Parte 2: Labios cereza

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El cansancio recorría todo el cuerpo del pelirosa casi al mismo tiempo que los labios de su acompañante se tatuaban sobre su piel, aquella sensación tan conocida y al mismo tiempo tan ordinaria de éxtasis lo cubría de los pies a la cabeza.

- ¡Agg! Lee quítate de encima - Dijo con la intención de apagar todo aquel calor que lo comenzaba a llenar - No me dejas respirar - agrego para no hacer sentir mal al otro chico.

En respuesta el más pequeño se coloco en una pose felina liberando parte del cuerpo de su "presa" e inclino su rostro casi al punto de volver a besarlo, dio un pequeño lengüetazo que recorrió desde el cuello hasta el lóbulo de su oreja izquierda, se detuvo un momento y susurro levemente a su oído.

- Jii... si tu quieres puedo quitarte el aliento de "otras" formas más deliciosas - y dedico una pequeña mordida a su oreja.

- Seunghyun... a un lado. No estoy de humor ... para esto - dijo mientras lo empujaba cuidadosamente del pecho desnudo liberándose del fogoso aprisionamiento.

El aludido puso una cara de desagrado y volvió a adoptar la pose felina al asecho, hizo un leve puchero y grito con un tono de voz sumamente infantil - ¡¡¡Jii!! Ya te he dicho que no me digas así... llámame Seung-Ri -

- Entonces tu no me llames Ji - repuso con enfado el mayor.

- ¿Quieres que te llame "Joven Kwon"? - propuso con un tono por más burlón.

- ¡Cielos! Cuando te lo propones dejas de ser lindo y te conviertes en una persona completamente desesperante- esta vez la voz de GD sonaba más exasperada que nunca .

- Ok lo siento GD - el pequeño Seung agacho la cabeza demostrando arrepentimiento - Y dime ... ¿Por qué estas tan molesto - Volvió a indagar recobrando su natural alegría.

- No estoy molesto -

- Si lo estas - comenzó de nuevo a provocar a su superior - ¡Ya se! Alguno de tus amantes te boto-

- Cállate no sabes lo que dices-

- ¿No? Bueno ... Tal vez algún chico lindo te rechazo - continuo mientras se aferraba a uno de los brazos del chico dragón.

Ante esta afirmación más real que cualquier otra GD retiro violentamente su brazo del agarre de su pareja y se sentó al borde de la cama agachando su cabeza tratando de ocultar su rostro que claramente reflejaba enfado. SeungRi se acercó cautelosa mente a su espalda y delicadamente introdujo ambas manos por debajo de su playera, comenzó a delinear las tenues líneas que apenas se marcaban sobre su abdomen.

- No se que te paso. Pero... si tu quieres. Te puedo poner de buen humor - intento nuevamente engatusarlo usando esta vez un tono que se asemejaba bastante al ronroneo felino.

GD no dijo nada. Simplemente se dejo llevar por las deliciosas caricias que las astutas manos de su pequeño amante, que a pesar de ser dos años menor era diestro en el arte de la seducción, la única persona que podía brindarle todos aquellos exóticos placeres tan solo con la punta de sus dedos, sus labios y su cuerpo. El pelirosa se estremecía con cada roce de la lengua que bañaba todo su cuerpo, aquella forma de hacerlo consiente de la existencia de cada centímetro y cada parte era lo que más le gustaba, sentir como su piel se erizaba al paso de esa punta tibia y húmeda le permitía dejar su mente en blanco ayudándolo a olvidarse de todo incluso de sí mismo, aquel pequeño era el único capaz de producir aquel inigualable placer en él. Mientras se dejaba embriagar por aquellas sensaciones a su mente acudió el momento en que conoció a aquel chico.

>>>FLASHBACK<<<

El otoño estaba a punto de terminar y los parques estaban cubiertos por hojas de diversas tonalidades ocre. GD) caminaba pacientemente escuchando el crujir de estas bajo sus zapatos de charol negro, a pesar de que aún era un niño ya era una personita muy peculiar, los chicos de su edad lo consideraban aburrido y asocial ya que nunca se integraba a jugar y todo su tiempo lo ocupaba para sus estudios, los adultos por su parte lo consideraban un niño "diferente" puesto que sus ideas e inquietudes distaban demasiado de las de cualquiera con 7 años encima. Cualquiera que lo viera por primera vez también quedaba seguro de que aquel niño no era como todos los demás pues ya usaba un largo mechón de cabello que colgaba en el lado derecho de su rostro y que casi siempre cambiaba de color, su mirada no era alegre ni traviesa más bien tenia un toque de altanería y egocentrismo que impactaba con facilidad a quien lo viera.

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