Iluso

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Naruto odiaba el frio y mucho.

Todo comenzó un día lunes por la mañana cuando se levantó y su hermosa suegra estaba frente a él, ni que decir que casi le da un infarto. Cuando pudo volver a estabilizarse, pasaron a la sala y se sentaron en los sofás para la explicación: Sasuke había salido de viaje a Que se yo, pero seguro lo dijo cuando andaba comiendo ramen y no prestaba atención, luego que intentó recordar las palabras de su teme bello —su cerebro casi explota— su amada suegra luego le pasó a explicar que su segundo hijo —las lágrimas falsas empiezan— fue a Hokkaido, especialmente a Nisekoi donde una loca chica que estaba enamorada desde la secundaria de él se enteró que iba a ahí y lo secuestro encerrándolo en una cabaña. ¡Oh pobre de su preciado niño! Naruto sólo ladeó la cabeza confundido, sin embargo, como era tan iluso se creyó todo eso y sin mirar la sonrisa malvada de Mikoto —era Uchiha al fin de cuentas— empezó a preparar sus maletas para su nueva misión.

¡Rescatar a Sasuke! Como buen marido que era.

Volviendo al punto donde estaba. Odiaba el frio como ya se había dicho. ¡Por algo era el Sol de Sasuke! El sol es calor ¡Naruto Uzumaki sólo desprende calor! Y por ende debía estar en contacto con los climas cálidos ¿no? ¡Pero no! ¡Tenía que estar a kilómetros de su hogar intentando rescatar a su esposo de las garras de cierta loca!

Dio un suspiro hondo y caminó con sus maletas entre las calles nevadas buscando alguna cabaña, ¡pero sólo encontraba casas normales! Y su grandiosa suegrita —quien le empacó ramen— dijo una cabaña. Vio a una mujer de cabello rosado dando indicaciones a los turistas, por lo que se acercó a ella para ver si conseguía información.

—Disculpe, ¿sabe si por aquí hay una cabaña?

— ¡Oh sí! La única es de Sasuke-kun—por un momento pudo ver como sus ojos verdes tomaban una forma de corazón y entrelazaba sus manos a la altura de su pecho para soltar un pequeño chillido.

Naruto alzó una ceja ante la reacción y luego su mente comenzó a trabajar en una conclusión: ¡Esa era la loca que su suegra le había dicho! Oh no, eso sí que no. ¡No gastó años de su vida para que el bastardo de Sasuke le hiciera caso y llegara una mujercita a querer robárselo!

— ¿Dónde está esa cabaña?—su lado celoso estaba saliendo a flote— Soy su esposo y pues, ese teme no me dio la dirección—remarco la palabra "esposo" con una de sus grandes sonrisas.

La chica abrió los ojos que por un segundo pensó que se le saldrían, a continuación sin decir ni una palabra —se notaba el aura deprimida que llevaba alrededor— en una pequeña hoja le escribió le hizo un croquis y lo entregó, para volver a sus actividades. Agradeció sonriendo mostrando los dientes y caminó al lugar, esperando que en verdad fuera así porque si no conocería su furia, por algo había sido llamado Kyuubi en sus años de adolescencia. Llegó a su destino por fin y tocando la puerta, espero, espero y nada. En ese punto, sólo quedaba una cosa por hacer:

— ¡Teme! ¡Abre esta puta puerta!—dio por iniciado una tunda de golpes contra la pobre entrada que no tenía la culpa de nada. Una patada, dos patadas, tres patadas y sin presencia de ese— ¡O quien sea que hayas secuestrado a mi esposo!

En su mente estaba considerando la decisión de tirar esa cosa, sin embargo, alguien podría llamar a los vecinos y eso es lo que menos deseaba. Dio un suspiro hondo y pensó algún plan. Sus ojos se dirigieron a la ventana, se trasladó hacia ella verificando si podía abrirla o al menos romperla de manera silenciosa. Para su desgracia tenía rejas, no lograría nada.

— ¿Naruto?

¿En qué momento se alejó de la realidad y se metió de lleno en sus pensamientos? Estaba sentado en el frío piso, recargado contra la puerta así como las maletas a un lado cuando escuchó la voz de sus sueños eróticos, alzó la mirada y frente a él, estaba Sasuke mirándolo extrañado.

Cuando Sasuke llegó a su hogar después de que su superior —alias su hermano— lo mantuviera prisionero en las oficinas haciendo un noseque, nunca pensó que se encontraría con su marido en la entrada de su acogedora cabaña.

— ¿Qué haces aquí?—cuestionó, introduciendo la llave a la casa y dejándolo pasar para que entrara en calor.

Ya en el sofá y con el rubio con una taza de chocolate caliente en sus manos.

—Mikoto-san me dijo que estabas secuestrado por una loca chica fan tuya de la secundaria ¡y vine en tu rescate, teme! ¡Agradece!—alzó su puño con determinación— ¿Qué hacías afuera? ¿Cómo escapaste?

—Naruto...—un tic en el ojo derecho de Sasuke se hizo presente— Mi madre te engañó para que vinieras.

— ¡Mikoto-san nunca haría eso!

Al segundo le llego un mensaje:

¡Oh, Naruto! Espero me perdones por dejarte encerrado unos días con Sasuke en la cabaña, ya le dije a Sakura (la chica de cabello rosado que encontraste) que le ponga llave a la casa.

Sólo quiero unos nietos y aunque seas hombre, inténtalo.

Te enviaré la silla de ruedas en las próximas horas.

Uchiha Mikoto.

Mierda.

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Colección de drabblesWhere stories live. Discover now