El Secuestro

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Después de haber celebrado con Bridget y los bergens alrededor del árbol Troll el nuevo día de fiesta de la reina Poppy en Ciudad Bergen, Poppy, Branch y sus amigos volvieron a Villa POP en el bus oruga. Cuándo llegaron, el grupo se despidió y todos se fueron hacia sus respectivas vainas a descansar. Solamente quedaban Poppy y Branch, ya que éste la acompañaba a su casa.

Estuvieron un rato en silencio mientras caminaban, pero estaban cómodos. Era un silencio agradable y tranquilo entre ellos dos mientras caminaban, pero a Branch se le ocurrió la gran idea de romperlo.

—¿Sabes, Poppy? Me alegro de que hicieras las paces con Bridget.
—Sí, yo también. Supongo que nunca lo habría logrado de no ser por ti y tus canciones. ¿De verdad yo sonaba así de molesta cuando tú no eras feliz? —Preguntó la reina, pues estaba algo avergonzada.

Branch se quedó callado. Sin decir nada, Poppy ya entendió la respuesta y se disculpó, pero el chico la interrumpió y le dijo que todo era culpa suya por no haber querido aceptar la ayuda de ella para ser feliz desde el principio.

—Sabes, cantas muy bien. Seguro que tú ganarías en una competición —rió y Branch se unió a ella.

Cuando llegaron al capullo de Poppy, ambos se despidieron con un abrazo. Cuando Branch estaba a punto de irse, ella lo interrumpió, agarrándole del brazo.

—Oye Branch.

—¿Qué pasa?

—Gracias por ayudarme hoy. —dicho esto, acercó sus labios a la mejilla de éste y depositó un suave y cariñoso beso, lo cuál ocasionó que él se sonrojara.

—D-de nada —tartamudeó con una sonrisa algo boba en su cara. Poppy sonrió, entró en su vaina y cerró la puerta.

Branch se quedó quieto durante varios segundos delante de su casa y luego se fue sonrojado a su búnker, sin saber ni sospechar que alguien lo estaba observando y lo estaba siguiendo a escondidas. Cuando llegó, cerró todas las entradas de su casa, ya fueran de seguridad o salidas de emergencia, y se tumbó en su cama, con una pequeña sonrisa enamoradiza que iluminaba todo su rostro. Segundos después escuchó unos ruidos, y por instinto, se levantó con rapidez de su cama. Miró por todos lados y buscó en el cajón de su mesita de noche algo con qué defenderse, por si algún intruso se había colado en su búnker. Encontró un pequeño tirachinas y una bolsita con piedras que servía para la munición. Salió de su habitación apuntando a todos lados con su arma, alerta de cualquier sonido o movimiento brusco.

—¿Hola? ¿Hay alguien ahí? ¡Sal de donde quiera que estés si no quieres que te dé una pedrada en la cara! —Amenazó en posición de defensa.

No obtuvo respuesta alguna. Buscó por todas las habitaciones de su hogar; baño, cocina, salón, (revisó nuevamente su cuarto), y siguió sin tener contestación. Algo calmado, volvió al cuarto de baño, se cepilló los dientes y se fue nuevamente a la cama. Iba a tumbarse pero antes de acostarse, ¡BOOM! Alguien lo había golpeado por detrás, dejando al troll azulado inconsciente.






La Decisión Está En Tus ManosWhere stories live. Discover now