Capítulo 15

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Mark.

Los pequeñines están hiperactivos esta mañana de lunes, emocionados por el carnaval del final de la escuela a finales de la semana. También estoy emocionado. No por el carnaval, sino porque el final de escuela. Estará hecho. Seré libre para hacer una nueva vida para todos nosotros.

Estoy corriendo alrededor como un pollo frenético, tratando se conseguir almuerzos, mochilas y desayunos hechos.

Jackson no podía venir está mañana. Llamó para decir que su madre tuvo un episodio y había quebrado todos sus vasos. Estaba ocupado rastreando por la casa vidrios pasados por alto que podrían cortar sus pies descalzos.

Era buen chico.

Saco a todos afuera de la puerta, agarro una taza llena de café caliente, y cierro.

Todos los pequeñines se van en sus usuales direcciones mientras camino hacia la puerta de Jackson. La abro y miro dentro.

Él está sobre sus manos y rodillas, echando un vistazo bajo la mesa. Suspira y yo aclaro mi garganta.

Mira hacia arriba, sin sorprenderse de verme.

—Buen día, rayo de sol. —Digo con una sonrisa. Eso hizo que me sonriera de vuelta y me siento victorioso.

—Buen día.

—Te traje café. —Se lo acerco mientras se para. Está demasiado caliente. Lo puse en su taza favorita.

Mira hacia abajo al café, me mira y mueve su boca.

Creo que va a decir algo, pero es interrumpido por gritos chillones de su madre.

— ¡Jackson! ¡Los alienígenas regresaron! ¡Necesito más vasos! ¡Necesito más vasos!

Jackson parece derrotado.

—Ahora regreso.

Lo detengo.

—No, déjame a mi.

Está sacudiendo su cabeza, listo para discutir.

Entonces pongo bato mis pestañas y uso la voz de mi madre.

—Conozco el juego, Jackson. Puedo hacerlo. Siéntate y toma tu café. Finge que eres un chico normal que lee el periódico en la mañana, y al que realmente le gusta el sabor del café negro. —Sonrío y me apresuro a la sala.

La señora Wang está agachada en la esquina, armada con un vaso de plástico.

—Oiga, señora Wang. Jackson me ha dicho que tiene problemas con los alienígenas. —Digo sinceramente. Burlarse de ella no hace bien.

— Sí, sí. ¡Están en todos lados y me quieren a mí!

Asiento y miro alrededor con determinación.

—Está bien, esto es lo que haremos. Le diré a Jackson que consiga los vasos mientras cepillaré su cabello ¿Está bien? Los alienígenas odian los cepillos de cabello, ellos no vendrán cerca de usted. —Le sonrío.

Asiente y me inundo de alivio. Encuentro un cepillo y comienzo a domesticar su salvaje cabello.

—Los alienígenas son reales.

—Lo sé.

—Han estado en mi cabeza por años. Diciéndome mentiras.

Eso me entristece. De una manera, estoy seguro de que es verdad.

—Eso es horrible ¿No puede decirles que la dejen sola?

Su cabello se pone más suave en mis manos.

—Ah, seguro. Pero ellos no escuchan. Ellos son buenos en eso ¿Sabes?

—Lo siento tanto, señora Wang. Debe ser frustrante.

— Lo es, quiero decir, podría echarlos pero entonces ¿Dónde estaría yo?

No sé como contestar eso, entonces no digo nada.

Probablemente está hablando de alguna cosa peluda y naranja que duerme bajo su cama, pero le respondo como si hablara del padre de Jackson.

—Él era un monstruo malo. —Digo, y quiero llorar por todo el daño que el monstruo hizo.

—Sí —dice suavemente— Lo era.

—Sin embargo, es una buena mujer, señora Wang. Ese monstruo no puede atraparla ahora.

Su cabello está casi terminado.

Suspira y apoya su cabeza contra mí.

—Le gustarías a los conejos.

Sonrío y asiento.

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Entre tú y yo ; marksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora