Martha II

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Pasaron un par de semanas hasta que me notificaron que Gerald aceptaría verme, no sabia como reaccionaria y estaba muy nerviosa, por otro lado podía ser que ni siquiera recordara quién era.

Lo vi llegar a mi vivienda, fuerte y musculoso, no parecía que estuviera llegando a sus cincuenta, era espléndido, siempre supe que lo seria.

Joy estaría conmigo por si mi mente se quebraba de nuevo y agradecía su apoyo pero lo quería para mi sola.

- supongo que usted es la señora que quiere verme, espero que sea rápida acepte sólo por mi hijo pero no tengo ninguna necesidad de verla. Sus palabras frías cayeron en mi como un balde de agua, pero lo merecía después de todo quien querría ver a quien te abandono a tu suerte en aquel infierno.

- ¿sabes quien soy?. Le pregunte, sabia que Raven le había dicho lo que le conte pero quería que el me recordara.

- no y no me interesa conocerla. Dijo con amargura.

- soy la hermana de tu madre, tu tia..

- usted no es nadie la familia no te abandona, y madre yo no la tengo. Su voz gruesa y llena de resentimiento perforo mi corazón. 

- entiendo si no quieres reconocer que por nuestras venas corre la misma sangre pero no hables mal de tu madre nunca, ella te amo más que a su vida misma apesar de las deformaciones que tenias ella te amo...

- no lo suficiente como para dejarme en ese lugar. Me interrumpió mordaz.

- le dije que moriste, a sus ojos yo te mate, yo cause que ella se alejara de mi y de ti, no sabe que aun vives. Por sus ojos vi pasar un poco de ilusión sin embargo así como llego se fue.

- ¿por que debería de creerle?. Se dio la vuelta para marcharse.

- Gerald, Gerald pon atención a la luz, la luna sale el sol se va y los conejitos comienzan a saltar...

Crei que seguiría caminando pero se detuvo, una voz gruesa me sorprendió cuando continuo la canción.

- uno dos y tres, cuatro cinco seis, a dormir a dormir vamos todos a dormir, cuándo la luna se va el sol brillara y todos vamos a jugar.

Lágrimas de sus ojos brotaron igual a los mios, recordaba la canción que le cantaba, era muy pequeño pero no la había olvidado.

- ¿quieres saberlo todo no es asi?. Asintio.

Valiant temio abrir la boca y que de ella salieran sollosos que acompañarian sus lágrimas silenciosas, esa canción siempre se repitió en su mente mientras estaba inconsciente en mercil, tratando de recordar una cara sonriente y borrosa,  pero que le había dado consuelo en los momentos difíciles o eso le parecía, había creído que sólo fue un sueño pero ahora sabia que era real.

- nacimos en Illinois nuestro padre era un migrante ruso, él y su amigo consiguieron un trabajo en la universidad de Illinois Institute of Technology ahí conoció a mi madre y se casaron, Julia. Valiant escucho por primera vez el nombre de la mujer que le dio la vida y ningún sentimiento se despertó en él. - nació primero cuatro años después nací yo, mi inteligencia era mayor a cualquier niño una súper dotada, termine la universidad a los quince años e inicie mi doctorado al mismo tiempo que trabajaba para el amigo de mi padre, el soñaba con mejorar la raza humana y ese era el fin hasta que se acabaron los fondos, busco un inversor que lo engaño, fingió que quería utilizar nuestra ciencia para curar enfermedades cuándo en realidad quería utilizarlos para crear medicamentos de resistencia, cuándo nos dimos cuenta de ello ya era tarde ya habían ciento cincuenta de ustedes tu incluido se dio cuenta de sus diferencias y le gusto, eran criaturas exóticas asi que nos prohibió que evitaramos quitarles sus rasgos animales sin embargo el siguiente lote estaban listos, con menos características salvajes no los destruyo aún le parecían fascinantes en los siguientes lotes el Dr. Antonovich utilizaba uno o dos bebés para seguir con sus experimentos ellos nacian totalmente humanos y eran observados si su condición seguía siendo humana los mataban si mostraba algún rasgo animal se le permitía vivir pero la mayoría de ellos no superaron los primeros tres años de vida. Valiant escuchaba atento.

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