Capítulo 40

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En estos momentos me encuentro sentada contra el muro de mi celda temporal en la comisaria, el suelo esta frió al igual que la pared.

Tengo hambre y sueño, pero no he querido dormir para estar pendiente a lo que pasa a mi alrededor, no había señales de Dante, ni de su madre.

Esta tarde me sacarían de aquí para llevarme a una verdadera cárcel, había pedido una llamada para poder hablar con mi madre, pero no se me fue permitido por mi ''grave delito''.

Quería llorar pero no podía por mas que quiera no podía, tenia que ser fuerte y afrontar lo que se avecinaba con valentía.

Deciaria que esto solo fuera una broma pesada de alguno de los chicos, pero al ver la seriedad que se tomaban los guardias y los oficiales me hace perder las esperanzas.

Yo nunca había ingerido ninguna sustancia ilegal, ni si quiera vender, solo la vez en la fiesta en donde me habían drogado para poder abusar de mi.

Suspire profundamente...

Nunca pensé que algún día terminaría en la cárcel, ni mucho menos visitar una, pero bueno aquí estoy sentada en una celda en la comisaria resignandome de lo que había hecho la madre de Dante, porque no hay que mencionar que ella tiene la culpa de que yo este aquí y no ella.

  Un sonido de unas llaves que golpeaban el duro metal de la celda me saco de mi imaginación haciendo que prestara atención a lo que pasaba.

 — Es hora de que te vayas de este lugar, drogadicta— Contesto un oficial

El oficial me tomo del brazo bruscamente para que me para del suelo y sacarme de la celda hasta el exterior.

El oficial me llevo hasta una patrulla en donde me obligo a entrar a la patrulla y claro yo me opucia a entrar hasta que me dieron otra descarga eléctrica.

...

Me desperté en una dura superficie que le molestaba a mi huesos, mire en donde me encontraba y me di cuenta de que estaba en otra celda pero mucho mas grande y con camas.

Me pare del duro suelo en donde me encontraba, toque mi cabeza buscando la causa de mi dolor y mareo.

Me senté en unas de las dos camas que había en la celda, cerré los ojos por un rato para ver si mi dolor desaparece.

  — Oye esa es mi cama — Contesto alguien

Abrí los ojos bruscamente y mi mirada se dirigió hacia un joven chico que se encontraba apoyado de la pared.

  — ¿Que? — Pregunte desorientada

  —  Que esa es mi cama, la tuya es la de arriba— Contesto

Mire al chico y el me sonrió, no parecía el típico chico malo frió, que no te dirige la mirada, en cambio este chico precia todo un tipo alegre y amable.

Me levante lentamente de la cama y me estire para que se valla el sueño que me envolvía con locura.

  — Tienes que cambiarte, ahí esta tu ropa — Contesto el chico aun apoyado de la pared

El chico señalo un rincón en donde se encontraba mi ropa de reclusa, la tome y la observa para luego mirara al chico.

  — No tienes que cambiarte, solo tienes que ponértela encima —  Contesto

Asentí 

Hice lo que me el chico me indico y me coloque la ropa encima de la que tenia puesta, cuando ya estaba lista me gire.

  — Ya que estas lista, es hora de conocernos — Contesto con una sonrisa picara

Trague duramente cuando dijo aquello.


Obligada al casamiento (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora