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- no somos amigos, snow - escupió baz , escapándose del agarre que mantenía simon y lléndose; dejando al rubio con las palabras en la boca y el corazón roto.
y es que simon ya no entendía las cosas, no lograba encontrar una explicacion para todo lo que habia estado ocurriendo entre las cuatro paredes de su habitación compartida. casi sin poder evitarlo una lágrima se escapo por sus hermosos ojos azules, frustrado, pasó fuertemente el dorso de su mano contra su mejilla, trató de borrar los restos del dolor que el azabache había estado dejando en su corazón, pero por mas que trató no pudo lograrlo. estaba en medio del pasillo y habia regresado a ser ese pequeño niño de doce años, ese pequeño niño que lloraba por baz.
con los ojos cerrados, repasó lo que habia pásado hace unos días.
baz apenas entró a la habitación, empujó a simon en la cama y se colocó sobre él para poder besarlo, simon no sabía por que, pero inmediatamente se encontró a si mismo correspondiendo a los besos que el mayor le otorgaba.
él siguió besándolo por unos minutos mas, lento, profundo y dominante. remarcaba cada parte de los labios del rubio con su lengua y sus respiraciones agitadas se mezclaban, hasta que con la misma brusquedad con la que empezó el beso lo soltó, se acostó con simon en su cama y se aferro a la cintura contraria hasta que se quedó profundamente dormido.
simon trató de despertarlo, sin tener éxito. estaba confundido, su cabeza daba vueltas y tenía la vista borrosa, no sólo por el hecho de que su compañero de habitación lo había besado hace unos momentos, no por que ahora estaban los dos en la misma cama, sino por que le había gustado.
nunca habian sido amigos, no lo soportaba, ni baz a él, pero, a pesar de no soportarlo la confusión que inundaba su mente y sus emociones comenzaba a lastimar su cabeza. no dejaba de darle vueltas a las palabras antes dichas por baz.
cuando abrió los ojos nuevamente ya estaba recostado en su cama, miró un punto fijo en en techo y comenzó a divagar, si alguien lo hubiera visto en ese momento muy probablemente hubiera creido que estaba loco o que estaba comenzando a perder la cabeza, y si, era cierto por que si estaba perdiendo la cabeza, pero por baz, cada día que pasaba se volvía mas loco por ese chico, todo en el lo atrapaba y estaba empezando a perder la paciencia.
el sonido de la puerta abriéndose lo sacó de su mundo, miró hacia la puerta y se encontró a baz, recargado un el marco de la puerta y mirándolo fijamente, trató de no mirarlo, pero en la mirada de baz se notaba un brillo casi nunca antes visto.
-simon, yo-
-¿ahora soy simon?- interrumpió, su voz salió dolida y fría, los dos se sorprendieron al oír ese tono - digo, hace 5 minutos ni siquiera eramos amigos.-
-es que yo-
-¿tú?- interrumpió nuevamente
baz frunció el ceño, molesto de haber sido interrupido ya dos veces por la misma persona terca.
