🌾uno

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El camino al pueblo parecía más largo que nunca. El muchacho intentaba distraerse con cualquier cosa. Había conseguido dos libros enteros y ahora se dedicaba a jugar con sus manos mientras miraba por la ventana. Decir que Taeyong estaba nervioso se quedaba corto. "¿Por qué estoy tan nervioso? ¿Por qué parece que se ha parado el tiempo? ¿Por qué a nadie le importa?" El pequeño granjero se dedicó a hacerse mil preguntas sin respuesta mientras miraba la foto que había guardado en su cartera dos años atrás. Acarició la foto calmandose al ver los hoyuelos de su adorado panadero y dejándose llevar por los buenos recuerdos. Aquella foto había sido tomada por su abuelo, que no era el mejor fotógrafo pero ante los ojos de Taeyong no había nadie mejor que él.

—Jaehyun, ven.— Llamó al muchacho mientras acariciaba al pequeño animalito con mucho cuidado. La pequeña rana croaba atónita mirando al pequeño Taeyong y saltó a su hombro. El chiquillo, ensimismado con su nueva amiga, no prestó atención a la llegada del muchacho que ahora le abrazaba por la espalda.

—¿Qué necesitas, Tae?— Susurró Jaehyun apoyando la cabeza sobre la de su amigo. La rana de repente saltó a la cara de Jaehyun, como intentando separarle de Taeyong. —Creo que no le gusto mucho a tu amiga.— Jaehyun hizo un puchero y Taeyong se echó a reír con la rana otra vez en su hombro.

—Yo creo que solo le has pillado por sorpresa. Os voy a presentar. Pórtate bien, Jaehyun. —Cogió a la rana en sus manos con mucho cuidado y la puso cerca de la cara del muchacho de los hoyuelitos. —Señora Rana, este bicharraco es Jaehyun. No se preocupe, no es malo y tiene unos hoyuelos muy lindos. No me va a hacer daño.— Le susurró con "secretismo" al pobre anfibio que le miraba confuso mientras las orejitas de Jaehyun se ponían rojas porque había escuchado el cumplido de Taeyong. —Jaehyun, saluda a Señora Rana como es debido.— Exigió el pequeño con el pelo blanco cómo la nieve y al hijo del panadero no le quedó otra opción que seguir sus órdenes.

Los recuerdos del jovencito fueron interrumpidos por el indescifrable mensaje del tren que anunciaba el fin del trayecto. Quizá Taeyong había exagerado con la supuesta eternidad del viaje de cinco horas. Se aferró a su mochila con una gran sonrisa y subió el volumen de la música en sus auriculares para no perder la cabeza con el jaleo de la estación. Salió del tren dando saltitos mientras buscaba a sus abuelos entre el desastre de la estación del pueblo.

—¡Bichito!— Chilló su abuelita al verle y Taeyong corrió a sus brazos. Les había echado mucho de menos y estaba tan contento de verles. —¡Has crecido mucho! Pero estás más delgado.— Su abuela se cruzó de brazos y le miró preocupada. —Es que los de la capital no sabéis comer bien. —La señora negó con la cabeza y pellizcó las mejillas de su nieto.—

—Cariño, deja de darle la tabarra al pobre muchacho que acaba de llegar.— Dijo su abuelo antes de abrazarle. —Ay Taeyong, que suerte tengo de que estés aquí.— Su abuelo le acarició la cabeza despeinandole con una gran sonrisa a la que le faltaba algún diente. "Cosas del pueblo" le decían siempre a Taeyong. —Mañana a las 6:00 vamos al lago, cómo siempre.— Le advirtió severo mientras caminaban hacía el aparcamiento entre risas y anécdotas de aquel año. Tenían que ponerse al día.

Una vez en el aparcamiento el pequeño de los Lee se ilusionó al ver la furgoneta de reparto de la panadería de los Jung.

—¡Sorpresa!— Dijo su abuela con una gran sonrisa. —Jaehyunnie al saber que venías se ha empeñado en traernos hasta aquí. —Justo cuando la mujer había terminado de hablar Jaehyun salió de la furgoneta y Taeyong se lanzó a sus brazos muy ilusionado.

—Has vuelto a cambiarte el color de pelo.— Dijo el de los hoyuelos con la cabeza escondida en su hombro. —El rosa me gustaba más. —Hizo un puchero mirándole y acarició el pelo ahora morado del muchacho con mucho cuidado. —Ahora eres una uva chiquitita.— Afirmó y se cruzó de brazos enfurruñado.

—¡Jaehyun!— La "pequeña uva" le dió un golpe en el brazo al tonto panadero y volvió a abrazarle haciendo un puchero. —Llevas un año sin verme y lo primero que haces es echarme en cara que mi pelo ha cambiado. —Le dió un par de golpes en el pecho y frunció el ceño con dramatismo. —Yo también te he echado de menos, tonto del bote. —Jaehyun de echó a reír enternecido por las palabras del mayor y dejó un besito en su cabeza.—No te rías de mí.— Taeyong intento separarse de él dándole golpes en el pecho pero Jaehyun ni se inmutó porque no estaba dispuesto a dejarle ir otra vez.

taeyong el granjero 🌾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora