The GAME | NaruSaku

Capítulo 3

Lidiando con mi jefe

<<MALDITA SEA, MALDITA SEA>>

Intentaba no hacer ningún gesto de desagrado, enserio me tomó por sorpresa que este tonto fuera el gran socio del gordo ese.

—Será un placer trabajar con usted señor Uzumaki—estreche la mano.

—El placer es mío señorita Haruno—me moleste.

—Ella es muy buena en negocios Naruto, te ayudará mucho a progresar—dijo Chouza.

—Si muchas gracias, me alegra trabajar con una persona así.

Odio que finja que no me conoce, sé perfectamente que se aprovechará de mí ahora que trabajo para él.

—Si me disculpan tengo que tomar un vuelo, te encargo a Sakura Naruto. Ella es como una hija para mí—sonrió.

—No se preocupe señor Akimichi.

Después de unos minutos, estábamos solos. No sé qué tenga pensado este idiota pero sé que algo trae en mente.

—Si me disculpa señor Uzumaki—se me hizo un nudo en la garganta—Tengo que hacer unos trámites necesarios—hice una pequeña reverencia.

—No tienes porque ser formal conmigo Sakura.

—Le recuerdo que usted es mi jefe, tengo que ser formal con usted en la oficina—odio llamarlo jefe.

—Sabes me gusta que me llames jefe—río—Y pensar que hace unos años éramos compañeros de clase.

—Si, ha pasado el tiempo—no quite mi cara seria.

—Me alegra volver a verte—sonrió ligeramente mientras me veía de pies a cabeza.

—Gracias.

<<Maldito pervertido>>

—Sabes deberíamos salir a tomar un café juntos algún día y hablar de nosotros.

—Agradezco su propuesta pero yo solo estoy aquí con fines laborales.

—Mm bueno, algún día se podrá. Puedes retirarte.

Hice una ligera reverencia y me fui de ahí.
¿Quién se cree para invitarme a salir? Saben ese día fue extraño porque salí temprano, enserio no tenía ganas de verlo.

Cuando dieron las 8, tomé mi bolso y fui a su oficina para avisarle que ya me iba. No necesito su permiso pero no me queda de otra.

—Señor Uzumaki, me voy ¿Necesita algo antes de que me vaya?

Cuando entre estaba en su escritorio sentado y trabajando en la computadora.

—¿Gustas que te lleve a casa?—sonrió maliciosamente.

—No muchas gracias, si no necesita nada más me retiro.

—Nos vemos linda.

Me estremecí al oírlo llamarme así. Cerré la puerta, y rápidamente fui al elevador.
¿Cómo una simple palabra hizo que me sintiera así?