10. Venganza

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— Vaya mierda en la que me has metido ¿Lo sabes? — dijo Johannes negando con la cabeza.

— ¿Perdón? Yo no he hecho nada — me defendí.

— Pues ya con los rumores estúpidos que causas, me está dando muchos dolores de cabeza. Recuérdame para una próxima no hacer nada bueno por ti.

— Pues creo que ya es muy tarde para eso, por si no te enteras — señalé.

— Odio admitir que tienes razón en ello. Igual, Franny me las va a pagar.

— ¿Que? ¿Y como harás eso?

— Y tu me vas a ayudar.

Junté las cejas.

¿Que?

— Yo no me rebaje a pedirle ayuda a un tarado llamado Alaric para subir las escaleras. Tampoco he venido hasta este maldito piso a hacer visita. Al igual que no espero un no como respuesta. Me ayudarás si o si.

— ¡No me puedes obligar! Yo no seguiré ordenes tuyas — chillé.

En serio ¿Quién rayos se cree para ordenarme cosas.

¡Ni mi padre lo hacía!

— No me conoces aun, Danielle, no sabes lo que soy capaz de hacer — comenzó a decir.

— No me das miedo.

Un ciego no me da miedo.

— Vaya mierda — negó él con la cabeza — Como si a ti no te interesará.

Esta vez tanteó con su baston y dió con la cama de Sophía, allí tomó asiento.

— Mira, tengo problemas con la idea que tengo para venganza ¿O que? Simplemente te quedarás de brazos cruzados, Danielle — comentó.

— ¿Y que problemas son?

— Pues haber, analicemos el contexto. Empezando por el que soy ciego, de movimientos torpes y si hay lío soy malo en escapar ¿Eso te suena? — bueno, eso es un buen punto — Con lo último, ya lo he intentado, escapar. Si no termino rondando como costal de papas por las escaleras, término estrellado y con la nariz casi rota por culpa de una pared.

Vaya, si quiere causarme cierta lastima y quiere mi ayuda. lo esta logrando, es bueno.

— Tengo la idea, pero necesito la ayuda.

— ¿Y Sophía?

— ¿Ella en que pinta? Y no, no le pido ayuda a ella. Es la causante de muchas de mis desgracias.

Otra cosa. En el tiempo que llevo aquí en Verónica Henton, es la primera charla con Johannes donde no me ha insultado...en parte.

— Esta bien, te ayudaré.

— Bien, hay que cavar un hoyo en el jardín.

Abrí mis ojos con horror. Johannes sonrió, aunque mas bien eso igualó la burla.

— No te espantes. No asesinaremos a nadie. Al menos, tu no lo harás. En fin.  Simplemente le daremos un regalo a Franny. Mañana a las ocho AM en ma entrada principal. Ni un minuto de retraso ¿Entendido?

Esta vez Johannes se colocó de pie y tomó su bastón plateado.

Sin muchos líos llego hasta la puerta.

— Y no le digas a nadie sobre lo que haremos ¿Entendido?

— Esta bien.

Johannes abrió la puerta, y fue en ese mismo instante que un flash me encandiló los ojos. Fuera quién fuera, salió huyendo como un rayo, pero el cabello rojizo se le noto.

— ¿Que fue eso? — pregunto Johannes. Tal vez por sentir el correteo.

— Eso — respondí con desgana — Mas famas para el tu y yo.

— Mierda.

— Si, mierda.

(.....)

— ¿Sabes? Hay que ser muy de malas en la vida o esa chica la cogio en su contra — opinó Sophía a la vez que mordió su sándwich de la cena — Chisme para dos veces. Mucho ya.

— Ni siquiera hicimos nada, solo hablabamos — respondí.

— Franny es la reportera del blog estudiantil — habló esta vez Mike — Tal vez solo quiere noticias frescas.

— Sé que no hicieron nada — respondió Sophía mirándome — Johannes no se atrevería a insinuarte tener sexo con él o así.

No puedo negar que esas palabras en cierta parte hacen que me ruborice un poco.

— Aunque eso, no es lo que el resto de personas piensa — comentó Mike — Ya Paul Morgan también lanza sus opiniones sobre el tema.

— ¿Ese quien es?

— Poeta del lugar — respondió Mike — Y guionista de muchas obras teatrales.

— Y un tonto — dijo Sophía.

Mike sonrió con malicia.

— No hables así de tu ex, hermana. El aun me sigue agradando mucho.

A decir verdad, este par de hermanos comparten la misma maldad. 

Sophía le lanzó una mirada asesina a Mike. Este solo antes ancho mas su sonrisa.

Di un carraspeo.

— Y ese tal Paul Morgan ¿Que ha dicho? — pregunté mirando a Mike. Ya que al parecer, este chico es quién mas enterado está.

— Bueno — Mike estiró sus piernas — Para resumirte, Danielle. Que estabas cogiendo con el ciego.

Por Dios. Que mal pensada resulta la gente en este lugar ahora que lo pienso.

— Ya que míralo de la siguiente forma — continuó — Tu, a solas con él. Sacaron a Sophía de la habitación... Siempre da comidilla para el chisme. Y aquí, parece la cuna para ello.

— Mi duda es ¿Por su tanto interés? — dije sería.

— Fácil. Uno: envidia. Creo que ya sabes que el señorito Johannes Hendry, es el heredero directo de la fortuna de los Henton, descendiente de Verónica Henton y como no, es el casi dueño de donde estamos sentados justo ahora. Del castillo de Nivelles, para que entiendas. Digamos que han habido mas chicas que intentan estar con él, con un interés apenas y saben esto. Dos: La personalidad de nuestro tan afamado señorito. Pues para nadie es un misterio que nadie se acerca mucho a él por su carente buen humor o amabilidad.

— Vaya.... Bastante información a decir verdad — admití.

(....)

Mi despertador sonó a las siete am. Y como no, tambien me despertó el quejido de Sophía y el que me lanzará una almohada diciendo "¡Apaga esa mierda!"

Entré al baño para hacer mis necesidades y ducharme. Luego me vestí de forma casual. Vaqueros, zapatillas y una camisa roja. Mi cabello lo deje suelto.

Al mirar mi reloj faltaban cinco para las ocho. Tomé mis cosas y sali. Ojalá y el ciego esté ya abajo donde dije, aunque sería bueno para poder esta vez ser yo quien me ría de él.

Pero para mí desgracia, apenas y llegué, el ya estaba allí de pie. Llevando su bastón.

— Hasta que por fin te apareces — dijo.

Si, eso asusta.

Mi ciego Corazón ©Where stories live. Discover now