Capítulo 4

1K 202 36
                                    

De pronto todos los animales salieron corriendo y desaparecieron de nuestra vista. Como si algún ruido los hubiera asustado, aunque nosotras no oímos nada.

Cuando ya no quedaba ningún animal oímos el crujido de una rama en lo alto de un árbol próximo a nosotras, en cuanto dirigimos nuestra mirada en su dirección oímos otro crujido en otro árbol cercano y así sucesivamente. Mary y yo juntamos nuestras espaldas tensas, aunque yo me estaba intentado tranquilizar y prepararme para enfrentarme a lo que fuese que estaba acechando nos. Le cogí la mano a Mary para que ella se tranquilizara, sentía como todo su cuerpo temblaba, y yo no era menos.

Dejamos de oír crujidos en lo alto de los árboles, pensamos que se había ido cuando de pronto sonó un chasquido en el suelo. Fuese lo que fuese había bajado al suelo. Podía ver un borrón en la oscuridad de los árboles. El borrón se izo un poco más alargado verticalmente, con lo que entendí que se había incorporando. Una vez en esa posición empezó a avanzar hacia nosotras. Yo cada vez estaba más nerviosa y temblaba más, por lo tanto se me hacía muy difícil ocultar mi temor.

El borrón no dejaba de avanzar lentamente, y Mary y yo empezamos a retroceder. Cuando las sombras dejaron de ocultarlo le observamos atentamente. Era igual que un humano, sólo que este era más bajito y su piel era verde.

Se nos quedó mirando con cara de complejidad a Mary y a mi, como si le extrañara nuestra reacción, y eso nos confundió un poco.

-¿Por qué estáis tan asustadas?

¿Qué narices era esta criatura?, me recordaba a un duende y a un gnomo sin sombrero, aunque también tenía una pinta un poco salvaje y desaliñada.

-¿Estáis sordas o qué?, os estoy hablando a vosotras. Sabía que los humanos os habíais vuelto desagradables, pero no me imaginaba tanto.

Estaba tan impresionada que no podía ni hablar, ni pensar en otra cosa que no fuese un nombre para ponerle a esa criatura. Nos llegaba por debajo de la cintura; estaba lleno de barro, aunque se podía distinguir su piel verde brillante; tenía algún que otro palito enredado en la maraña de pelo anaranjado encrespado sobre su cabeza; no llevaba ni camiseta ni zapatos, solo unos pantalones desgastados marrones llenos de agujeros, los pantalones se sujetaban a su cintura por una cuerda.

-¿Qué eres? - dijo Mary mirándolo fijamente.

-Mi nombre es Leky, y soy un gnomelf.

-Un gnom... ¿qué?

-Un gnomelf, a parte de desagradables sordas - esto último lo dijo más bajo con intención de que no lo escucháramos, aunque lo pudimos escuchar las dos - ¿Y tu que, eres muda o algo? - esta vez se dirigió a mi.

-¿Y nosotras somos las desagradables? - le respondí cruzando los brazos.

-Habéis empezado vosotras - dijo imitando mi movimiento.

Nos quedamos los tres mirándonos con mala cara durante unos diez segundos más sin decir nada.

-¿Cómo habéis llegado a Hinnmal?, ¿y por qué podéis entenderme?

-¿A que te refieres?, es decir, ¿qué es Hinnmal? y ¿cómo que cómo te entendemos, se supone que no te deberíamos de entender?

-Hinnmal es donde estamos.

-¿El bosque?

-No, Hinnmal es todo: el bosque, las montañas, el cielo, el suelo... Todo. Es mi mundo. Y no, se supone que ya no hablamos el mismo idioma.

Tenía demasiadas preguntas que hacer:

1. ¿Estábamos realmente en otro mundo?

2. ¿Por qué estábamos aquí?

3. ¿Cómo habíamos llegado?, dudo que estuviéramos aquí por el pozo y la puerta, tenía que haber algo más.

4. Si Leky dice que no le deberíamos de entender, ¿por qué ahora le estábamos entendiendo?

5. ¿Qué quería decir con "ya no hablamos el mismo idioma"?, ¿antes lo hablábamos?

Me disponía a empezar con el bombardeo de preguntas cuando me di cuenta que la expresión de Leky estaba cambiando; abrió mucho los ojos, como si se hubiera dado cuanta de algún detalle , el cual no compartió con nosotras.

-Chicas, ¿por qué no os venís conmigo a mi aldea? Allí podréis resolver todas vuestras dudas, descansar y cenar algo, se hace tarde.

Ni Mary ni yo rechazamos la oferta, nos parecía buena idea y estábamos cansadas, habíamos tenido demasiadas emociones en un solo día. Antes de empezar a caminar me giré para ver si la puerta seguía allí, pero lo único que vi fue una extensa pradera verde sin límite y al fondo un par de montañas.

No tuvimos que andar mucho para llegar, un par de kilómetros. La aldea era pequeña, no tendría más de 150 casas, las cuales eran todas más o menos de nuestra estatura. Estaban hechas de piedras cubiertas de musgo y los tejados eran de madera. A nuestro paso los habitantes dejaban de hacer sus diversas tareas y nos miraban con asombro y algunos con temor. Y los más pequeños, que yo supuse que eran niños, correteaban detrás de nosotras e intentaban engancharse a nuestras piernas y tiraban de nuestros pantalones. En ese momento me di cuenta que ya no tenía ni la toalla ni el capazo con las cosas que había cogido para ir al lago, supuse que lo había dejado en el claro del bosque antes de caer en el pozo.

Llegamos a una plaza en la que se concentraba la cantidad de habitantes al rededor de carros con diferentes productos, sería día de mercado.

-Esperarme aquí - nos dijo Leky interrumpiendo mis pensamientos.

Mary y yo nos quedamos a la orilla de la plaza con todo el mundo mirándonos y él entró en la casa más grande que había.

-¿Por qué nos miran todos así? - me susurró Mary.

-No tengo ni idea - le respondí en susurros - supongo que no nos esperaban.

No volvimos a decir nada más hasta que Leky salió del interior del edificio acompañado de otro gnomelf vestido con unos pantalones negros, un fajín morado y un chaleco a juego con los pantalones sin camiseta ni camisa debajo. Me fijé que todos iban vestidos con el mismo patrón, los hombres y los niños llevaban pantalones cada uno de un color diferente y las mujeres y las niñas llevaban vestidos también de distintos colores. Él era el único que tenía una vestimenta diferente, sería alguien importante.

-Bienvenidas jóvenes humanas a nuestra humilde aldea, yo soy el alcalde Johnson - alargó su mano hacia nosotras para saludarnos.

-Yo soy Kathleen y ella es mi prima Mary - le respondí estrechando su pequeña mano.

-Supongo que esta noche la pasareis con nosotros, ¿no? Habíamos pensado organizar una fiesta en vuestro honor.

-No creo que los demás habitantes estén de acuerdo en que nos quedemos.

Sin decir nada se alejó de nosotros y se dirigió al centro de la plaza, en el cual había una fuente, se subió al borde y lo utilizó como tarima improvisada.

-Ciudadanos, solicito un momento de vuestra atención - dijo alzando la voz para que todos le oyeran - estas dos criaturas extrañas son humanas, sus nombres son Mary y Kathleen - al decir estas palabras los semblantes de todos cambiaron, ahora nos miraban con un brillo de alegría en los ojos - no tienen donde pasar la noche y les he dejado a su disposición nuestra aldea y en su honor esta noche se celebrará una fiesta con un gran banquete - al terminar estas palabras todos empezaron a aplaudir, silbar y gritar.

-Veis, no hay problema, estamos todos encantados de teneros con nosotros esta noche - nos dijo Johnson sólo a nosotras - y cuando os encuentre un sitio en el que podáis dormir os lo comunicaré de inmediato. El banquete dará comienzo a las 9:00. Mientras tanto Leky os enseñará la aldea y los alrededores.

No me pareció mala idea, lo único que me extrañaba un poco era el cambio repentino en la actitud de los gnomelf al enterarse de nuestros nombres y procedencia. Aunque decidí no darle más vueltas al asunto, preferí disfrutar del paseo por la aldea y el bonito paisaje de los alrededores hasta que llegara la hora de ir a la fiesta.

Dime que esto es un sueño || MEJORANDOWhere stories live. Discover now