La melancolía del sol

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Tu rostro se asoma con la alborada
maquillado de esperanza
y optimismo.
Maravilloso disfraz de la aflicción,
el que adoptas cada mañana.

Con tu sonrisa alumbras
los pequeños espacios.
De tu brillo sinigual
se alimenta el mundo entero.

Pero qué triste mueca se posa
en tus labios, porque lleno de
nostalgia quieres echar a llorar.

No es el fuego de tus rayos
lo que te consume por dentro,
es el ardor de un amor imposible
el que te abrasa hasta las entrañas.

Envuelto por el ruido
del ajetreo mañanero,
ensimismado observando
el vaivén de los demás.

Nunca te invade el silencio.
Un suave canturreo
te susurran las aves al oído.

¿Qué hace falta para liberarte?
¿Qué es lo que tanto anhelas,
mirando torpe hacia el ocaso?

No quieres las grises nubes.
Es la luz del guardián de la noche
la que clama tu corazón.

Caprichoso es el sol
que se ensaña
con aquello que
apenas de lejos puede mirar.
La ironía lo ha condenado
a una luminosa existencia
encadenada a un obscuro pesar.

Desde que amanece
lúgubre es todo a tu alrededor,
pues es cuando se pone más oscuro,
que finalmente ves la luz
en sus enormes ojos,
una laguna albina.

Tu amor le has jurado a la luna
y siquiera la puedes tocar.

El Sol, la Luna, la VerdadWhere stories live. Discover now