"Moy Vrag" "Mi Enemigo"
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El destino quiso que Anthony Stark se enamorara de una misteriosa mujer hace muchos años... de aquel amor, de aquella unión, nacieron dos hermanas. La mayor, Abigail, una verdadera soldado...
Freya se sentía sumamente entumecida. Estaba desorientada y según sus párpados se iban abriendo, los nervios se apoderaban de su cuerpo.
Cuando consiguió levantarse, caminó un par de pasos sin siquiera saber el lugar donde se encontraba. Notaba las miradas de la gente sobre ella, pero no entendía por que o a que se debían ¿Acaso los Asgardianos habían olvidado quién era ella?
Su propia mente no tardó demasiado en responder aquella pregunta. Miró asustada a su alrededor ¿Donde demonios estaba? Aquello, definitivamente, no era Asgard ni ninguno de los mundo que Freya conocía.
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Intentó calmarse, tenía que calmarse si quería regresar a su hogar. Tenía que volver a Asgard y decirle a todos que estaba bien. Lo último que su mente recordaba eran las miradas aterradas de sus primos.
Se disponía a cruzar la calle, sin mirar a ningún lado, sin percatarse de los coches que circulaban por el pavimento, cuando alguien la tomó del brazo y tiró de ella para hacia atrás con fuerza para sacarla del arcén.
Ella se giró con intención de atacar ser que hubiera osado meterse en su camino, pero cuando lo vio se quedó perpleja. Ella conocía aquellas ropas, las había visto en los libros de historia midgardianos que Frigga le había regalado cuando era niña.
¿Estaba en Midgard? ¿No se suponía que aquellas ropas eran las que se usaban hacía setenta años? ¿Estaban mal los libros de la reina o ella no recordaba la información correctamente?
- Quieta "Fiera" - le dijo el hombre al ver la posición de pelea de la chica - ¿Acaso no ves que acabo de salvarte de acabar como un mosquito en el cristal de un coche?
Ella se giró lentamente y se dio cuenta de los carros de metal que pasaban con personas en su interior.
- ¿Esas cosas pueden matar?
- SI no tienes cuidado y te atropellan, sí. - le respondió el hombre - ¿Y tú de donde sales con esas ropas?
La asgardiana miró a su alrededor, y después miró la ropa que ella traía puesta...
- ¿Tiene algo de malo?
- A no ser que te hayas escapado de un circo... es demasiado llamativa ¿No eres de por aquí, verdad?
Las mejillas de la muchacha se sonrojaron mientras agachaba la mirada. No sabía que responder.
- Anda, ven conmigo... creo que tengo algo de ropa de Becca en mi casa.
La de ojos azules miró a aquel soldado con cierta desconfianza, pero si quería regresar a su casa, debía tragarse su orgullo y vestir aquellas insulsas ropas que los humanos portaban, al menos hasta descubrir donde demonios se encontraba.
- Por cierto... ¿Cómo te llamas?
- Soy Freya Eirdottir - dijo haciendo que el hombre la mirara extraño.
