🌾 dos

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Eran las cinco de la mañana, Taeyong no sabía por qué estaba despierto, no sabía ni sí había dormido diez horas o solo diez minutos. Nunca había sido el mejor manejando su tiempo.

Llevaba un par de días en la granja y estaba mejor que nunca. Adoraba cuidar de los animales y salir a explotar por ahí. Tanto que tenía asustada su pobre abuela. El día de su llegada el muchachito del pelo lila decidió irse sin avisar y sin su teléfono. Pero sí se llevó una pequeña cámara analógica para capturar por siempre aquel paisaje que tanto disfrutaba. No avisó a Jaehyun, necesitaba estar solo y encontrar la respuesta a mil preguntas y no quería atosigarle con ellas.

Taeyong se asomó al pequeño balcón de su habitación abrazándose. La brisa fría de las primeras horas de la mañana siempre le pillaba por sorpresa. Se apoyó en la barandilla y se recolocó las gafas antes de intentar ver si su estimado panadero estaba despierto. Todavía no había salido el sol y la idea de ver como amanece con Jaehyun cada vez le era más apetecible. Quizá el otro muchacho también pensaba lo mismo porque el pequeño Lee vio como se escapaba por la ventana de su casa y corría hacía su balcón. El hijo de los Jung se quedó quieto mirándole con una gran sonrisa y al pobre Taeyong, con el corazón acelerado, se le escapó una risita tonta.

—¡Uvita! ¿Estás despierto?— El menor de los jóvenes susurró contento mientras movía las manos. Pero Taeyong no le contestó se había quedado ensimismado con los oyuelitos y solo sonreía. —¿Te apetece ir al lago a ver el amanecer?—

—Déjame coger una chaqueta y bajo.— Taeyong susurró con una gran sonrisa, una vez más Jaehyun no necesitaba hablar con él para saber lo que necesitaba.

—¡No! Ya te he traído una chaqueta. Baja ya.— El panadero señaló su brazo en el que llevaba su chaqueta favorita. —Yo te cojo. Cómo siempre.— Al pobre muchachito de ciudad no le quedó otra opción que trepar su balcón y colgarse de la parte más cercana al suelo, confiando totalmente en Jaehyun, que no tardó en cogerle en brazos y aprovechó para abrazarse a él con fuerza. —Te he echado de menos.—

—Shhh, no vuelvas a ponerte a llorar que estás muy feo con esos mocardos.— Le acarició la cabeza al muchacho y después tomó su mano con cariño y dejó un besito en sus nudillos. —Vamos Jaehyunnie, que se nos va a hacer tarde.—
Los dos muchachos comenzaron a correr hacía el bosque perdiéndose entre los árboles con las manos entrelazadas.

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⏰ Last updated: Aug 22, 2020 ⏰

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taeyong el granjero 🌾Where stories live. Discover now