Capítulo 10: Ofidio

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Nota: utilizo la palabra Ofidio como contracción de las palabras oficina y Ovidio, ofidio realmente significa serpiente X,D...

Nota #2: hay solo un poquito de lemon... X3


Me levante a las 6:30 de la mañana, tome una ducha, me vestí con mi mejor traje y emprendí mi viaje diario rumbo al trabajo, tome el metro efectivamente donde me encontré con mi mejor amigo.

-buenos días Midoriya-kun- saludé con gran animo al pecoso.

-hola Iida-ku... o quiero decir, buenos días jefe- corrigió su saludo con algo de vergüenza el peliverde demostrando su característico comportamiento nervioso.

-por favor Midoriya-kun, tu y yo somos amigos, eres libre de llamarme por mi nombre- le dije al escuchar sus formalidades.

-jeje, lo siento Iida-kun, aún estoy sorprendido de que te hayas convertido en el director general de la compañía, creo que ahora tienes otro tipo de presencia...-se disculpó el ojiverde mientras se rascaba el frondoso arbusto verde que tenía por cabello.

-puede que ahora este en un nuevo cargo, pero no por eso debo cambiar del todo mi relación con mis compañeros, realmente preferiría que las cosas siguieran como siempre.-concluí con claridad.

-entendido jefe... digo Iida-kun jeje- ambos nos reímos de la jocosa broma del pecoso mientras esperábamos nuestra parada.

La brillante estrella impulsada por la cuadriga dorada de Hilios se cierne sobre el cielo de Tebas anunciando el comienzo de un nuevo día, día en el cual nuevamente asombrare a todos con la confección de hermosas esculturas que personifican y a su vez alaban a los dioses. Yo Mei Pigmalion, algún día seré recompensada con la gracia de los dioses y viviré llena de fama y riquezas. Dicho esto, será mejor que me levante y deje de perder el tiempo.

-¿ahora donde habré dejado mis herramientas?...- dije para mí misma con intensa duda examinando y rebuscando dentro de mi casa - oh, cierto debí haberla dejado otra vez en el estudio ¿me pregunto si Power Loader ya habrá abierto la galería?- con decisión salí de mi modesta casa hacia la calle para ir directo a la plaza.

-buenos días Mei- de pronto fui saludada por mi amigo Midoriya el cual era un gran fanático de mis esculturas- ¿vas a la galería?- pregunto el con suma curiosidad.

-buenos días a ti también Midoriya, y efectivamente amigo mío, no puedo perder ni un solo segundo más, que bien podría estarlo empleando en esculpir mi nueva obra maestra, de hecho no debería perder el tiempo hablando contigo, necesito mantener fresca mi inspiración- concluí con fiereza mientras comenzaba a correr y me despedía de él.

-oh... entiendo... ¡bueno creo que te veré luego!- creo que fue lo que dijo, realmente no pude oírlo ya que me había alejado mucho.

Llegando al edificio nos encontramos con la dulce Uraraka, la cual iba subiendo en el ascensor y muy consideradamente espero por nosotros.

-Deku-kun, Jefe, buenos días- saludo con notable alegría nuestra compañera de ojos avellanados.

-es un gusto verte Uraraka-san- contesto Midoriya devolviendo una cálida sonrisa a la castaña.

-Buenos días Uraraka-kun, y como le dije a Midoriya, prefiero que se sigan dirigiendo a mí por mi nombre...-aclare nuevamente, ahora a nuestra jovial compañera.

-lo siento, es que ahora como que tienes otro tipo de presencia Iida-kun- espeto Uraraka.

-¿vez? fue exactamente lo que le dije- dijo el pecoso causándole una picara risilla a la castaña. El ascensor duro unos 3 minutos en subir, lo cuales aprovecharon mis compañeros para enfrascarse en una animosa conversación. Al abrirse las puertas de la cabina cada uno camino hacia su puesto de trabajo. En el camino pude ver al resto de mis colegas.

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