Por la presente, declino todos los derechos y responsabilidades sobre los personajes del anime: «Inuyasha».
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(La era feudal).
Inuyasha sabía que no era conveniente estar separado de su grupo, pero al llegar a la aldea, el horrible hedor a miasma y la nube de humo le impedían dar con ellos.
"Naraku debe estar cerca". — pensó.
Irritado, desenfundó a Colmillo de Acero y lo agitó, desencadenando las ráfagas destellantes del Viento Cortante, que a su paso, dispersaron el polvo que también impedía su visión.
Naraku estaba frente a ellos, parado en total calma a unos cuantos metros, observando con una sonrisa arrogante el espectáculo.
Inuyasha miró sobre su hombro cómo Kikyō y los demás ayudaban a la gente a escapar. No era coincidencia que Naraku hubiera escogido la aldea para atacar; Onigumo estaba ligado con el lugar y probablemente haría todo lo posible por destruirlo.
Sango le pidió a Kirara que llevara a la anciana Kaede y a Shippo fuera del peligro, la gata asintió y se elevó para llevarlos a un lugar seguro.
Naraku lo permitió y se mantuvo observando sin interés a cada miembro de la manada.
"¿En dónde está Kagome?". — se preguntó.
— Por lo que veo... al fin te decidiste, Inuyasha. ¿Qué pasó? ¿Kagome se cansó de tu indecisión y se fue?
— ¡Cierra la boca! ¡tú no sabes nada! — gritó Inuyasha en su defensa, agitando de nuevo su Tessaiga. — ¡Viento Cortante!
Las ráfagas de viento golpearon al enemigo, destruyendo parte de su cuerpo y liberando su mortal veneno.
Naraku soltó una sonora carcajada, confiado en que eso no sería suficiente para acabar con su existencia.
— ¡Bastardo! ¡Te eliminaré, prepárate! — sentenció Inuyasha. Cambiando la hoja de Colmillo a un material más resistente, gritó: — ¡Lanzas de Diamante!
Proyectiles duros y afilados salieron disparados en dirección a Naraku. Lo atravesaron.
— ¡Ja!, ¿Eso es todo lo que tienes, Inuyasha? — preguntó, burlonamente. Más miasma fue liberado y los proyectiles con forma de lanzas se desintegraron.
El objetivo de Naraku, era acabar con todo lo referente a su pasado y quedarse con Kikyō.
Repugnantes apéndices se elevaron con la intención de atrapar a Inuyasha, pero él no se dejaría atrapar tan fácil. Esquivó y cortó varios con su espada, pero eran demasiados, uno de ellos logró capturarlo, luego otro y otro más. Lograron dejarlo inmovilizado y Colmillo de Acero fue arrebatado de sus manos.
