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-Vamos a ver, Raoul ¿Entonces lleváis dos semanas liados?

-Algo así, sí.

-Y ¿Por qué no me lo habías dicho?

-No sé, Aitana, simplemente no había surgido en la conversación.

La chica del flequillo puso los ojos en blanco ante la estúpida escusa de su amigo, realmente ella no entendía porque su mejor amigo le había ocultado eso, no quería presionarlo ni nada parecido, solo quería saber la razón para poder ayudar a su amigo si era algo más allá del "olvidarse de decírselo" que tanto repetía el rubio.

-Tío, Raoul, que sabes que yo no te voy a juzgar nunca y siempre te apoyo en todo, de verdad que no entiendo la razón por la cual no me lo habías dicho. - Se cruzó de brazos e hizo un ligero puchero un tanto frustrada. - Que sé que a ti te cuesta mucho abrirte y explicar las cosas y que te sueles cerrar cuando algo pasa porque te da miedo molestar. - Raoul quiso intervenir para contradecir a su amiga, pero esta levantó la mano para que le dejara hablar. - Pero quiero que sepas, y bueno, en realidad pensaba que ya lo sabías, que puedes confiar en mí siempre porque yo voy a estar a tu lado, lo sabes ¿No?

-Jope Aitana, claro que lo sé y te lo agradezco mucho, es simplemente que no me salió decírtelo, estaba tan metido en él y en mí que de alguna forma se me olvidó el resto del mundo- Su sonrisa fue creciendo mientras elaboraba la última frase, recordando lo felices que habían sido esas dos semanas.

-No te olvides de mí, capullo - Dijo está pegándole un leve golpe en el hombro.

-Además, de alguna forma, lo estábamos manteniendo en secreto.

-Pues para mantenerlo en secreto no veas lo que se os nota. Que yo pensaba que tú eras una persona transparente porque te pones rojo enseguida, pero es que ¿él?

-Él no se pone rojo.

-Porque cada uno se expresa de una forma distinta, pero, ni queriéndolo evitar podría ocultar eso.

- ¿Tú crees que le gusto? - Dijo Raoul un poco más tímido arrugando un poco el entrecejo y encogiéndose de hombros, como con miedo de la respuesta.

-Chico, ¿lleváis dos semanas liados y te sigues preguntando eso?

-Dos semanas pueden ser muy relativas según cada persona, Aitana.

- ¿A qué te refieres?

-A que, a mí me gustó prácticamente desde el instante en que lo vi, y no sé, es como si el tiempo me dejase de importar. Ni con Pablo ni con nadie había sentido esto, Aitana, y me da hasta miedo. Que no hace un mes que nos conocemos y ya tengo la sensación de haberlo tenido al lado toda la vida.

-Bueno, ya sabes, a veces no es cuestión de tiempo, sino de química. Pero Raoul, yo no creo que él sea menos, él te mira cómo - paró un segundo para pensar la metáfora, mirando por los rincones del salón de la casa de Raoul buscando inspiración - cómo si fueras tierra.

- ¿Perdón?

-Que sí, coño, Raoul. Un suporte, un lugar donde dejar reposar los pies y sentarse, cómo para descansar. Un empujón, algo sólido que no llegue a ser estrictamente necesario, quiero decir, no es que dependa emocionalmente de ti, si no, que sabe que estás ahí, no detrás empujándolo, sino al lado acompañándolo.

-Madre mía que intensa. - Aitana rio y le pegó flojito en el brazo por no tomarle enserio en la metáfora que se había esforzado en realizar y que le había tomado un largo tiempo de reflexión. - ¿Y has visto todo eso así tan fácil? Como lees a las personas, amiga.

Verano 1995Donde viven las historias. Descúbrelo ahora