1.1 CURIOSIDAD

610 52 1
                                    

Cuando el Sargento entró al laboratorio automáticamente dejó de revisar su computadora y se puso de pie para recibirlo; el castaño vestía la túnica que ella le había regalado en conjunto con un pantalón a juego, lo observó, la prenda le llegaba hasta las rodillas, de un bello azul marino con detalles plateados que contrastaban perfectamente con sus ojos, ceñida al cuerpo, de cuello redondo medio y mangas largas, sonrió, le quedaba muy bien; desvió un poco su vista para notar que no llevaba puesta la prótesis metálica en el brazo, pero eso no le restaba nada a su imagen.

—Buenos días, Sargento Barnes —dijo ella con una sonrisa traviesa.

—Su Majestad —con tono sugerente—, ya le he dicho que me llame Bucky, por favor —sonriendo ligeramente.

—Lo haré si me llama usted primero Shuri —respondió la joven como todos los días—, creo que sería lo más justo ¿no? —alzando las cejas juguetonamente.

—No tengo como ganarte ¿verdad? —con una pequeña sonrisa mientras negaba lentamente—. De acuerdo, Shuri, estoy listo para mi lección de hoy.

—Bien, empecemos —con una brillante sonrisa al escuchar su nombre con su voz.

Ese era su pequeño juego de todos los días, ya que eran más cercanos de lo que parecía él no tenía necesidad de llamarla "Su Majestad" o no ser que se encontraran acompañados, pues ahí los formalismos no faltaban, pero al estar solos podían llamarse como quisieran y convivir normalmente con toda la confianza que se tendría con un amigo; ella lo miró de reojo, aunque le gustaba que la llamara por su nombre, le gustaba más cuando la llamaba Princesa, sonrió, estaba segura de que no podría llamarlo simplemente "Bucky", su sentido del respeto no se lo permitiría, después de todo, él era mayor que ella.

Pasaron una hora en el laboratorio, ella enseñándole muchas cosas al ojiazul que este desconocía del mundo actual. Era muy divertido enseñarle a una persona, o al menos eso creía Shuri ya que el Sargento era un excelente alumno, aprendía bastante rápido y solo necesitaba de una explicación para entenderlo todo, a ella eso era algo que le gustaba puesto que él le hacía preguntas de lo más elocuentes y eso satisfacía su genio.

El haber nacido como un genio la había aislado de los demás a una edad muy temprana, no se arrepentía de ello, pero le habría gustado disfrutar un poco más su niñez o al menos el tener a un amigo de su edad con quien poder discutir y bromear como lo hacía ahora con el Sargento Barnes, su único amigo en la infancia había sido Radul, un chico al que su difunto padre tomó bajo su tutela, pero el joven se había unido a los Hatut Zeraze y desaparecido de su radar y así volvió a quedarse sola, ¿dónde estaría ese ingrato?, negó y sonrió, ahora tenía a alguien a quien podía llamar amigo y eso la hacía muy feliz.

—Bien Sargento Bucky, eso es todo por hoy, ¿alguna pregunta que desee hacer? —dijo la morena como todos los días que le tocaban clases en el laboratorio.

—No Princesa, Shuri —guiñándole coquetamente lo cual la puso nerviosa e hizo que el calor se instalara en sus mejillas.

Al revisar sus recuerdos se enteró de que el Sargento en su época fue todo un casanova con las chicas, mujeres tan bonitas que por mucho distaban de como ella era, negó con una sonrisa al mirarlo, al parecer ese no era ningún impedimento para ser coqueto, era natural en él.

—Bien, entonces puede retirarse, recuerde que mañana lo espero a las afueras del palacio a la misma hora para nuestro recorrido —dijo ella ya más tranquila.

—De acuerdo, Señorita, me despido —tomando su mano y depositando un beso—. Que pase una excelente tarde —sonriendo galante para después poner su mano sobre su cabeza y despeinarla antes de darse la media vuelta y salir por las enormes puertas del laboratorio.

Shuri lo miró irse y luego de perderlo de vista expulsó todo el aire contenido en sus pulmones, ni siquiera se había dado cuenta de a qué hora había dejado de respirar, aun no se acostumbraba a esa sutil coquetería del Sargento, pero intentaba no ponerse nerviosa cada que él hacía algo así, no tenía porque, sabía que él lo hacía adrede, después de todo solo era una niña ante sus ojos o eso suponía; era extraño, pero al pensar en él siempre nacía un sentimiento extraño que no podía terminar de descifrar y el cual irremediablemente la hacía querer saber que era lo que pensaba de ella.

Sacudió su cabeza decidida a dejar de pensar en ello y enfocarse en sus tareas, debía dejar todo listo para su salida del castillo mañana y eso requería de tiempo a parte de revisar los equipos de combate de las Dora Milaje y los artefactos tecnológicos que su hermano solía usar en sus misiones, era un día muy ajetreado para ella, ya después tendría tiempo de pensar en el Sargento Barnes.


Notas: 

*** Bueno, espero y me digan que les parece, dejen  sus comentarios***

SHURI AND THE WHITE WOLF - EN EDICIÓN (COMPLETA)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin