Prólogo.

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-Konoha... Interesante-. Bajó del taxi junto a su familia. Ya ansiaba esto. Horas de vuelo y un viaje en taxi lo dejaron exhausto pero esperaba que todo aquello valiera la pena.

El camión con la mudanza llegó al mismo tiempo. Tres hombres bajaron y empezaron la tarea se sacar cajas para ingresarlas al nuevo hogar una vez que la familia lo indicara. Parecían personas amables, de esas que confías solo con verlas.

-¿Que les parece?-. Preguntó el padre.

-Mmm, no es sorprendente-. Comentó el primogénito. Aún no estaba convencido de que mudarse era buena idea.

Naruto sonrió. -Tiene potencial, papá-. Le sacó la lengua a su hermano como un niño peleando. Era divertido.

-Es es la actitud hijo-. Le revolvió las hebras rubias.

-Lamebotas...-. Susurró el hermano mayor.

-Cállate-. Se lanzó al ataque.

-Nagato, Naruto, no se maten. Entremos de una vez-.

La familia entró a la que sería su nueva casa.

Era una casa simple un poco grande, dos pisos. En el primer piso estaba el comedor, living, un cuarto vacio y la cocina. El de arriba contaba con cuatro habitaciones, el baño y un cuarto pequeño. Había un ático y un sótano. En este último estaba la lavandería. En el exterior tenía un amplio jardín algo descuidado.

Minato y Kushina buscaron en unas cajas cuatro copas y sirvieron agua en ellas.

-No tenemos ni jugo pero... ¡Brindemos con agua!-. Gritó Kushina emocionada.

Cada integrante de la familia tomó una copa y juntos brindaron. Una nueva etapa.

Nuevo colegio, nuevas personas, nuevos amigos. Nueva historia. O tal vez, no tanto.

Tal vez en otra vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora