Capítulo 32

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Hooooola lindxs, ¿Cómo están? ¡¡LO SIENTO, LO SIENTO, LO SIENTO!! Me han llegado mensajes por todos lados, de todas la maneras habidas y por haber. De veras que no tenía pensado tardar tanto en actualizar, pero le avisé que estoy de vacaciones y que me resulta complicado sentarme un rato. Peeeeeero, aquí estoy, espero que no me odien mucho😊😊😊

Bueno, antes que nada... como en el anterior libro, voy a preguntaros algo "¿Queréis saber cuántos capítulos quedan para el gran final?" Votad, y si gana el SÍ lo diré, si gana el NO, os tendréis que llevar la sorpresa 🤔

Sin más dilación... ¡¡DISFRUTEN Y COMENTEN MUUUCHO!! Les adoro 🌹🌹🌹 

Narrador omnisciente durante toda la historia 

¿Sabéis eso que dicen de que la vida es tan puñetera, ¿que siempre tiene preparado algo peor para nosotros? ¿Que no deberías conformarte con lo primero que se cruza en tu camino? ¿Que nada bueno puede salir de algo mejor? Amelie lo sabía, lo sabía a la perfección. Podía sentir la presión inundar su pecho, las lágrimas deslizarse por sus mejillas cual río sin retorno, y la respiración atascada en algún lugar recóndito de su garganta. Ni siquiera era consciente de lo que ocurría, y un sinfín de malas vibraciones cargadas de culpabilidad la reconcomían desde dentro. ¿Por qué la dejó sola? ¿Por qué le permitió ser impulsiva? ¿Por qué no meditó las posibles consecuencias de un ataque sin precedentes? Era demasiado tarde para cuestionares los miles de "y si" que rondaban por su mente, los jodidos y puñeteros "y si", esos que tanto daño han provocado, y que tantas muertes emocionales han presenciado. ¿Y si hubiera ido con ella? ¿Y si no la hubiera abandonado? ¿Y si hubiera detenido toda aquella mierda en primer lugar? Joder, ¿y si todo abarcaba en la sencilla razón de portar el sello Jauregui en su sangre?

- Tenemos que hacer algo – susurró de pronto Normani a su lado.

Amelie desvió la mirada hacia donde la abogada señalaba, observando cómo Lauren se mantenía estática frente a la ventana, con un vaso de whisky entre los dedos y la expresión indescifrable. Apenas había formulado un par de palabras en las últimas horas, tan solo se dedicaba a merendarse una copa de alcohol tras otras y mover los pies con desespero.

- La conozco – añadió Normani entonces – explotará de un momento a otro.

- ¿Y pretendes que sea yo la que se acerque? – preguntó Amelie con cierto tono incrédulo – ni de coña me pongo ni a dos metros de ella ahora mismo.

La abogada suspiró sonoramente y se dio por vencida. ¿A quién pretendían engañar? Nadie en su sano juicio se atrevería a dar un solo paso en vano, ni siquiera habían decidido si Lauren sería capaz de matarlas, gritarles, o si simplemente meditaba en silencio la posibilidad de lanzarse desde lo alto de aquel edificio. El caso es que tampoco querían averiguarlo.

- Han pasado cinco horas y aún no tenemos noticias.

Cinco horas. Las cinco putas horas más largas de su existencia. Se suponía que la policía central del Nueva York se encontraba peinando la zona del reciente delito en aquel instante, sin embargo, Amelie tampoco consideraba que le dedicaran suficiente ímpetu teniendo en cuenta que no podían dar por desaparecida a Camila hasta trascurridas una serie de horas pautadas. ¿Qué mierda de protocolo era ese? Michael Jauregui casi había firmado aquella acción con su nombre, y la policía aún era incapaz de aceptar que a medida que pasaban las horas, menos posibilidades tenían de encontrarla.

- Crees... - la voz se le quebró – bueno... ¿Crees que esté bien?

- Por supuesto que lo está – se oyó de pronto, con la voz firme – tenemos que mantenernos unidas, es lo que ella querría.

Sweet Hell II [Camren]Where stories live. Discover now