Capítulo 5

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»Las veces que sean necesarias«

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»Las veces que sean necesarias«

Leah Bunnymund.

Me sentía débil. Los niños habían dejado de creer y sólo quedaban pocas luces en todo el mundo.
Y no sólo era yo. Todos lo resintieron.

El que los niños crean en nosotros nos mantiene, de cierta manera, vivos.

Al inicio, cuando nadie cree en ti, no hay problema. Pero cuando cierto número de niños cree, dependes de ellos.

Nuestra magia, poderes, fuerza, energía vital -como sea que le llamen- nos la otorgan ellos, y cuando dejan de creer, esto también se va con ellos.

Algunos espíritus sólo pierden su capacidad de volar -como Hada-, su fuerza -Norte-, su actual cuerpo -Conejo-, o sólo pasan a ser humanos comunes y corrientes -como yo-. Claro que siendo invisibles para ellos.

Y para otros, significa muerte.

Es por eso que dedicamos nuestros años de espíritu protegiendo a los niños, o al menos lo intentamos.

Pero cuando alguien como los Guardianes les falla, todos dejan de creer.

Sin excepción alguna.

-Debemos hacer algo.-caminé hacia Norte ignorando el dolor de cabeza que sentía-. Pitch no puede salirse con la suya.

-¿No ves que ya lo ha hecho?-Conejo saltó a la mesa de control debido a que se había encogido por la falta de creyentes.

-¿Ves eso Conejo?-apunté al mundo-. Todavía hay luces ahí. Y mientras una de ellas brille, me encargaré de hacerla feliz.-cerré los ojos sujetando mi cabeza y suspiré-. Debe haber alguna manera de vencerlo. Yo sé que la hay. La esperanza es lo último que muere. Tú más que nadie debe de saberlo.

Salí de ahí dejando a todos en algo que pensar y me escabullí a la oficina de Norte sin ser vista.

Tenía que encontrar a Pitch, y ya sabía cómo.

Busqué en los últimos cajones de su escritorio y salté de felicidad al ver lo que estaba buscando.

-Llévame con Pitch.-susurré sobre la esfera de nieve y la arrojé al suelo para ver un portal abrirse frente a mí.

No sabía a dónde me llevaría, pero mientras pueda patearle su jardín me daría más que satisfecha.

Aunque sí, odiaba estos portales como Conejo. Prefería los túneles.

Y sin más, crucé aquella gama de colores tratando de detener las galletas que subían por mi garganta.





❄️❄️❄️





Caí de centón sobre la nieve y cubrí mi cuerpo con mis brazos.

Yo creo en ti - Jack Frost Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt