Capítulo 48 (Christian)

3.9K 393 28
                                    

Ya no puedo más. Estoy condenado a la muerte sin ella. Me paso casi todas las noches pendiente de las cámaras de seguridad por si mi pequeña vuelve, pero ya no la he vuelto a ver.

La situación me está matando lentamente, y encima por si fuera poco, sigue estando embarazada. Ahora no sólo su vida está en riesgo, también la de nuestra niña.

Ha sido un shock detrás de otro, y ya no puedo con más achaques. ¡Mi Ana sigue teniendo a nuestra hija!. Osea que ha sufrido por putas mentiras de Leila, que ya está en la cárcel y es tarde para matarla. ¡Joder!.

Salgo del maldito despacho de Leila, y me llevo a mi hijo a casa. Tiene un cumpleaños, y Taylor lo va a llevar. Al menos así se entretiene.

No sé cómo sentirme ahora mismo. No he perdido a ninguno de mis hijos, pero no los tengo a todos conmigo, y lo que es peor, no tengo a mi pequeña.

Me encierro en mi habitación y hablo con los policías, para que castiguen a Leila, les daré una buena suma de dinero y quedará entre nosotros. No va a irse de rositas después de esto. ¡Maldita sea!.

Después de hablar con los policías, me acuesto y no consigo dormir, todo me da vueltas, me duele todo. Estoy muy cansado, ya no puedo dar más de mi mismo. Deseo que acabe esta pesadilla, quiero volver a verla antes de que mi corazón se paralice y deje de cumplir su función. Esto es demasiado, y no doy más de sí.

- ¡Anastasia!. - Grito medio inconsciente. La necesito, y no está. No está porque yo la he perdido.

Las lágrimas salen de mis ojos descontroladas, ahora mismo siento debilidad absoluta, no me voy a recuperar hasta no volver a tenerla en mis brazos. Esto acaba conmigo, me duele el pecho y respiro con dificultad.

- Christian. - Veo a mi pequeña.

Mis ojos la miran. Está hermosa, y lleva a nuestra pequeña en su vientre, ¡está tan guapa!. Más guapa a como la recordaba.

- Pequeña ven aquí, ¡por favor!, ¡me estoy muriendo sin tí!. - No puedo parar de llorar.

Ya no distingo la realidad de la imaginación. Mi corazón va a estallar en cualquier momento.

- Tienes que dejarme ir, no voy a volver. - Me niego a no verla más.

- No me voy a rendir, te voy a recuperar pequeña, ¡eres mía!, ¡tienes a nuestra hija!, ¡vuelve por favor te lo pido!, ¡no me dejes!, no puedo seguir así, tengo miedo porque no estas, siento pánico porque no sé si estás bien, te necesito tanto que al no estar tú, me estoy consumiendo. - Quiero tocarla pero no puedo.

- Estoy perdida Christian, perdida en mi mundo y no puedo volver. - Ella ni se acerca a mí, cada vez la siento más lejos.

- Dime donde estas, iré a buscarte, no me importa donde, te sacaré de donde sea, te llevaré conmigo y te cuidaré eternamente, tienes que volver, ¡tienes que venirte conmigo!, ¡me niego a dejarte perdida allá donde estés!. - Tengo las cosas muy claras. Tengo muy claro que nunca jamás, me voy a rendir, y la buscaré donde haga falta.

Si hace falta iré a la luna, recorreré el mundo, pondré carteles con su foto, llamaré a cada comisaría del mundo, una orden de búsqueda por cada rincón del mundo. Debo ponerme a ello.

- No estoy donde piensas, aún que sólo tú, puedes hacerme volver. - Sus palabras me matan. No consigo entenderla

- ¿Dónde te busco?, ¿donde empiezo a buscarte?, ¡por favor!. - Me arrodillo. Necesito saberlo.

- Ni yo sé decirte donde estoy, en mi mundo no hay ubicaciones, nada existe, ni si quiera tú pareces real. - Dicho esto, desaparece.

Me quedo en el suelo llorando. Temiendo aún más por su vida, por nuestra hija. ¿Y si no puedo hacerla volver?, ¿por qué dice que está perdida?.

Ana se ha ido hasta de mi imaginación, y me siento morir. Ella se ha convertido en mi todo, y al esfumarse, me he quedado sin nada.

Me paso lo que queda de noche en el suelo tirado, sin si quiera poder levantarme.

(...)

Me he tomado la medicación y ya estoy mejor. No he dormido nada y estoy destrozado, pero aún así me visto y salgo a correr, a buscarla donde sea.

Corro por los lugares que aún no he visitado, hasta por la arena de la playa, pero no hay ni rastro de ella. Al menos de forma real, porque de mi mente no se ha ido, y sigue estando, al igual que en mi corazón.

Mi corazón lo tiene ella. Mi alma también está con ella. Ahora hago las cosas por hacerlas, dejo pasar los días y no me entero de nada. Me paso el día y la noche buscandola, y ya van dos meses que no la veo.

Me duele tanto que me detengo. No puedo seguir corriendo. Me tomo otra pastilla, y continuo mi camino a paso lento. No puedo correr más, las fuerzas me fallan y siento que me voy a caer al suelo. Aún que bueno, no importa si caigo, ya estoy demasiado hundido, nada importa ya.

Observo a una pareja que se da la mano. Basta no tener a la persona que amas, para que de pronto salgas, y sólo veas parejitas por la calle. ¡Es una jodida mierda!. Yo también quiero a mi parejita, antes no la quería y ahora muero por tenerla. Ana me ha cambiado la vida, me ha hecho ver la vida de otra forma, me ha enseñado lo que es amar, y también a no poder vivir sin ella. Ana es única y especial, y pensar en no volver a verla, ni a ella ni a mis hijas, me mata. Quiero abrazarla y acariciar su vientre, ya debe de notarse porque han pasado casi cinco meses desde su embarazo. Tres meses conmigo, y dos sin mí.

Me levanto siempre pensando como está, porque quiero creer que no ha cometido ninguna locura, es que ni se me ocurre pensarlo porque directamente me muero.

Vuelvo a casa. Mi imaginación me vuelve a jugar una mala pasada y puedo verla, está de espaldas,  pero la reconozco. La reconozco de cualquier forma.

Me quedo quieto, y ella se choca conmigo. Parece tan real que me da miedo tocarla y que se vaya.

He esperado tanto que vuelva, que ya no sé cuándo la veo de verdad o de mentira.

Son tantas las ganas de tenerla entre mis brazos, que la rodeo por detrás, la cojo, y me la llevo.

Es ella de carne y hueso porque puedo sentirla, aún que esté muy débil, temblando y desnutrida, pero está aqui, y pesa tan poco que podría cogerla hasta con una mano, casi pesa más nuestra hija, la cual ya se nota que lleva en su vientre. Es tan real que me da miedo soltarla, siento un miedo terrible a que desaparezca o a hacerla daño porque se la ve demasiado frágil.  Lo importante es que la tengo, y no pienso soltarla.

 Identidad Grey (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora