CAPITULO 1:

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Hay alrededor de siete mil millones de habitantes en el planeta, siete mil millones y tuvo que tocarme a mí, me tuvo que tocar ser medio ángel medio demonio en un mundo de humanos.
Toda mi vida, o al menos la que pasé creyendo que era humana, la viví en soledad, alejada de todos, John y Clair, mis padres adoptivos, me recogieron en la calle al lado de un contenedor cuando apenas tenía 4 días de vida, la mujer que me tuvo no devia de quererme mucho cuando no se molesto ni en dejarme en la puerta de algun orfanato o algun hospital, no sabían nada de mi historia, ellos me acogieron, así que se lo debo todo... supongo.

Vivían preocupados constantemente por mi, me metía en peleas y nunca salía herida, no comía y aun así no me fatigaba, no dormía y aun así no me cansaba, descuidaba mi salud pero no me ponía enferma. Hasta mi apariencia a sido siempre diferente a la de los demás, la piel mas blanca que una tiza(no conseguía ponerme morena ni en verano), el pelo de un negro intenso y largo hasta casi la  cintura y los ojos de un azul demasiado intenso como para ser de este mundo.

Siempre tuve la misma apariencia de chica buena pero por dentro mis sentimientos se debatían en si hacer justicia a mi apariencia, intentaba hacer lo correcto pero siempre tuve una parte oscura que me tentaba a sumirme en ella.

Y… aunque intentaba siempre con  todas mis fuerzas que por fuera solo se viera mi parte buena era en vano, tenía algo que inspiraba miedo en los demás, hasta los animales me rehuían.

Y cuando por fin consegui aceptar que solo era una niña un poco diferente a los demas, llegaron las plumas.

Si, las odiosas plumas, me hicieron pasar la peor semana de mi vida.

Fue la única vez que experimenté lo mas cercano que había a ponerse enferma.

Un día empecé a encontrarme mal así de repente, estaba perfectamente y en un solo segundo el peso del mundo se me echó sobre los hombros, me desmayé incontables veces, y cuando estaba consciente todo me daba vueltas y no podía ver ni oir claramente, este sufrimiento me llevó tres interminables días, y cuando porfin pensaba que se habia acabado... vinieron los picores.   La espalda me picaba a rabiar, y cuando dejó de picar empezó a doler, se sentía como si millones de agujas se me clavaran en la espalda repetidamente, el dolor solia permanecer unos siete segundos y me venian a ratos, hasta que cuando me levanté la mañana del septimo día, el dolor me vino poco a poco, pero no era como el de los otros, era... como si tuviera un cuerpo extraño en mi interior que luchaba por salir, el dolor aumentó hasta el nivel en que me desmayé.

Era de noche cuando volví a despertar. Se podía ver la luna a traves de la ventana.

Había dormido el dia entero pero aun así seguia tremendamente cansada, cuando me incorporé un poco pude ver la escena que habia ante mí, había trozos de tela por toda la cama, entonces fue cuando me percaté de que estaba desnuda de cintura para arriba, pensé que me la habría arrancado en sueños, me dispuse a coger otra camiseta de pijama del armario pero cuando me levanté un peso extraño me hico caer de espaldas, caí sobre algo suave pero cuando miré hacia atras no vi nada, pero seguía sintiendo un peso extraño en la espalda, empecé a asustarme y fuí corriendo al baño, me puse de lado enfrente del espejo y lo que ví me hizo comenzar a gritar a pleno pulmón, pensé que me estaba volviendo loca, porque era imposible que lo que estaba viendo fuera real, eran alas, alas de verdad, pero no se parecían a nada que hubiera visto antes, incontables plumas blancas y negras desperdigadas aleatoriamente deslizandose por mi espalda hasta llegar al suelo. Me quedé embobada mirando las plumas, cuando el miedo fue desapareciendo alargué una mano y toqué una de las plumas, pero en ese mismo instante las alas se desplegaron por instinto, eran tan grandes desplegadas que casi no cabían en el baño habia tirado tarros y enseres al desplegarlas lo habia dejado todo hecho un desastre, despues de un momento las alas volvieron a encojerse en mi espalda. No sabia que habia pasado, pero tenia que hacer algo, no podia dejarlas aí,cantaban demasiado, no podria esconderlas, ya me podia ver acostada en un quirofano siendo una cobaya de laboratorio, John y Clair estaban en el hospital, pero su turno terminaba en unas horas, tenía que hacer algorápido, y la única idea que se me ocurrió fué... "Tengo que cortarlas".

Ángel o DemonioWhere stories live. Discover now