Capítulo 15. | Un niño disfrazado de dragón.

1.5K 101 6
                                    


Ubicación desconocida.

Zara Di Ángelo.

La conversación con Sandro me había dejado un malestar en el cuerpo, sentí que estaba completamente decepcionado conmigo. Y era normal, estaba dejando todo atrás por el simple hecho de perseguir a alguien que no sabía si quería ser perseguido.

Apoyé la cabeza en la ventana trasera del coche, dejando que los primeros rayos de sol calentaran mi rostro ligeramente. Dante había conducido toda la noche hasta llegar al bosque alejado de la ciudad, me pregunté varias veces hacia dónde íbamos y si en aquel lugar nos estaba esperando mi hermano. No quise preguntar, el ambiente estaba cargado de tensión desde que habíamos escapado de la policía y sinceramente, prefería el silencio antes que discutir con uno de ellos.

Distinguí varios pinos en la carretera de tierra que había cogido Dante y cada vez que nos adentramos más en el bosque más temía que me dejasen por aquí tirada.

— No tenías que haber dejado a Roxana allí. ¿Y si habla? – Cezar rompió el silencio.

— No hablará. – Respondió Trece con pereza.

— ¿Cómo estás tan seguro? Te recuerdo que no se puede estar tranquila.

Se le notaba preocupado. A pesar de que Roxana podía venderlos en cualquier momento a Trece eso le importaba bien poco. ¿Tanto confiaba en ella?

— Porque sabe que si lo hace será lo último que haga en esta vida. – Aseveró. – No es tonta, sabe con quién está tratando, Cezar. Tiene muchos problemas como para dar un paso en falso.

Recordé la conversación con Sandro y sus problemas con el dinero. ¿ A quién le debía tanto? Si era eso verdad quizá Roxana quería estar con Trece solo por protección. Quién sabe.

Después de unos diez minutos una pequeña cabaña apareció en mi campo de visión, parecía la típica casita de cuento dónde salía una persona mayor y te invitaba a un té con galletas. Dudaba mucho que eso pasase.

Después de que Dante aparcase me desperecé y lo primero que hice al salir fue respirar profundamente el aire fresco de la naturaleza, algo que era imposible en la ciudad y que debido a la contaminación hacía bastante tiempo que no olía. Se sentía bastante bien. Noté después de unos minutos que era la única que quedaba fuera y aproveché ese momento para tener un poco de paz, sentándome en una roca que había un poco alejada de la casa. Un rato después una presencia se sentó justo a mi lado.

— Relajante, ¿verdad?

La voz de Cezar rompió la tranquilidad del momento, pero no de una mala manera. Asentí sin mirarle, recorriendo con la mirada el mar de pinos que se encontraba bajo nosotros.

— ¿Por qué hemos venido aquí? — Me atreví a preguntar después de tanto tiempo.

— Es un buen sitio para esconderse, antes tenemos que organizarlo todo para irnos.

¿Organizar? ¿Organizar el qué?

— ¿A dónde? — Viré la cabeza hacia su dirección. — ¿Dónde está mi hermano?

Se mantuvo pensativo durante unos minutos, como si estuviera decidiendo si era buena idea decírmelo o no.

— Todo a su tiempo.

Quise quejarme, pero a cambio sentí curiosidad, Cezar era el hermano de trece pero, a pesar de no haberlo visto durante tanto tiempo no se le veía para nada afectado, hasta que recordé que si hubiese sido por él Trece se hubiese quedado allí el resto de su vida. Lo observé durante un rato, era tan parecido y tan distinto a la vez que era extraño. Me permití sacar el tema.

Bienvenida a mi infierno [+21] ✅ |PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora