Sin recuerdos

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(Capítulo anterior)

_Cariño - pronunció la rubia , rodeando sus brazos en el cuello de su amado, a la espera de un segundo beso - por favor dime tu nombre

_Soy Jeremy Blaire, querida -Le acarició la mejilla- te estuve esperando todo este tiempo

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PUNTO DE VISTA DE RAYLIN

Andrew tenía razón, Blaire era maravilloso tan educado, caballeroso y atento. El mejor hombre que había conocido en su vida.

Después de aquel reencuentro su vida había cambiado, no solo por el hecho de que se habían casado ese día, sino también ahora dormía en una hermosa habitación donde ella su novio descansaban plácidamente en una bella cama matrimonial. Oh Dios, Raylin no podía dejar de verlo cada noche, pensando que algún día despertaría para ver que todo lo que sucedida solo había sido un buen sueño.

La primera semana juntos fue normal; Jeremy salía a trabajar mientras que Raylin se quedaba en la habitación a su espera. Andrew la visitaba cada cuatro horas para que tomara un jarabe de sabor extraño y una pastilla que aparentemente servían para que ella sea más fértil y pueda embarazarse rápidamente.

En esa misma semana, una voz en su cabeza no dejaba de gritarle que tenía que salir de ese lugar, que no era seguro y que tenía que encontrar ya mismo la salida; pero con el pasar de los días se iba haciendo cada vez más distante hasta el punto de que el día cinco ya no la lograba escuchar.

En el día nueve luego del reencuentro, la novia sentía que algo cambiaba en ella; últimamente tenía la necesidad de estar cerca de Jeremy a todo momento, quería salir de su encierro y estar junto a su amado, pero ante la negativa de Blaire y de Andrew en dejarla salir, en el treceavo día Raylin cayó en depresión hasta el punto en que casi se suicida ahogándose en la tina del baño por la pena, sino hubiera sido por Andrew que deseaba retomar las clases para convertirla en una dama, Raylin hubiera muerto en ese momento. 

Después del incidente, decidieron que la rubia tenía que despejar un poco su cabeza, tomando la decisión de que empezaría a cocinar para todo el personal del edificio.

Ahora no solo realizaba algo productivo sino también que cada vez que se sentía ansiosa, corría por los pasillos hasta llegar al lado de su amado y abrazar su brazo por unos breves segundos hasta que se relajaba

Y aunque Raylin sabia de que estaba mal ser tan dependiente de su marido, era un alivio que él parecía disfrutarlo.

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La otra parte de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora