Capitulo 03, primera parte: ¡Ye! Costco

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Nos instalamos en una rutina. Él dormía desde las cuatro de la mañana hasta el mediodía, sorprendentemente, siempre solo. Yo hacía el desayuno y me iba a correr, tratando de aprender dónde estaba todo antes de que comenzara la facultad, siempre durante el día y siempre con mi aerosol. La ciudad comenzó a volverse agradable, más acogedora. Pasé menos tiempo preocupándome por donde estaba, y más tiempo disfrutando de mí misma.

Tom y Leslie me enviaron dos correos electrónicos dejándome saber que nada nuevo había surgido. 

Harry venía conmigo a todas partes. Comenzó siendo molesto, pero después de un tiempo, noté que él me estaba mostrando cosas que había descubierto. Me di cuenta que su mirada lasciva había sido reprimida un poco. Quería atribuirme el mérito por eso. En el fondo, yo quería que fuéramos como una novela romántica que había leído en la que unos compañeros de piso se enamoraron. Mi principal problema era su trabajo. El cantante principal en una banda al azar de Boston, no era exactamente como me imaginaba que iba a suceder una historia romántica. Esto era más bien cómo pasé las vacaciones la primavera pasada...

Entré en el apartamento después de mi carrera. Los veranos eran demasiado cálidos, pero también alocadamente húmedos. No estaba acostumbrada a la humedad. Me moví afanosamente, y recogí su mierda del suelo y de la mesa de café. Él entró en la habitación mientras yo estaba tirando una brazada de envolturas y deshechos en el cubo de basura. Tenía que hacerlo antes de poder estirarme. Yo odiaba el desorden.

—Te ves acalorada.

Le enseñé el dedo medio.

—¿Te has levantado temprano y no pudiste limpiar tú mismo? Te pedí que por favor no dejaras mierdas por todas partes.

Agarré el zumo de naranja de la nevera y bebí del envase. Era mi peor hábito. Él no hizo ninguna mueca ni se quejó. Se acercó a mí, casi tocándome, lo cogió de mis manos y bebió un buen trago. Él me lo devolvió, pero negué con la cabeza. Mi nariz se arrugó.

Él ladeó la cabeza.

—¿Tú puedes beber del envase, pero yo no?

Terminé mi carrera caminando de un lado a otro por la cocina.

—Tú besas todo lo que conoces. Es probable que tengas Hepatitis C.

Él se echó a reír:

—Princesa, tengo mis vacunas y me hago chequeos regulares. Gracias por juzgarme. —Sus ojos se perdieron por mis piernas—. Esos son unos pantaloncillos muy cortos.

Suspiré y comencé a estirar y le eché otro vistazo.

Él sonrió.

—A veces voy a yoga caliente (Es una modalidad de alto rendimiento, que se practica dentro de un salón a 42 grados. Una clase equivale a correr 10 kilómetros, pero advierten que puede producir mareos, náuseas o taquicardia), tienes que venir. Parece que te vendría bien un estiramiento en los tendones. ¿Por qué no te inclinas y me dejas estirarte por detrás?

Yo gruñí y me fui a mi habitación para estirarme sin miradas lascivas.

Él gritó detrás de mí:

—¿Quieres ir a Costco?

Miré hacia atrás, contemplando la oferta.

—Sí, claro. Sin embargo, no tengo una tarjeta.

—Yo la tengo.

Asintiendo con la cabeza, entré al baño en lugar de entrar a mi habitación.

—Dame diez minutos para darme una ducha.

My Side [Harry Styles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora