vio y me asqueó en demasía el ver como le comía la boca.

Parecía una gata en celo.

Y lo que más me sorprendió fue a Trece huyendo de su contacto . ¿No eran pareja?

Lo pillé mirándome de vez en cuándo, enfocando su atención en mí más que en todo lo demás. No podía aguantar mucho tiempo su mirada, ésta tenía una fuerza increíble y cada vez que lo intentaba me sentía de lo más intimidada.

Volví mi mirada hacia mis manos, las cuales había entrelazado con nerviosismo. Decidí hablar por primera vez en mucho rato y cuándo lo hice deseé no haberlo hecho.

— Yo... Tengo que irme, me están esperando.

Mi voz salió como un susurro y cuando pensé que nadie lo había escuchado Roxana giró la cabeza en mi dirección.

— No te puedes ir hasta que nosotros lo digamos. — Soltó. — No nos vamos a arriesgar a que abras el pico.

Me mordí el interior de la mejilla. Qué rabia.

— Ya hice lo que dijisteis, no diré nada a nadie. Tengo que irme. – Insistí.

Saqué mi móvil para enviarle un mensaje a Sandro, pero, Trece siendo más rápido me lo quitó.

— ¡Oye! — Me quejé.

No me miró. Se dedicó a leer los mensajes que me había mandado mi mejor amigo.

— ¿Una fiesta, eh? – Vi como la comisura del labio se estiraba hacia arriba. — Me encantan las fiestas.

— Devuelvemelo. – Exigí.

— ¿Qué tal una despedida antes de irnos? – Sugirió Roxana.

¿Irnos? ¿A dónde?

— Imposible, nos están buscando. – Habló Cezar.

Bienvenida a mi infierno [+21] ✅ |PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO |Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum