¿Sabes?, la mente es un pozo sin fondo...

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-¡Eres una maldita mentirosa!-

Me paré con rapidez de la silla, dándole un fuerte puñetazo en el rostro que la hizo tambalearse, tocó su boca, saboreando la sangre que brotaba de sus labios esbozando una leve sonrisa. Solo eso me bastó para volver a darle otro puñetazo justo en el ojo derecho, seguía riéndose de mí, así que la tomé con fuerza del cuello, halándola hasta la pared azotándola con fuerza, escuché su cabeza sonar así como parte de su espalda, y sin piedad otro golpe directo a su herida, esta vez dejó ver una mueca, mordió sus labios, conteniendo el dolor sin dejar de mirarme.

-¿No qué tus planes solo eran seguirme porque me amabas?—hablé con dureza golpeando su abdomen, doblándola un poco—es claro, que Lucy te ha enviado a terminar el trabajo, por esa razón te hiciste amiga de Lex y por eso… ¡ME SEGUISTE PERRA MENTIROSA!-

Un rodillazo a su abdomen la hizo caer de rodillas ante mí, sujeté con fuerza sus cabellos, alzándole la cabeza para que me mirara, su sonrisa, esa estúpida sonrisa, estaba burlándose, ¿de mi sufrimiento o de saber que me cautivó?; gruñí pateando su rostro, por lo que cayó al suelo, logré herirle parte de la ceja, enrojeciendo más su ojo izquierdo, la levanté del cabello, no opuso resistencia, eso me confundía, ¿acaso quería mostrarme que mis golpes no le afectaban?, pues ahora vería de lo que soy capaz, con una patada giratoria lancé su cuerpo contra la isla de la cocina, donde chocó, sosteniéndose de esta, sus ojos me veían, esos orbes azules, invitándome a que siguiera, tan engreída era con su resistencia.

-¿No vas a decir nada?-

Mostró su blanca dentadura, escupiendo sangre, negando con la cabeza, le di una bofetada, tratando de callar su leve risa, mis lágrimas no le eran suficientes al parecer. Del cuello la estampé contra la mesa de la cocina, tomando un cuchillo de cocina, usé mi codo, el cual clave en un cuello y pase el filo del arma blanca sobre su herida, cortando la venda y las gasas. Contenía su dolor, era claro que le dolía pero la maldita tenía una indiscutible resistencia al dolor. Observe su mirada risueña y después la sutura, la abrí, de inmediato la sangre comenzó a brotar.

-Voy a matarte como tú a ellos, lento y tortuoso con un cuchillo, sobre tu pecho, es lo que te mereces maldita-

Asintió, se estaba poniendo pálida, pero no permitía que la viese desfallecer, se mantenía firme, aun cuando yo la tenía acorralada, su respiración quería agitarse así que dejaba de respirar por algunos minutos, así fue como sobrevivió en el Támesis, sin duda alguna su entrenamiento debió ser el mejor. Halé sus cabellos, cortándolos por mechones con el cuchillo; hasta que un corte horrible le formé, sonreí al verla palidecer aún más, solté el cuchillo para golpear tres veces más su rostro hasta que los nudillos quedaron bañados con su sangre y su rostro, estaba lleno de marcas mías, tal vez le enviaría el cuerpo a su querida madre, sí, eso haré.

-¿Algo que quieras decir antes de morir?—volví con el cuchillo apuntando a su pecho.

-Gracias-

¿Qué?, ¿por qué me daba las gracias?, me alejé confundida apretando con fuerza el cuchillo, viéndola caer débil frente a la mesa, mi celular comenzó a sonar, así que lo tomé, era un mensaje de Mike, advirtiéndome que debía estar atenta, pues Lucy seguía con vida, como era de suponerse contactó a Oliver para derrocarme, no le iba a entregar a Kara, no, aún muerta sería mía.

Dos Sombras en LondresDove le storie prendono vita. Scoprilo ora