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Era el último día de ese año según el calendario, mientras buscaban refugiarse del frío contra ellos mismos, caminaban con prisa por las calles atiborradas de gente, quienes paseaban o hacían sus últimas compras.

Kirishima observaba por el rabillo del ojo como Deku iba a su lado, agarrándose de una parte del abrigo del mayor con el fin de no perder en lo que iba absorto en sus pensamientos, navegando por su cabeza en lo que tenía su boca y nariz hundida en una bufanda que le había regalado Midnight hace unos días.

- Izuku -dijo en lo que frenaba de golpe en un semáforo y le tomaba el brazo al peliverde, quien saltó un poco con el tacto del peliteñido y le miró, sonrojándose un poco- ¿estás bien? Andas muy distraído -dijo ladeando su cabeza en lo que soltaba su brazo. Vio como el pecoso le sonrió un poco, solo notando como se alzaban los pómulos entre las fibras de lana artificial.

- sí, estoy pensando un par de cosas -dijo con una suave sonrisa, volviendo a aferrarse a la ropa de Kirishima en lo que se acercaba un poco a él.

- ¿no quieres volver a casa? Siento que te va a pasar algo si te tengo afuera, la nieve está fresca y todas esas cosas -dijo hasta que sintió una mano enguantada que cubrió sus labios con dulzura, le alzó una ceja a Midoriya al notar que era una mano y este negó, soltando su mano y llevando esta a la bufanda, bajándola un poco.

- no, te quiero acompañar, además de que no nos veremos hasta el otro año -dijo risueño, repitiendo el mal chiste que hacía su padre siempre en esta época del año- así que vamos, de todas formas quiero que me expliques -dijo con una sonrisa, justo agarrándose del abrigo para comenzar a caminar con el tumulto de gente cuando el paso peatonal había dado luz verde.

Como era tradición, en la pareja de amigos que era Kirishima y Todoroki, se permitían hacer estupideces la última noche del año, ambos bebían y hacían locuras hasta que los encontraba el amanecer del siguiente día. Eijirou sonrió mientras caminaba al recordar que hace dos años, habían terminado borrachos pescando con gomitas. Teniendo en cuenta de que ambos ahora no estaban solos, a sus espaldas Shouto le había pedido a Bakugou que se consiguiera una fiesta o algo similar para que sacara al peliverde de la casa y les permitiera tener esa noche.

Con eso en la cabeza, ambos caminaban pensando en el mismo problema, ¿qué iba a hacer Midoriya en una fiesta? En todos esos meses que llevaba con Kirishima, el único ambiente movido en el que había estado aparte de la calle había sido la casa de los Aizawa, que fue una vez que Nemuri se había tomado media botella de vino y terminaron haciendo competencias de baile en la xbox, jugando "Dance Central". Esa vez cuando llegaron Eijirou y Shouta vieron como en el salón estaban ambos sudados, mientras que la ojiazul le gritaba a Midoriya que era una nena (destacando el hecho de que ella bailaba con la copa en la mano), Izuku estaba chillando mientras trataba de seguirle el paso.

- ¿estás seguro de que quieres ir? -preguntó de la nada el hombre de dentadura afilada en lo que miraba dos bolsas de papas fritas en sus manos, tratando de decidirse en su cabeza que comprar. Giró su cabeza y vió como Deku estaba a su lado, observándolo con detenimiento, el pelirrojo ladeó su cabeza y luego vio como Midoriya alzó sus manos, llevando sus dedos a los pequeños cuernos que tenía en el cabello, sonriendo suavemente.

- prefiero tu cabello cuando está al natural, Kiri -murmuró y luego bajó sus manos a ambas bolsas, echándolas al carrito.- yo me quedo con las de queso, esas me gustan -dijo con una amplia sonrisa, tomando el carrito para comenzar a caminar con ese.

Antes de que pudiese notarlo Kirishima estaba sonrojado, se había quedado parado a la mitad del pasillo de las frituras y con las manos vacías, mirando como Deku se alejaba de a poco de él, mirando los estantes del supermercado que se comenzaba a llenar y luego doblaba al siguiente pasillo, donde estaban los dulces.

Eijirou nunca se consideró a si mismo como una persona supersticiosa, siempre pensó que el destino estaba escrito pero que uno nunca sabría lo que pasaría porque si lo sabía, nunca haría lo que debería hacer, pero su abuela siempre le había dicho de que pusiera atención a sus sentidos, a esos pequeños sentimientos que le nacían en el pecho o a los hormigueos esporádicos que le daban en sus manos cuando hacía algo. Tal vez si Kirishima hubiera tomado atención a esa pesada sensación que le dio en su pecho cuando vió a Midoriya alejarse al darle vuelta al pasillo contiguo, tal vez lo hubiera tenido más tiempo con él y hubiesen sido felices.

- Midoriya! -dijo y caminó rápido al otro pasillo, asustado de que cuando llegara ahí, no lo viera y no lo volviese a ver en su vida, sin embargo volvió a respirar cuando vio como el peliverde estaba examinando la tabla nutricional de una bolsa de caramelos- Izuku -le llamó expresando enojo sin quererlo, el menor se volteó a verlo antes de que el peliteñido lo tomara entre sus brazos y lo estrechara contra su pecho con fuerza, haciéndole un agarre firme.

Deku se perturbó un poco al estar contra el pecho de Kirishima y su nariz fuese inundada con el olor en solo segundos, apoyó su frente contra el hombro y cerró sus ojos al sentir como el corazón del contrario palpitaba fuertemente, casi como si alguien golpeara desesperado desde su interior. Con algo de timidez, el más bajo subió sus brazos con cuidado hasta rodearlos por el cuello y hombros de Eijirou, comparando el color de piel de su adulto asignado con el del suéter que llevaba puesto, el cual había sido tejido por la señora Akemi.

- no te vayas -susurró Kirishima luego de unos segundos un poco asustado, hundiendo su rostro en el cuello de Izuku y tragó saliva- no te vayas nunca, Midoriya -le murmuró con voz temblorosa, iba a decir algo más hasta que sintió las manos de Deku deslizarse con dulzura hasta las mejillas de Eijirou, deshaciendo el amarre que había hecho el menor y se separó, colocándose cara a cara.

Se miraron a los ojos por intensos segundos, Kirishima observó con detenimiento los ojos del rizado, viendo como este no era de un verde parejo, si no que eran distintos tonos que iban haciendo un leve degradé, bajó su vista carmín a los labios del pequeño, no eran gruesos pero se veía a simple vista de que eran bastante suaves.

"Midoriya, si alguien te mira mucho los labios es porque te quiere besar, así que lo besas si quieres" escuchó en sus oídos el consejo que le había dado Nemuri en un momento cuando habían adquirido confianza.

Con decisión, Izuku se colocó de puntitas en lo que apretaba un poco el agarre de sus manos en las mejillas del mayor y fruncía sus labios, cerrando con fuerzas sus ojos y rezando mentalmente porque Kirishima no le rechazara, sin embargo se relajó al sentir como los labios del contrario eran estampado contra los suyos de manera dulce, correspondiéndole el beso con inocencia.

Hijos de la calle (2.0)Where stories live. Discover now