Amame Si Puedes

Capitulo 12

Capitulo 12

Al llegar a la Prisión, específicamente a mi habitación, me encuentro con Abril tirada en su cama con sonrisa de típica chica enamorada.  Suspirando cada vez que ve su teléfono.  Niego con la cabeza, me alegra verla tan feliz pero solo espero que no se estrelle al bajar de la nube. Cierro la puerta, atrayendo su atención.  Antes que pudiera decir “Hola”, Abril me atrae en un abrazo.

—¡Angie!—Chilla.  Su voz tiembla y no sé qué hacer, ¿Qué le ocurre? —¿Dónde estabas?

Oh no.

—Abril, yo te explico, pero primero estoy…—Su voz me interrumpe.

—Yo aquí muriéndome por explicarte y tu de parranda—Se separa y me mira.—¡Eres una mala amiga!

El burro hablando de orejas.  Pero es mejor que no se enterara.  Al fondo Abril es frágil, pero se resguarda en esa fachada de chica dura. 

Rio algo fingido antes de continuar.

—Perdón, tenia cosas que hacer—Camino hasta mi cama y me siento—Cuéntame todo

Esa frase “Cuéntame todo” es como un botón que activa la boca de Abril.  Puede hablar durante horas y no se calla pero como buena amiga que soy hago que la escucho.  ¡A que soy buena amiga!

 Lo sé, lo sé.

Abril se sienta en su cama mirándome.  Suelta un suspiro enamorado y comienza a contarme su noche mágica.

—Bueno, cuando me separé de ti, fui a bailar y fue ahí cuando lo vi en su mesa tocando la música—Hago un gesto con la mano para que siguiera.—No sabes lo genial que se veía, seguí bailando hasta que sentí unas manos en mi cintura y supe que era él

Hubiera soltado un “Aww” pero yo no era ese tipo de chica. Yo era más bien las que escuchaba hasta el final y luego daba mi crítica constructiva. 

—Bailamos unas piezas pero él debía volver a la mesa, pero no me dejó de observar ni un minuto, hasta que el local cerró.  Me invitó a pasar un rato con él, hablamos de cosas irrelevantes, nos conocimos… nos besamos.

¡ALTO!

Dijo “Nos besamos”. ¿Cierto?

—Abriiiil—Digo alargando su nombre. Ella sabe lo que quiere decir.

—Sí, sé que no debería, que por adelantarme en las relaciones he pasado tantas rupturas forzosas, pero no pude evitarlo, se comportó como un verdadero príncipe.—Me miró.  Su mirada me decía que de verdad creía que iba a funcionar y yo no era quien para quitarle esa emoción, pero no podía estar tranquila sin antes decirle mi opinión.

—Escucha Abril, los cuentos de hadas no existen y los príncipes que buscas, se andan besando con otros príncipes, por eso, no busques príncipes—Digo.  Ella parece confundida por un momento.

—Entonces ¿Qué busco?—Pregunta.  Como una niña inocente que está curiosa de la vida y de las cosas que la rodean.

—Un hombre, un hombre que sepa valorarte, que se comporte como un caballero de día y un salvaje de noche.  Que te dé duro contra el muro y suave contra el pavimento, ese es el hombre que vale la pena—Termino seria.  Pero Abril solo suelta una sonora carcajada.

Sin entender la miro revolcarse por la risa…

¡Pero si lo decía en serio!

Luego de unos dos minutos su risa cesa.  La miro esperando una explicación por su repentino arranque.

—Perdona, pero lo decías tan seria que me causó risa, pero tienes razón.  Debo poner límites—Dice—Gracias

Sin poder evitarlo, le sonrío.