Desperté sintiendo como alguien picaba mi rostro con delicadeza. Abrí de a poco mis ojos encontrándome con una sorprendida mujer de cabello castaño y gafas delgadas que me observaba con curiosidad en compañía de una niña de ojos color chocolate, era Kate la madre de Max.
―Hola ― le sonreí frotándome los ojos y sentándome para verla mejor y no causarle una mala impresión a aquella mujer que tanto se preocupaba por Max.
―Hola, tú... ¿Eres amigo de Max? ― me preguntó algo extrañada por mi presencia.
― ¿Amigo?
―Si... amigo, por eso estás en nuestro sofá ¿no?
― ¿Entonces usted cree que yo y Max somos amigos? Que felicidad ― le dije, sintiendo como mi corazón se llenaba de alegría al saber que Max y yo éramos amigos.
Aunque sabía que la amistad era exclusiva para humanos no podía evitar sentirme dichoso por ser alguien para él, alguien importante, alguien más que su simple ángel guardián.
―Bueno... Max no trae muchos amigos, por lo que es un gusto tenerte aquí ― la mujer me sonreía de manera alegre y algo confundida al mismo tiempo por mi respuesta. La niña estaba sujetada a sus piernas y me miraba con cautela, con grandes ojos repletos de curiosidad.
―Tú debes ser Susan ― le sonreí a la pequeña que me miraba tímida.
―Si... ― respondió tímida mientras sus mejillas se tornaban de un dulce tono rosa ― ¿Tú eres amigo de Max?
―Sí, soy su amigo. ― Le dije sintiendo mi pecho inflarse al decir esa palabra tan maravillosa.
Amigo... esa palabra sonaba tan bien, en todos los libros de aventuras que leí los amigos podían contar el uno con el otro cuando estaban en problemas y se acompañaban durante todo el viaje, quería que Max pudiese contar conmigo de esa manera, quería poder ser un apoyo para él.
― ¿Y cómo te llamas? ― Me preguntó Kate mientras veía el reflejo de mi desordenado cabello en la pantalla del televisor e intentaba ordenarlo para que aquella mujer no pensara mal de mí.
―Orión ― le sonreí.
―Qué lindo nombre ¿Eres amigo de la preparatoria? Pareces un poco mayor que Max. No es por ser sobre protectora ni nada, pero...
―No, yo no voy a la preparatoria, conozco a Max desde hace mucho.
― ¿No?, ¿Entonces vas a la universidad?, ¿Trabajas o algo así?
―Uuuum... supongo que trabajo ―le respondí sonriente.
―Que bien ― me volvió a sonreír ― y... ¿Cómo conociste a Max?
―Yo... el viernes.
―Kate... volviste. ― La voz de Max no me dejó terminar. Éste bajaba las escaleras dejando ver las grandes ojeras bajo sus ojos y su rostro malhumorado.
―Hijo ¿Por qué no me dijiste que tenías un amigo tan guapo? ― Kate me guiñó un ojo, intenté devolverle el guiño, pero mis dos ojos se cerraban cada vez que lo intentaba hacer.
―Yo... ― Max parecía nervioso.
―Orión estaba a punto de contarme como se conocieron.
―En una tienda y punto final, tengo hambre hazme desayuno ― dijo Max cambiando el tema y dirigiéndose a la cocina.
―Si... ― Kate sonrió triste ― Orión ¿también quieres desayuno? ― Me ofreció la madre de Max con una sonrisa que haría feliz a cualquiera, si hubiese tenido una madre desearía que fuera como Kate.
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Cuando mis alas desaparezcan
RomanceOrión es un ángel guardián que ha estado toda su vida observando cientos de vidas humanas, intentando llenar la vida de sus protegidos de felicidad, sin embargo, cuando a su protección llega un humano que no puede ser feliz, el ángel decide romper u...