Capítulo 16.

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Le pesaban los ojos a más no poder, estaba cansado y eso que se había dormido temprano como se le era habitual, deduciendo que era cansancio mañanero. Bostezó eliminando malas vibras, estirándose en medio de su cama, Geno detestaba a veces ir al trabajo, habían días donde las cosas no funcionaban y le frustraban, pero no por eso se rendía, habían otros que sí eran espléndidos y todo andaba sobre ruedas, pero sentía que ese día, ya después de dos meses de la fiesta de disfraces, todo iba a terminar fatal.  

Se sentó todavía a oscuras, las cortinas estaban cerradas y como pudo notar en la hora todavía el sol no salía, era mucho más temprano de lo que normalmente despertaba, no obstante, en vez de darle deseos de dormir, podría ver a su compañero de casa antes de no volverlo a ver por más de ocho horas, así que era una buena motivación para levantarse y a tientas buscar su ropa.

No era muy recomendable actuar con el sueño encima, apenas abría sus ojos si chocaba con algo en el suelo, pero le dio pereza ver bien lo que sacó del canasto de ropa que tenía en su silla del escritorio, se le había olvidado doblar el día anterior, allí solo tomó lo primero que parecía suéter y se lo colocó, tenía demasiado sueño como para hacer algo más.

Con un frío espantoso abrió la puerta de su habitación, por el brillo del pasillo tuvo que taparse los ojos con su mano, gruñendo bajo al tener la visión que todo estaba muy claro, sería mejor llegar al baño para despertarse de una vez por todas. Sin embargo su trayecto fue interrumpido cuando un cuerpo casi choca con él por no ver por dónde iba, casi se iba a caer pero el otro había reaccionado a tiempo para tomarlo del hombro y brazo.

— Woah. Geno, es muy temprano para que estés... —El castaño parpadeó— ¿Esa es...?

— ¿Qué... hora es?

— Las cinco de la mañana, recién me desperté.

— Uhhg. Mejor me vuelvo a dormir...

Las últimas palabras pronunciadas fueron difíciles de entender entre el murmuro y el bajo volumen, llevando su cuerpo mal equilibrado hasta el pecho que pudo reconocer como su pareja, Blard lo vio bastante enternecido, parecía un niño pequeño en ese estado, y realmente, se recordaba a sí mismo, él también era un torpe al despertar, chocaba con todo y por eso se mantenía en la cama un tiempo antes de levantarse por completo. Pero algo le había llamado la atención, y era la ropa que tenía puesta, Geno estaba usando su suéter que estaba buscando hace momentos, y como era algo grande incluso para él estaba cubriendo sus desnudas piernas, por eso era evidente su temblor, hacía frío y estaba muy desabrigado y expuesto, además de estar en ropa interior tapado por su propia ropa.

— Será lo mejor, tienes dos horas de sueño aún.

El mayor lo guió con paciencia, ganándose pequeños golpes errados por las risas que se le escapaban, Geno parecía algo borracho, era increíble lo que podía hacer el sueño. Una vez en su habitación, sentó al contrario que había espabilado más, se quedó mirando al contrario, lleno de pensamientos que nadie podría entender al estar en medio de la realidad y el mundo onírico.

— Geno. —Llamó.

— ¿Mhh...?

— Quítate la ropa de arriba.

— ¿Q-Qué? —Pareció ser suficiente para despertar por completo, volviéndose rojo como un tomate, el castaño se rió— ¿¡No crees que es muy temprano en muchos sentidos, idiota!?

— Pff. No me refiero a ese sentido. —El albino le miró indignado y buscando respuestas— ¿No has notado qué ropa estás usando?

Geno parpadeó confundido, y lentamente llevó su mirada hacia su cuerpo, tenía puesto el suéter de su pareja, la que justo usaba para ir al trabajo, es decir que había sacado la prenda equivocada en el cesto de ropa, pero lo que más lo había dejado en vergüenza fue que estaba sin pantalón de pijama, cubriéndose al instante tirándole una almohada al mayor.

— ¿No crees que haber dicho eso primero era más adecuado?

— Se me fue. —Ladeó la cabeza— No obstante... Me gusta ver tu rostro totalmente rojo.

Apretó los labios con molestia, buscando su pijama de arriba, necesitaba descansar o sino haría esos errores todo el día, al hallar lo que buscaba, pidió con la mirada un poco de privacidad, más que nada porque su cuerpo tenían marcas que prefería que su pareja todavía no viera, Blard entendió lo que quería y se dio vuelta. Solo fueron unos segundos para que Geno volviera a estar con su ropa de dormir, Blard sonrió en un aire galante.

— Un tomate...

— ¿Qué?

— Tomate, pareces un tomate todavía. —Bajó sus párpados suavemente— Tomatito.

El menor no sabía si era capaz de estar más rojo, y molesto además de avergonzado, lanzó su suéter en todo su rostro.

— ¡Déjame dormir, Blard!

El susodicho rió tomando a tiempo su suéter, colocándoselo encima de la playera blanca que utilizaba, inclinó el cuerpo de su amado dándole un beso en su frente antes de acercarse al umbral, le guiñó un ojo.

— Descansa, Tomatito.

Apagó la luz dejando a un refunfuñante Geno, ardiendo en su rostro todavía estupefacto de estar casi desnudo frente al otro, además de haberse colocado su ropa, por ello lo sentía con un aroma distinto. Pero lo que sí le hizo sentir su corazón latir rápido fue aquel lindo apodo, era un poco inefable, pero era atribuyendo a un suceso especial, tenía que pensar uno para así devolverle el juego.

Después de dormir, claro estaba.

Hogar de Dos | 30 días de OTP [Editado]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin