Roku.

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–Osomatsu. –la voz del azul fue la que despertó de sus negativos pensamientos al rojo. Solía ocurrir así, siendo el segundo la alegría del primero. Pero esta vez, al oír su nombre, no se giró con una brillante sonrisa. Se giró para ver a su hermano menor, con una débil y casi invisible sonrisa que se formó en sus labios por pura cortesía.

–Felicidades, Karamatsu. Has conseguido avanzar junto con los demás. Estoy orgulloso de ti. –dijo, sonando honesto con sus palabras. Pero también podía verse como le dolía decir aquello.

–Gracias, nii-san. –agradeció con amabilidad y una sonrisa pura, alterando el corazón del rojo como sólo él era capaz. Osomatsu soltó una breve risa sarcástica y bajó la mirada.

–Al contrario que yo. –murmuró, esperando no ser oído por el menor, ya que sabía que sentiría cierta lástima no merecida de su parte. Y aún así, el de azul miró apenado a su hermano mayor, sentándose a su lado y sonriéndole comprensivo.

–No debes preocuparte por eso. –dijo, negando con la cabeza con seguridad, llamando su atención de nuevo. –Mañana será un nuevo día en el que saldrás ahí y podrás demostrar lo que vales más que el día anterior. –hablaba el azul, y el de rojo sintió como sus mejillas se tornaban rojas. Con él, siempre se sentía amado, apreciado. Aunque no debiese. No de la misma forma en que lo hacía.

–Me alegra tu optimismo. –dijo, con una suave sonrisa formada en sus labios. El azul le miró con esperanza, pero ésta fue efímera. –Pero soy un desastre.

–No digas esas cosas de ti. Eres una persona genial e interesante. Seguro que lo consigues. –insistió, sonriendo aún más seguro de sus palabras. Osomatsu tenía miedo a creerle, a creer que realmente valía. No era capaz de verlo, ¿cómo era posible qué Karamatsu sí?

–Yo jamás lograré avanzar. Y pensé que tú tampoco, no todavía. La verdad es que, no creía que no pudieras. No quería que pudieras.

–¿De qué hablas?

–Quería que aún nos quedase eso. Qué pudieras quedarte siempre a mi lado a causa de eso. No quería estar sólo o con otra persona. –confesaba, y al mismo tiempo, el menor miraba con atención al chico que tenía frente a sus ojos. Aceleraba su corazón con una simple mirada. –Sólo contigo, Karamatsu. –aquello fue como una bala directa a su enamorado corazón. –Soy un puto egoísta, pero no puedo evitarlo.

–A veces ser un puto egoísta no está mal. –dijo, y el rojo le miró con confusión. El azul en cambio, sólo se dedicó a agarrar la mano del mayor con suavidad. –Yo jamás dejaré de estar a tu lado por avanzar. Avanzaremos, juntos. Si no puedes, entonces te agarraré de la mano y tiraré de ti para ayudarte e ir juntos. –le miró con una sonrisa, hermosa a los ojos del rojo. Esperanzadora, mientras sentía como su agarre era más fuerte. Dolía el sólo sentir la agradable calidez de su mano sobre la suya.

–No me digas esas cosas. –pronunció aquellas palabras como un afilado y frío cuchillo. Despiadado. Una mirada gélida y otra confusa. Y el rojo apartó la mano del azul. –Sé que acabaremos separándonos pronto. Así que no me engañes más. –dijo, y una vez dicho aquello, se levantó de donde estaba sentado, haciendo que el otro también lo hiciera.

–Osomatsu... –murmuró, sin saber que más decir tras aquello. El susodicho sonrió al menor.

–Nos vemos, Karamatsu. –dijo, y dispuesto a salir de la casa, avanzó hasta la puerta principal, siendo descubierto por su madre.

–Osomatsu, vamos a cenar ahora. –habló, confusa al ver como se colocaba sus zapatos para salir a aquellas horas de la noche, solo y ya habiendo comida en casa. Osomatsu se giró hacia su madre, esbozando una sonrisa neutral para ella.

Sakura No Ame. | OsoKaraWhere stories live. Discover now