無邪気なコントラスト; MINAYEON

連続性

NaYeon se sienta en la última fila de clase, al lado de la pared. Después de clases, hay clubes en la escuela. Papá no dijo nada cuando NaYeon dijo que se apuntaría. Pasaría más o menos dos horas más en la escuela. Ella dijo que sería para aprender.

Y no mintió.

NaYeon aprendió.

Pero no precisamente algo que se enseñe en los libros.

NaYeon aprendió que la gente juzga sin saber, igual que ella. Y que hablan, sin escuchar. Que el silencio es la mejor música. Y que las lenguas son las mejores bailarinas. Que ama los lunares. Y ama las esquinas de los ojos de las personas cuando sonríen.
Y que es imposible cansarse de algo que amas.

Todo eso NaYeon lo aprendió de Mina.
Sin libros, sin exámenes.
A base de la timidez y alegría sonriente de Mina, aprendió que las apariencias engañan. Aprendió que no tenía razón al escuchar lo que pensaba Mina del mundo. Aprendió que amaba el silencio, porque el silencio con Mina estaba lleno. Aprendió que ella era tan pura, tan perfecta, que todo de ella era digno de adorar. Si NaYeon creyese en los dioses de la antigüedad, su amante sería la luz del sol.

Por guiarla a través de la oscuridad.

                                 🌹

Mina tiene que ayudar en casa, pero se permitió mentir, y hacer cosas malas, porque nunca en su vida había experimentado algo bueno hasta que llegó NaYeon.

Había pensado toda su vida, que iba a vivir igual. No soportaba pensar como la gente decía dejarlo todo por amor.

Amor.

Y es que es tan pronto para esa palabra.

Porque sólo han pasado días, solo horas, solo instantes.

Porque son tan jóvenes. Y son tan ingenuas. Y están confundidas.

Pero el sentimiento se siente antiguo. Las emociones, viejas.

El tiempo más corto parecen años. Y parece que se conocen de vidas anteriores. Porque toda la vida no es suficiente.

Así que se encuentran después de clases, cuando el instituto sigue abierto, y se encierran la clase de primero. Y se besan. Y se cuentan las cosas. Cualquier cosa. Y se escuchan, y se besan. A veces Mina se sienta en el regazo de NaYeon. Y se besan. Otras veces NaYeon la dibuja. Su habitación está llena de color, llena de paz, llena de amor, llena de Mina, llena.

Una vez, que se sentían rebeldes, se besaron sobre la mesa del profesor. Mina se acostó y NaYeon se sentó encima. Y se tocaron un poco. NaYeon tocó con cada mano uno de los pequeños pechos de Mina, cuando ella soltó un pequeño gemido desde abajo, que envió ondas por todo el cuerpo de Nayeon. Y fue electricidad. Un descubrimiento.
Para la dulce Mina, que jamás pensó sentir eso.
Para la aventurera NaYeon, que siempre soñó con sentir eso, que ni su novio, ni nadie más que Mina nunca pudo darle.

Y era amor. No se pronunció nunca. Pero lo era. Lo era porque era la palabra elegida para definir la intangible sensación de estar completa.

                    🌼愛=人生🌼

Cuando Mina vuelve a casa después de pasar las dos horas más increíbles de su vida con Nayeon en clase, sonríe al abrir la puerta.

Sonríe al pensar que podría aguantar cualquier comentario o insulto de todas y cada una de sus compañeras de clase, el rechazo de su madre, que la sacaran de casa, que la expulsaran del instituto o no poder volver a bailar ballet jamás, con tal de poder enterrar su corazón y fundirlo con el de Nayeon.

Porque la eternidad dolorosa, no duele más que la soledad.

No sabes cuán sólo estás, hasta que estás acompañado.

Mina tiene y siempre tuvo una familia, unos amigos, una casa, un todo.

Y con Nayeon no tiene nada.
Y lo cambiaría todo para estar con ella.

Mina sabe que es estúpida, que va a salir con heridas, no como las que se curan con tiritas, sino como las heridas de bala.
Tal vez no resista el dolor que sería salir de su ensoñación.
Pero así mismo, estúpida, tonta e infantil, se siente más viva que nunca.

Y cuando su madre le regaña por llegar tarde, le propina un golpe en la mejilla, tirándola al suelo, y la llama inconsciente, no llora.

Sonríe.

Porque le da igual, ella sabe que en reliadad es muy consciente de muchas cosas.

Y la única persona que realmente sabe eso, es la única que persona que ella quiere que lo sepa.

Su amada.

El papá de Nayeon descubrió lo que pasaba. Uno de los profesores pilló a Mina y a Nayeon encerradas besándose.
Ellas no se dieron cuenta de lo que pasó, claro.

Estaban muy metidas en el mundo que representaba la otra para darse cuenta.

El problema fue problema realmente cuando Nayeon entró a su casa y encontró a su padre pegando gritos al teléfono.

Hablándole a la mamá de Nayeon, claro. Diciendo cosas no muy agradables sobre como le había dado una hija anormal, que era una vergüenza para la familia, y que la encerraría en un centro psiquiátrico para siempre.

En una situación normal, lágrimas hubieran caído. Pero Nayeon en cambio, no llora.

Tiene alguien más importante en quién pensar.

Así que, aprovechando que nadie la vió entrar, sale.
Sale al frente del balcón de Mina.
No era momento para cortejar como Romeo a su Julieta, el corazón de su Mina.
Pero era difícil que su mente abandonara ese pensamiento con su amada apoyada en la baranda. La belleza hipnotizante abrumándola de nuevo. Como debajo de la lluvia. Como el primer día de clase. Como cada hora después de clases. Como al saludarse todas las mañanas. Como al despedirse la una de la otra todas las tardes .

En ese momento Nayeon no sabía que hacer, no sabía absolutamente nada, y se empezaba a plantear si todo esto era un error. Si de verdad valía la pena arruinar la vida de Mina sólo porque su corazón no quería dejarla ir.

Pero esas dudas nunca llegaron a los ojos de Mina.

Como si hubiera escuchado los gritos, como si hubiera entendido sus pensamientos, como si fueran solo una, Mina asintió hacia ella y bajó del balcón por las enredaderas.

En el momento en el que sus pies tocaron el suelo, no hizo falta nada más.

Nada más que un beso de Nayeon.

Salieron corriendo.

No dejaron atrás nada.

Ya lo tenían todo entre ellas.

❤️