Capítulo 42

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Narra Astrid

   Pasamos el resto del mes entrenando para la guerra que, todos sabíamos, se estaba acercando. Angelique ya no estaba tan molesta como antes, tal vez era gracias a Dagan. A decir verdad, no me importaba mucho si estaban juntos o no, solo sabía que ella ya no estaba detrás de Draco, y yo estaba feliz con eso.

   Había algunos Slytherins que nos mantenían al tanto de lo que estaba pasando en Hogwarts, ya que los Carrow no revisaban sus lechuzas, ya que supuestamente las cartas iban dirigidas a sus padres, quienes eran mortifagos. No me gustaba lo que estaban haciendo con el colegio, por lo que no podía esperar a pelear. Todos siempre me repetían que tenía que esperar al momento adecuado, pero estaba enojada, y quería matarlos a todos en ese mismo instante.

    Aquel día, habíamos decidido no hacer nada, por lo que me desperté más tarde de lo usual. Al abrir los ojos, lo primero que vi fue a Draco a mi lado, profundamente dormido. Me alegraba que hubiera dormido bien, ya que ultimamente había estado teniendo muchas pesadillas. Solía despertar llorando, austado. Cada sueño era peor que el anterior, y me costaba mucho lograr que me contara.

    Como no parecía que fuera a despertarse dentro de poco, decidí preparar el desayuno. Con cuidado, logré mover el brazo con el que me rodeaba sin que se inmutara y salí de la habitación, para dirigirme hacia la cocina.

    Al llegar, vi que Angelique y Dagan conversaban. Ella parecía feliz, nunca la había visto así.

—Buenos días —dije, mientras me acercaba a la estantería para agarrar unas tazas y preparar té.

—Hola —saludó Dagan, sonriendo. Angelique no dijo nada —Vamos a ir a dar una vuelta por el bosque, probablemente no volvamos hasta la noche.

—Genial, si pasan por un pueblo ¿Podrían traerme papel y lapices? —Hacía tiempo que no dibujaba. El dueño de la casa asintió y prometió que no lo olvidaría. Entoces, reparé en el silencio que había, lo cual era raro, ya que las Greengrass eran de despertarse temprano. —¿Y los demás?

—Pansy, Daphne y Astoria fueron a dar una vuelta por el pueblo, dijeron algo sobre ropa de bebé. —explicó Dagan —Dijeron que volverían para la cena. Theo y Blaise siguen durmiendo.

   Asentí y preparé tostadas. Una vez que el desayuno estuvo listo, usé magia para que todo flotara detrás de mi hacia la habitación. Cuando abrí la puerta, noté que Draco se estaba despertando. Sonrió al verme, somniolento. Se veía muy tierno.

—Buenos días —dije, sentandome a su lado, mientras que las tazas caían con suavidad en una mesa de luz jutno con las tostadas. —Preparé el desayuno.

   El me abrazó y besó mi cabeza, sacandome una sonrisita. Me gustaría poder quedarme en esa cabaña por siempre, escondidos, a salvo, juntos.

—Buenos días, princesa —murmuró, con voz ronca.

    Agarró su taza y me pasó la mía. Le conté lo que me había dicho Dagan. Parecía feliz de que solo estuvieramos nosotros, Theo y Blaise en la cabaña. Sabía que no confiaba mucho en Angelique, y definitivamente nunca sería el mejor amigo de nuestro anfitrion. Y, a pesar de que no detestaba a Astortia, Daphne y Pansy, era obvio que no les tenía mucha paciencia.

    Cuando terminamos de desayunar, practicamente tuve que arrastrar a Draco fuera de la cama. Quería aprovechar nuestro día libre, no pasar todo el tiempo en la cama.

    Subimos por las escaleras para llegar hasta la sala de estar. Nos sentamos en el viejo sofá. Vi como Draco intentaba contener una mueca. Todavía se estaba acostumbrando a vivir sin los lujos con los que había crecido. Para él, lo normal eran muebles nuevos todos los meses, y que todo fuera nuevo y caro, totalmente diferente a todo lo que se encontraba en esa cabaña. Y tenía que admitir que también tenía que terminar de adaptarme, ya que me había criado en el mismo ambiente.

Su Mejor Amiga (Draco Malfoy) -TERMINADA-Where stories live. Discover now