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- mamá! -dijo el pelirrojo con una sonrisa amplia al ver a una mujer rubia, tal vez de unos 166 centímetros de altura sacando galletas de una lata de horno, ella alzó su vista ante la voz de su único hijo biológico y sonrió amplio, clavando sus brillantes ojos rojos en los de su hijo y sonriendo amplio, mostrando unos dulces dientes blancos y parejos.

- Eijirou! -dijo con ánimo, sacando la última galleta para ponerla en la rendija, dejó la bandeja dentro del horno y luego se sacó los guantes, dejándolos en la isla que estaba en la cocina y caminó donde su hijo. Apoyando la inocente imaginación de Deku, vio como la señora de cabello lacio y brillante caminaba hasta su hijo, limpiando sus manos en un delantal rosado con detalles del mismo color pero en un tono más oscuro, además de tener escrito con pinturas de colores:

Te amamos mamá

De Eijirou, Shouta y Tetsuya

Además de lo que tenía escrito, estaban marcadas manos con pintura, dos bastante grandes y una muy pequeña.

- ella es quien decoró tu decoró tu departamento -dijo Deku de forma distraída al ver como la rubia acariciaba con ánimo las puntas de cabello que se había armado el adulto esa mañana. La rubia se separó de su hijo y le sonrió al pequeño, de repente sintiéndose extraña al recordar como había llegado Shouta a su casa, quien al igual que el chico presente venía con señales de exposición constante al sol, cicatrices y una expresión dura en su mirar.

- sí, pequeño, yo lo decoré -dijo con una sonrisa, subiendo su mano a acariciar los rizos verdes que llevaba en su cabeza. ¿por qué todos acariciaban sus rizos?- yo soy Akemi, Kirishima Akemi -dijo sonriente, sacando por completo la mascarilla y luego bajó sus manos, desabrochando la gruesa chaqueta- estás sudando, cariño, dejaré esto en la entrada -dijo con una sonrisa, sacando la chaqueta del cuerpo del pequeño y caminando al perchero de la entrada para dejarla colgada ahí. Eijirou miró a Midoriya y apretó sus labios al ver que efectivamente sudaba, por lo que tomó su mano y lo llevó al baño del primer piso, refrescándolo ahí.

Cuando salieron, Eijirou sonrió al ver a su padre, un hombre de 192 centímetros con un cabello negro y corto, con unos brillantes ojos avellana y una sonrisa tan filosa como la de su hijo. Con el rato, los 6 estaban sentados alrededor de la mesa, mientras los 5 adultos jugaban Monopoly, Izuku comía galletas con leche mientras veía a Eijirou perder todos sus billetes contra la esposa de su hermano.

- mira, Izuku, aquí veras quien manda -dijo el señor Kirishima, de nombre Tetsuya, quien comenzaba a cobrar los impuesto por sus hoteles y le quitaba los últimos billetes a su hijo biológico, a su nuera y a su esposa. Deku sonrió amplio mientras le daba un trago a su vaso de leche, disfrutando como la galleta se deshacía en su boca. Kirishima se giró a ver al pequeño a su lado, quien estaba apoyado en su hombro viendo como jugaban.

- ¿estás bien? -le dijo con una sonrisa, subiendo su mano para acariciar el hombro del más pequeño, Deku subió su mirada hasta el carmín de los ojos de Kirishima y le sonrió, sintiendo como esa mirada desde hace días le daba una calma inexplicable, una que nunca había experimentado antes en su vida.

- sí, gracias -dijo con simpleza, concentrándose en ver la supuesta maniobra que aplicaría la señora Aizawa para recuperar su dinero.

Casi a la hora, la familia había dejado de jugar para compartir un rato en silencio, mientras que Shouta junto con Nemuri jugaban Tetris en el celular de él, el matrimonio Kirishima observaba como Eijirou tenía a su lado a Izuku, quien dormía de manera profunda con la cabeza sobre su hombro.

- ¿de dónde viene? -preguntó su madre, rompiendo el silencio que se había formado y miró al niño casi con ojos de tristeza, teniendo la leve sensación de que lo había visto antes en algún lugar.

- es huérfano,  sus padres murieron en un accidente de coche, y como faltaban cupos por rellenar no se hizo un mayor reporte, se dio al niño por perdido y lo ingresaron -dijo el pelirrojo, soltando un suspiro un tanto pesado- hay 11 mil personas con el apellido Midoriya, hay unas 7 mil opciones que podrían ser su familiar más cercano, porque no sabemos si es apellido de madre o padre, es complicado, no sabemos mucho de él -dijo con un tono sombrío, suspirando suave- pero venía con un chico, hijo de un hombre que enviudó en el parto y que dijo que no podía con la carga de tener a un hijo igual a su difunta esposa

- Bakugou Katsuki -dijo Aizawa con un tono molesto, metiéndose en la conversación, nombrando así al chico que comentaba su hermano, recordando como ese chico había peleado con varias personas de su clase hasta la fecha, dejando a más de uno con lesiones no menores. El peliteñido asintió y luego dejó un dulce beso en la sien de Midoriya al ver lo tranquilo que dormía.

- sí, han sido inseparables desde que se les acogió en el programa, tienen una excelente química -dijo y todos los presentes entendieron a lo que se refería, la señora Akemi sonrió un poco y se abrazó al brazo de su esposo, apretando este suavemente.

- es muy bonito, ¿piensas adoptarlo o algo así? -dijo Nemuri, mirando a través de los cristales de sus lentes como el peliverde se removía un poco, suspirando luego en su lugar. Todos se sintieron incómodos al analizar de mejor forma el caso de Midoriya y que, sin el programa, seguramente hubiese andado rebotando por el mundo.

- no lo se, es mi primer día con él fuera de la isla -dijo con una pequeña sonrisa, tragando saliva y mirando al techo, mordiendo el interior de su mejilla con suavidad al recordar lo difícil que había sido Midoriya: las fiebres que tenía en reacción a las inyecciones, las malas relaciones que llevaba con otros chicos sacados de las calles, su carácter, cosas que en definitiva le hacían ver la situación como algo negativo. Pero había podido conocerlo un poco más y sabía que Midoriya era mucho más que eso.

- le va a costar adaptarse -dijo el profesor mientras aún jugaba Tetris, terminando el nivel y bloqueando su celular, para alzar su vista de forma seria a su hermano adoptivo y este le miró con firmeza, suspirando ante el poco optimista comentario que le daba. Cuando iba a decir algo, se vio interrumpido por la esposa de su hermano, quien rió antes de señalar al hombre.

- No es imposible, ¿no? Sino mira que bien que te adaptaste tú -dijo la esposa de Shouta, sonriendo amplio y tirándose a abrazarle por el cuello, acción que el hombre aceptó en silencio y con una sonrisa, escuchándola reír.

Kirishima sonrió ante el comentario de su cuñada, viendo como llenaba de besos la cara de su hermano. Por alguna razón, Eijirou tuvo la esperanza por mucho tiempo de tener una historia de amor como la de su hermano. Él con la famosa Midnight se habían conocido en la preparatoria, cuando ambos tenían 17, siguieron siendo amigos hasta que a los 22 se hicieron novios y se casaron a los 26, aunque trataron de tener hijos no pudieron debido a la esterilidad de ella. Sin embargo, ellos llevaban 12 años casados y seguían siendo felices.

Hijos de la calle (2.0)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum