Cobardía y orgullo

3.6K 324 46
                                    

Se sintió en la gloria, como si el calor que ahora inundaba el cuarto lo asfixiara, llenándolo de un placer que nunca había sentido, ambos aún estaban algo pegajosas debido al pastel con el que habían jugado, pero eso no importaba, el rubio sobre el sólo vestía esos sexys boxers negros, ajustados, húmedos debido al roce entre los dos. Sus manos rozaban a penas la espalda del menor, delineando cada músculo, sonriendo entre el beso que ahora compartían.

-¿Te gusta ir tan lento? Porque estas...volviéndome loco...mmmh...no te rías, es un momento serio y me tientas-la risa del rubio era tan característica y contagiosa para el, que no podía evitar reír también cuando el otro lo hacía.

- Es que no puedo evitarlo...en la mañana estuve practicando con Seb el como evitar lanzarme sobre ti si te veía- le avergonzaba aquéllo que había hecho, pero se lo había tomado muy en serio - Y ahora estoy sobre ti de esta forma...es mejor de lo que imaginé...eh...no es que lo haya imaginado mucho...solo...-

-Eres adorable Chris...- y no se cansaría de decirlo, el menor podía llegar a ser tan dulce, tan suave en cuanto a su actitud, tenía miles de buenas cualidades que no podía ocultar-¿Lo imaginaste mucho?-le preguntó en tono burlón, sus manos no dejaban de moverse en la espalda del rubio, le encantaba esa parte de su anatomía.

-Mas de lo que crees...tal vez desde la primera vez que comenzamos a rodar escenas juntos-no iba a mentirle, ya se había mentido a si mismo durante mucho tiempo como para seguir manteniendo una postura que no quería - ¿Y tú? Perdón...no tendría que haber preguntado eso sabiendo...-

-Desde que el juego para las fanáticas se me fue de las manos...- el castaño lo interrumpió mirándolo con una sonrisa, abrió sus piernas y se abrazó al otro con fuerza creando nuevamente ese roce exquisito entre sus cuerpo - Dorito...no pude evitarlo, me vuelves loco, cada vez que nos vemos, cada broma...cada acercamiento, tú...me gustas demasiado y se hizo una tortura el estar tanto tiempo alejados, dame algo de felicidad hoy, amo a mi familia y lo sabes pero esto no se compara con ello-le dolía decirlo, le dolía recordar a su esposa e hijos en ese momento en el que su mente sólo se debatía en el placer de la carne. La sonrisa en el rostro del rubio era demasiado dulce como para mirar hacia otro lado o pensar en otra cosa siquiera.

Sus labios se volvieron a rozar sólo un poco, saboreandose, el rubio pareció jadear entre el beso y el nuevo movimiento de caderas se hizo frenético, quería gritar en ese momento, pero no se contuvo y dejó una mordida en el cuello del menor, deslizó su lengua por toda esa curva hasta su oreja, la cual mordió también y ya no pensó más.

- No quiero que te contengas Chris...se buen chico y quitate esto...me molesta-el mayor solto con una risita, mientras metía ambas manos dentro del boxer ajeno para apretar con fuerza el perfecto trasero del rubio, la piel en esa zona era suave pero rígida debido al ejercicio que hacía el otro. Este lo miro embobado un momento pero luego reaccionó cuando el mayor  deslizó su lengua por sus labios. Sonrió bajando con su boca despacio por el torso ajeno, aunque se detuvo al llegar a su abdomen-Estas pensando demasiado...-

-No...Quiero parecer desesperado...-

-Pero lo estamos...ambos-el castaño lanzó una risa mientras apoyaba su pierna sobre el hombro del menor.

-Tienes razón...- el aroma del perfume de Robert era embriagante, estaba en toda su piel, era como un detonante para el, cada vez que lo abrazaba o estaba cerca suyo no podía evitar el sentir ese aroma. Su boca siguió bajando con besos y mordidas, no iba a dejar marcas, estaba casi desbordado por la lujuria pero era consciente de que era sólo la aventura del castaño. Mordió sus muslos con descaro, deslizó la última prenda que el otro vestía y llegó a lo que tanto había ansiado, el otro lo supo al instante y se volteó hasta quedar boca abajo, levantó un poco su trasero y sintió la nueva mordida del rubio, lanzó un suspiro, los labios del menor eran suaves pero a la vez sus manos apretaban y masajeaban esa zona con fuerza.

Dame sólo una nocheWhere stories live. Discover now