░2░

171 32 2
                                    

Jimin se seguía sintiendo extraño al ver cómo el chico, o bueno, lo que fuera aquello, le miraba expectante mientras comía los restos de pizza que habían quedado del día anterior.

—¿Q-quieres? —Preguntó, observando cómo el contrario salía del trance, y cerraba la boca abruptamente.

—No puedo comer. Pero aún recuerdo cómo se sentía. —Dijo, cerrando los ojos mientras imaginaba una gran gama de sabores variados y relamía sus labios.

—Está bien. —Jimin depositó el trozo restante en el plato y prestó plena atención al castaño. —¿D-debería decirte Tae o...? —Éste sonrió, comprendiendo plenamente su confusión.

—Puedes llamarme V. Siempre me ha gustado ese apodo. —Explicó, sonriente. El menor asintió con la cabeza. —Deberíamos ir al templo cuanto antes, tengo que explicar que has accedido a ayudarme. —Lo explicó con total familiaridad, sin notar que el rubio no comprendía nada de lo que decía. 

—Me voy a vestir, espero que me expliques por el camino si no quieres que mi cabeza explote tarde o temprano. —Escuchó al mayor reír, antes de ir a su habitación para colocarse una sudadera ancha y los primeros pantalones que encontró. Antes de regresar a la cocina, se observa en el espejo del armario durante largos segundos. —¿Qué mierda te pasa? —Murmuró, recriminándose. No es físicamente posible ver a almas que salen de otros cuerpos, ¿qué había cambiado en él para que ahora pudiera hacerlo? Tal vez sí debió hacer caso a Namjoon cuando le advirtió de que aquel empleo le haría perder la cabeza.

—¿Has tardado tanto para vestirte así? Hombre pensé que después de tanto esperándote, saldrías llevando un esmoquin o algo por el estilo. —Y era cierto, el rubio se había inmerso tanto en sus pensamientos que había perdido la noción de la realidad. Asintió fugazmente para salir de la casa junto a V.

Las calles estaban poco transitadas por la noche, y lo agradecía, pues si alguien le veía hablar solo se pensaría que estaba presentando una crisis maníaca.

—¿Qué vamos a hacer exactamente? —Preguntó, posando sus ojos en el castaño, que iba saltando de lado a lado por la calle.

—Oh, cierto... El caso es que salí del cuerpo de Taehyung hace muchos años, desde que... Bueno, algo malo pasó y él... perdió por completo la esperanza. Se podría decir que yo soy su lado racional, su bondad y su amor. Y desde que su alma se volvió una dualidad a la que le falta una mitad, su vida y carácter ha ido empeorando, como habrás podido comprobar. —El menor asintió, el contrario chasqueó la lengua en el acto.

—Ya te digo. —Comentó, pero esperando que siguiera, pues realmente le producía interés el asunto.

—El caso es que, no supe qué hacer cuando ésto ocurrió, pero al final visité el templo más cercano, que es al que te llevaré ahora. Un Uwan habita ahí, él me informó de lo que pasaría, me dijo que los Ikiryō tenemos cinco vidas, u oportunidades, como lo prefieras. Cada dos años, durante cinco meses podremos cuidar nuestro cuerpo real e intentar hablar con alguien que haya sido el destino de algunos malos actos de nuestra otra mitad.  —La cabeza de Jimin se estaba volviendo un lío, buscando comprender.

—Es decir, que tienes que aparecerte a una persona que haya sufrido daño por parte de tu verdadero cuerpo. —Musitó, hilando sus pensamientos.

—Así es. Es un tanto complejo de entender. Nunca nadie se había ofrecido a colaborar, normalmente gritaban y cuando nombraba a Taehyung se carcajeaban. No les culpo en verdad, mi cuerpo real cada vez está más sumido en la oscuridad. 

—¿En qué tengo que ayudarte realmente? —Dijo con total curiosidad.

—Taehyung se encuentra en este estado porque no tiene amor, su corazón no guarda ni una pizca de éste, pues soy yo lo poco que le quedaba. Para que todo vuelva a la normalidad, debe ser querido. Te pedí ayuda, no porque espere que tú le vayas a apreciar, pues es totalmente comprensible que eso no pase, es para que le incites a ser mejor persona, y así los demás le tengan algo de cariño, de esa manera podría volver a mi cuerpo y éste no correría más peligro. —La esperanza recorrió sus ojos, ahora chispeantes ante la idea de su interior junto de nuevo.

—¿Peligro? —Jimin mordió sus labios, algo temeroso de lo que escucharía.

—Creo que con esta explicación lo entenderás, todos los cuerpos, tienen un alma divida en dos, al mío le falta una. Por lo que, todos los ayakashi que habitan en la otra orilla, pueden sentir ese vacío y, por supuesto, intentan ocuparlo, haciendo que Taehyung se corrompa aún más y más. 

—¿Alguna vez lo han conseguido? —El castaño asintió apenado, sintiendo el peso en su garganta.

—No mientras yo vivo, pues yo siempre estoy ahí para protegerle de ellos, pero sólo me queda una vida, y cada vez soy más débil... No creo que pueda hacerlo por mucho tiempo más, y en los periodos en los que me desvanezco, todo empeora muchísimo para él... Cada vez se acerca más a cruzar el límite de la buena orilla, y una vez que lo traspase, no habrá vuelta atrás para él.

—Si fracasamos... ¿Qué pasará, V? —El aludido cambió su rostro por uno todavía más triste y desolado, suspirando profundamente.

—Si pasa mi oportunidad y Tae aún no reside en el corazón de nadie, será devorado por los ayakashi y desaparecerá para siempre y... yo me convertiré en uno de ellos. —El rubio abrió mucho los ojos, sorprendido de la confesión.

—Eso es horrible... —Jimin se sentía mal ante la actitud del contrario, debía ser desesperante la impotencia que éste sentía, al ver a su propio cuerpo corromperse y no poder hacer nada para evitarlo.

—Lo sé... Pero, no pensemos en eso, tú estás aquí, y me vas a ayudar, estoy seguro de que lo conseguiré esta vez. —Una sonrisa cuadrada apareció en el rostro del mayor, contagiando al contrario.

Tras esa larga conversación, llegaron al Templo Jogyesa, irrumpiendo en él. Estaba totalmente oscuro y el rubio se sentía verdaderamente aterrado, seguía con paso ligero a su acompañante, que le guiaba por el lugar con mucha familiaridad.

—Uwan. Estoy aquí. —Jimin miraba de un lado a otro, en busca del destinatario de aquel llamado, más no consiguió interceptar a nadie en el lugar.

—Wow, no esperaba tenerte de vuelta tan pronto, Ikiryō. —La voz era ensordecedora, escalofriante. Jimin se apegaba al contrario para disipar un poco el temor que crecía en su interior.

—Te dije que no me llames así, no me gusta. —Se escuchó una carcajada resonar por toda la sala.

—Está bien. Veo que al fin lo has conseguido. ¿Quién es este chico?

—Jimin. Su jefe es Taehyung. Está dispuesto a ayudarme. 

—Espero que lo consigáis. En verdad no quiero presenciar tu desaparición, muchacho. Mucha suerte a ambos.

—Gracias. —Se aproximó a decir Jimin, sintiendo el peso que parecía tener en sus hombros desaparecer. Como si la presencia se hubiera marchado por completo. —¿Qué mierda fue eso? —V sonreía al ver su desconcierto.

—Te quedan muchas cosas por descubrir aún. —Rió, antes de indicarle con un gesto que abandonaran el lugar.

···········································

Holi

Os explico:

(*) Un "Uwan" es una criatura que no tiene cuerpo y habita en los templos y los lugares desolados.

(*) Y, un "Ayakashi" es una especie de fantasma, que intenta corromper el cuerpo de los humanos, provocando que estos se depriman, o se sientan mal... Empujándolos al suicidio o cosas por el estilo.

(Si habéis visto el anime Noragami lo entenderéis, y sino, deberíais verlo, es grandioso.)

Amo todo lo místico, de verdad.

Gracias por leer!!!!



My Last Life 🌸 [Vmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora