Capítulo 24

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-¿Olvidaste algo?- pregunté, sin pensar, creyendo que era mi tía, pero definitivamente estaba muy equivocada.

   Abrí la puerta y me encontré con una cabellera rubia y un par de ojos grises. Casi me puse a llorar. Era Draco. No podía creer que estuviera ahí, pero sabía porqué había ido. Quería llevarme de vuelta, pero no lo dejaría, o al menos intentaría pararlo.

-Hola, princesa- dijo, con un hilo de voz- ¿Me extrañaste?

  Asentí, incapaz de hablar. Estaba en shock. Mis ojos se llenaron de lagrimas, de nuevo. Desde que llegué a Estados Unidos, estuve muy sensible, no había día en el que no llorara por todo lo que había dejado atrás por egoísta. Lo había extrañado mucho, y sabía que no dejaría de hacerlo cuando le dijera que no volvería. Rompería su corazón en mil pedazos. No quería herirlo, pero el se repondría, se casaría con otra y sería feliz, no necesitaba que vuelva. Una lágrima rebelde se deslizó por mi mejilla cuando la imagen de Draco y Pansy con tres niños rubios apareció en mi mente. No quería que estuviera con otra, pero era lo mejor para el. Merecía estar con alguien con menos problemas.

  El, al ver que lloraba, me envolvió en sus brazos. Abracé su cintura y hundí mi cara en su pecho, aspirando el olor a menta que siempre desprendía su ropa ¿Como haría para mantenerme cuerda sin el? Besó mi cabeza suavemente, para después alejarse un poco y besar mis labios, mientras me levantaba del suelo. Mis manos se perdieron en su hermoso cabello y enrosqué mis piernas alrededor de su cintura. Mordisqueó mi labio inferior, y luego su lengua se enredó con la mía, expresando todos los sentimientos reprimidos, que iban del amor a la ira. En ese momento supe que me sería imposible dejarlo de nuevo.

  Me dejó en el suelo, solo para después cargarme estilo princesa y sentarse en mi cama, conmigo sobre su regazo. No quería pensar en porqué estaba ahí. No quería pensar en como me había encontrado. No quería pensar en como había llegado. No quería pensar en las consecuencias que esto le traería. Solo quería abrazarlo y olvidar todo por un tiempo.

-Aún tienes el guardapelo- dijo, mirando ella dije que colgaba de mi cuello, regalo que Hunter me había dado para navidad.

   Asentí, notando que eso lo ponía un poco muy celoso. Se veía ta lindo con el ceño fruncido y los labios apretados que quise besarlo, pero contuve el impulso. 

-También tengo el anillo.-agregué. 

  Escondió su cara en el hueco entre mi hombro y mi cuello, con su respiración haciéndome cosquillas.

-No tienes idea de lo mucho que te extrañé. Extrañé tu vos, tu sonrisa, tus abrazos, tus besos, tu ceño fruncido cuando estudias o juegas Quidditch, tus dibujos, la forma en la que tu cintura encaja perfectamente en mis brazos... todo. Dime que no me reemplazaron...

  Huron idiota ¿Quién podría reemplazarlo? Me levanté y tomé mi cuaderno de dibujos, antes de volver a sentarme en sus piernas. Abrí el cuaderno y le mostré que estaba lleno de dibujos de el.

-¿Y a ti que te parece?- pregunté- ¿Enserio crees que te reemplazaron?

 El sonrió, pero rápidamente se puso serio.

-Princesa... queremos que vuelvas. No tenés que ir con tus padres, ya arreglamos todo...

-¿Que? ¿"Queremos"? ¿"Arreglamos"? ¿En plural? ¿Quienes más están acá?

   El señaló la puerta, por donde entraron Blaise y Theo. Me paré y abracé al primero.

-Me alegra verte, belleza- dijo.

-A mi también.-dije, antes de alejarme para abrazar a Theo.

-¿No hay abrazo para mi?- preguntó una voz.

   Solté a Theo y vi a Hunter. Me acerqué y puso sus brazos a mi alrededor. No sabía que estaba haciendo ahí, pero me sorprendía el que Draco lo hubiera incluido. 

-Tenemos que hablar- susurré, para después soltarlo.- ¿Que están haciendo acá?- pregunté, mientras el albino me abrazaba por detrás. 

    Ninguno respondió. Hunter se rascaba la cabeza, Blaise murmuraba incoherencias, Theo no se movía y Draco dejaba besos en mi cabeza. 

-Contéstenme.- ordené.

-¿Pueden dejarnos solos?- preguntó Draco.

   Los chicos dudaron.

-Hay pizza en la heladera- dije.

   Hunter y Blaise salieron corriendo hacia La Cocina. Theo murmuró un "muertos de hambre..." antes de seguirlos, dejándome con el albino de nuevo. Giré en sus brazos para mirarlo a los ojos. El no parecía querer responder, o tal vez yo era la que no quería oír la respuesta. 

-Necesito que vuelvas- bufé- No podes dejarme solo ahora...

  Me alejé de el. 

-Vas a estar bien, no me necesitas...

-Es que sos la única que me puede ayudar con esto.- dijo, ahora molesto.

-¿Con que?- pregunté, algo confundida y enojada.

   No me gustaba su tono ni como me estaba mirando. No podía simplemente entrar en mi casa y decirme que volviera, y esperar que no haga preguntas. Además, sabía que odiaba cuando no era directo. Estaba perdiendo el tiempo hablando con el, pero era incapaz de decirle que se vaya. 

   El lentamente levantó su manga. Casi me desmayo cuando la vi. La marca tenebrosa. Era uno de ellos, y lo sería para siempre. El ejercito de Voldemort no era algo de lo que pudieras salir cuando quisieras. Debías quedarte hasta morir. 

-Draco...-susurré, mientras tomaba su brazo y pasaba mis dedos por la marca, a penas rozándola. 

   Hizo una mueca de dolor, siempre ardía los primeros días.

-Vuelve- pidió- Me voy a volver loco si no estas ahí conmigo. -evitaba mirarlo a los ojos.- Astrid- alcé la vista al escucharlo llamarme por mi nombre- No puedes simplemente entrar en la vida de alguien, enamorarlo perdidamente y después irte. Así no es como funciona. 

   Por un segundo, pensé en como me sentiría si estuviera en su lugar. Me destrozaría el que se fuera, las voces probablemente volverían. No podía hacerle eso, pero tampoco quería morir en la guerra. El me perdería de todas formas. Era algo malo, o algo peor. 

-Princesa, te necesito conmigo. Por favor.

  Suspiré. Me arrepentiría de esto por mucho tiempo. Sabía que era una mala elección, pero no podía soportar la idea de que me odie.

-Está bien- cedí.

Su Mejor Amiga (Draco Malfoy) -TERMINADA-Where stories live. Discover now