Él fue a casa de
ella.
A pedirle perdón,
a rogar por su amor.
Lo que recibió
fue silencio.
Y un portazo,
seguido de lágrimas
tras la puerta.
Algo en él
se rompió.
Sabía que la había
fastidiado.
Ella estaba dolida,
rota y
decepcionada.
Él no parecia así,
pero es que
las cosas nunca son
lo que parecen.
Todas las
palabras que él dijo
eran vapor de cristal,
frágiles.
Él se estaba marchando,
cuando ella abrió la puerta.
No había más ganas
de seguir con el show,
ni de continuar fingiendo.
"Nina, te amo, ¿me amas?"
Ella lo miró, con lágrimas
en los ojos.
Y se limitó
a asentir,
con una punzada
de dolor en el pecho,
sabiendo que
aquello era
tan cierto
como que el cielo es azul.
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Strange Birds.
Teen FictionElla llora, él ríe. Ella muere, cada día un poco más. Él vive, cada día como si fuera el último. Él, el chico de humo. Ella, la chica sin nombre.